Sin hacer un gran partido, Deportes Concepción estaba a 10 minutos de traerse un valioso punto desde Santiago, pero un mal despeje de Melo le sirvió el gol del desnivel a Gonzalo Tapia.
Renato Ramos miraba al suelo desencajado. Ni siquiera atinó a explotar. Pocos segundos antes, Darío Melo recibió un pase hacia atrás y quiso despejar fuerte hacia adelante, pero sin éxito. La pelota quedó en pies de Gonzalo Tapia, el hombre más peligroso de Recoleta y que definió con mucha calidad. Fue un doloroso 1-2 porque, sin jugar bien, el empate ya parecía amarrado. El ganador se disparó con 9 puntos y el “León” quedó en solo 4 unidades.
El “Tiburón” contó al fin con todas sus figuras y Gabriel Vargas alineando desde el inicio en un inédito tridente junto a Ignacio Ibáñez y Fabián Neira. Este último abrió la cuenta a los 4’, anticipando un centro rasante de Fabián Ramírez desde la izquierda. Un inicio para ilusionarse, aunque de ahí en más a la visita le costaría mucho amenazar el arco de Suárez.
Recoleta se hizo dueño de la zona media, gracias al buen manejo de Martin y Rojas, y obligó a que Darío Melo interviniera espectacularmente en dos maniobras. Una sacando desde la línea y otra volando para rechazar un remate de Jean Soto, entrando en solitario. El resto corría por cuenta de Tapia, que siempre se acomodaba hacia al centro, pero apuntaba lejos de los tres palos.
Ya en tiempo agregado, Concepción fue demasiado ingenuo para no cuidar la pelota, que era suya, y dejar que corrieran los minutos. Recoleta consiguió la última bola, abrió a la izquierda y el centro pilló sin marca a Danko Espinoza, quien emparejó de cabeza.
Los morados intentaron recuperar el medio con el ingreso de Alan Muñoz y más tarde apostarían por Roberto Reyes, pero les costaba mucho hilvanar para llegar hasta Vargas.
Felipe Núñez, del otro lado, respondió sumando a Matías Rubio en ofensiva. Sí, este sigue siendo el Recoleta de Rojas, Rubio y Tapia, uno de los equipos más goleadores de la temporada pasada y los penquistas lo tenían más menos controlado. Al menos, la puerta propia parecía cerrada.
Eso hasta que Melo, que había hecho muy buen partido, cometió el infortunio de dejar la pelota en pies de Tapia y, a los 81’, el delantero tuvo tiempo para amagar y concretar con tirazo al medio del arco. Premio para el que más buscó, mala fortuna para los lilas, que se retiraron cabizbajos porque saben quela historia debió terminar de otra forma.
El “León” recupera piezas de a poco, pero falta engranarlas y que físicamente vuelvan al cien, después de tantas lesiones.