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Javiera Lillo: Cuando la porfía y esfuerzo tienen su gran recompensa

Con 25 años y una carrera a puro sacrificio, superó varios obstáculos que la llevaron a triunfar no sólo como futbolista del Campanil, sino que también a nivel académico. “Nunca me di por vencida”, asegura ella, a pocos días de egresar como profesora de educación física.

Por: Carlos Campos 25 de Enero 2021
Fotografía: Javiera Lillo

Javiera Lillo es una de tantas chicas que ha roto con los estereotipos para salirse con la suya. Hoy es feliz y vive días llenos de ilusión, tras titularse y egresar de la U. de Concepción como profesora de educación física, contando como anécdota y, con risas de por medio, un inicio en el fútbol que no se le dio fácil.

“Desde chica, mis papás no me dejaban jugar. Cuando lo hacía era escondida con los amigos de mi hermano en la plaza, pero igual me pillaban porque llegaba a la casa con algún pelotazo o sangre en la nariz. Me insistieron con todas sus fuerzas para que hiciera gimnasia rítmica. Incluso, mi mamá me llevó a unas clases a La Tortuga, pero me salí para ir a jugar a la pelota con unos niños afuera y rompí la malla. Obvio mi mamá me quería colgar”, recuerda.

Así, con el paso de los años y en su época escolar, Javiera Lillo se logró salir con la suya, comenzando un largo camino en el fútbol que no siempre fue de alegrías. “Empecé a entrenar con el Liceo La Asunción a los 12 años, pero no me tomaban mucho en consideración. Como que iba a calentar la banca nomás. Era difícil tener mucha competencia a nivel escolar. Estuve en una filial de Colo Colo que había en Conce y también pasé por Naval, Tuve mis buenos accidentes jugando, si una vez quedé inconsciente en mitad del patio por un pelotazo. Estuve con cuello ortopédico como una semana”, comenta Javiera.

Resiliente

Con todo en contra, Javiera se hizo más fuerte y estuvo lejos de darse por vencida. “Mi papá recién me apoyó cuando tenía 19 años y le dije que iba a mi primer Nacional, mientras que mi mamá me bancó por segundo medio. Yo creo que era porque tengo facciones de niña, la nariz, cara y todo eso. Mis padres fueron sobreprotectores conmigo, además que en esos tiempos donde empecé, era mal visto que mujeres jugaran fútbol. Después mis papás entendieron y me dejaron. De puro porfiada salí ganando y ahora vivo en torno a este deporte”, afirma.

La suerte de Javiera cambió en 2014, cuando entró a la UdeC. “De inmediato llegué al equipo y jugué de titular. Soy lateral y siempre jugué por la derecha, pero también juego por la izquierda y hasta de central. Tuve que aprender a jugar con los dos pies y todo. Por derecha me quedaba sin ángulo, pero por el otro lado engancho hacia adentro, saco un buen centro, puedo tirar un pase entre líneas y hasta rematar. Me han salido goles que ni yo me los creo. En la UdeC descubrí que mis capacidades eran otras. Nunca fui muy técnica, siempre mis cualidades han sido la velocidad, defender, desbordar y centrar con espacios. Por lo mismo, mi fútbol es 100% once contra once en cancha grande. Con el tiempo adquirí más técnica, jugando futbolito. Hasta pude ser seleccionada de futsal, pero un tema con los dirigentes y las platas. Quedó todo en nada”, dice.

Disfrutando

Javiera dio vuelta un partido que comenzó perdiendo, con todo en contra y difícil de revertir. Por lo mismo, dicen que mientras más cuestan las cosas, más se disfrutan al final del camino. “A nivel Adesup con la UdeC, tenemos el privilegio de llevar 10 títulos consecutivos, además dos cuartos lugares a nivel nacional. Acá aprendí muchísimo e incluso hice la pretemporada el año pasado con el equipo que juega en Primera, donde me iba a quedar de sparring. Pero como era mi último año académico, preferí enfocarme en los estudios. Si hubiese estado en la nómina Anfp para competir, ahí si corría el riesgo. Pero quedarme como sparring significaba dedicar tiempo a algo donde no iba a jugar de forma competitiva”, explica.

Y como en la vida de Javiera todo gira en torno al balón, hoy uno de los grandes motivos que la tienen llena de alegría es el fin de su carrera, que también tiene relación directa con el fútbol. “Recibí mi nota de tesis, un 6,7, la cual es una propuesta metodológica de enseñanza del fútbol a edades tempranas a nivel escolar. Planifiqué un semestre entero de talleres extra programáticos para niñas de quinto y sexto básico con todo el trasfondo del fútbol femenino en Chile, con los antecedentes históricos y como se puede mejorar. El fútbol femenino en Chile, pese al poco apoyo, ha crecido en base a una gran lucha”, cerró Javiera.

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