Desde que asumió la banca de Huachipato, Luvera le cambió la cara. Buen toque de balón, dinámica y velocidad cuando la ocasión lo amerita, es claro que los jugadores le creen al argentino. Se notó al término del torneo pasado, y es más evidente en el inicio del actual, con un equipo bien trabajado, que conoce sus limitaciones, y trata de explotar las virtudes al máximo.
El primer tiempo del duelo disputado ayer en La Granja, fue fiel reflejo de aquello. Un equipo protagonista, duelo de un contra ataque mortífero, en el que se pliegan varios jugadores y todos con intención.
Por momentos Curicó Unido se veía sobrepasado con la propuesta siderúrgica, que llegaba con cinco hombres al área contraria, liderados por un Javier Altamirano que no para de crecer con cada partido, y un Walter Mazzantti desequilibrante cada vez que parte en carrera.
La apertura de la cuenta a los 15’ fue un poco de todo. Recuperación de pelota en mediocampo y aceleración de Altamirano para el delantero trasandino que ganó a su marcador para sacar un tiro que Perafán tapó a medias, dejando el rebote al propio Altamirano que definió preciso. Huachipato era pura asociatividad y simpleza, y no paraba de buscar el arco contrario.
A los 21’, sin embargo, una desconcentración de la zaga permitió una salida rápida de los curicanos que en tres toques lograron igualar gracias a un zurdazo del siempre peligroso Leandro Benegas.
Pero cuando tiene piernas, Huachipato es una máquina que no baja cambios y a los 32’, Altamirano -otra vez- fue habilitando por Martínez dejando solo a Huanca que respondió a su titularidad con un gol.
El inicio de la segunda fracción no fue diferente, con Huachipato que seguía intentando. A los 51’ Martínez lo tuvo, pero el poste dijo no.
Poco a poco, sin embargo, la chispa acerera fue mermando, denotando la exigencia de un torneo internacional y un plantel corto para afrontar ambas competencias. Los cambios de Baeza por Huanca y Silva por Mazzantti tampoco resultaron, y Curicó se fue encima, logrando la igualdad a los 60’ a través de un penal tremendamente dudoso cobrado por un bajo Cabero.
Y si bien de ahí en más el duelo estuvo para cualquiera, fue el dueño de casa quien estuvo más cerca al final, y no por fútbol, sino que solo porque terminó más entero. Algo para considerar.