Fueron una de las primeras disciplinas en volver a la acción en plena pandemia. En abril del año pasado, el presente y futuro de la hípica se veía oscurísimo, se hablaba de cierre de actividades y que no llegarían con vida a fin de temporada. Pero finalmente fueron sólo dos meses y medio parados y retomaron las carreras semana a semana. ¿Y en qué están hoy? Siguen con su competencia de cada martes, adaptándose a nuevas condiciones, esperando que las cosas mejoren.
Luis Leal, presidente del sindicato depreparadores de caballos en Mediocamino, señaló que “hemos tenido que reestructurar todo, pero lo bueno es que se ha podido seguir con la hípica y así no dejar desamparadas a las personas que trabajan acá y sus familias, casi todos con contratos bien informales. No hay seguros que los resguarden ni nada, pero se ha hecho un esfuerzo para mantener esto en pie”.
También hay condiciones que juegan muy a favor de la realización de estas carreras. “Principalmente, el tema de que se haga todo en espacios abiertos y tan amplios. Acá no hay posibilidad de contacto estrecho. Y hemos ido más allá porque, por ejemplo, cuando hay que ensillar los caballos, en vez de entrar los diez que pasaban antes, uno por caballo, ahora entran sólo tres y se preocupan de los otros. Las salas de jinetes también han sido reacomodadas, sólo ingresan tres y con mucha distancia entre cada uno. No tenemos contagios y eso genera confianzas para autorizarte”, aseguró el preparador.
Este reinventarse de la hípica cuenta buenas, pero también de las otras. Nadie escapa a las dificultades de esta pandemia. Leal detalló que “aquí es todo con mascarilla, sin abrazos ni nada de eso, ni siquiera la foto final. Eso ya no va. También se redujo el número de secretarios y se corre todos los martes, con 10 o 12 caballos, aunque también hemos tenido carreras con sólo 5. Eso es variable”.
Pero cuando se decretó esta última cuarentena también temblaron un poco las piernas. ¿Qué pasaría con ellos? “Pasaron veinte días para que el Minsal se pronunciara sobre qué ocurriría con la hípica, pero con resultados positivos. Estuvimos algo más de dos semanas parados. Sí tuvimos un poco de miedo porque hasta el fútbol se vio amenazado con que podía suspenderse, pero son deportes muy distintos. Ahí hay mucho más camarín, viajes, concentraciones, más posibilidades de contacto. Se entiende que no es nuestro caso”, sostuvo.
El punto negro tiene que ver con los ingresos. El presidente sindical explicó que “ahí hubo un cambio fuerte con los seguidores y cómo tuvieron que adaptarse al nuevo sistema de apuestas. Nosotros dependemos mucho de teletrack y fonotrack. Ahora el juego ha bajado, también los premios y eso nos afecta a todos. En eso estamos como a media máquina, pero aunque no entra el cien de antes, es mejor recibir setenta que nada. Hemos podido pararnos y esperemos que todo vuelva a ser como antes, no sólo en la hípica”.