Gravísimas lesiones de los futbolistas Arturo Sanhueza y Juan Pablo Abarzúa son ejemplos del miedo más grande de todos los deportistas. No se trata sólo de la fractura o rotura, sino de qué pasará después. ¿Volveré a ser el mismo? Una recuperación que es física, pero también muy psicológica.
Minuto 36 y una desmedida entrada de Gonzalo Espinoza va directo a las piernas de Juan Pablo Abarzúa. El jugador intenta volver, pero no hay caso. Al día siguiente, le comunican que sufrió una rotura que involucra al ligamento cruzado de su rodilla. Seis meses fuera. Un mes antes, en el entretiempo del clásico penquista, Arturo Sanhueza sale del camarín con un hielo en su pierna y va al banco. Raro, porque el volante no sale nunca: desprendimiento de ligamento colateral de la rodilla, a los 41 años. ¿Cómo se vive este calvario día a día? ¿Cómo se supera para volver sin miedo y recuperar el tiempo perdido?
Abarzúa repasa el momento de su lesión y se le vienen las imágenes rápidamente a su cabeza. Todas juntas. “Inmediatamente supe que era grave porque en mi vida nunca sentí un dolor tan fuerte. Volví a entrar, troté un poco y cuando di un pase, eso fue como un cuchillazo en la rodilla. Me pasaron muchas cosas por la cabeza, uno no está nunca preparado para algo así. Lloré dos días seguidos, contaba lo que me pasó y se me cortaba el habla, me caían lágrimas. Me ha costado, mi carrera es de harto esfuerzo y estaba ganando un puesto, el equipo ganaba. Es duro”, confesó el volante.
¿Y cómo fue la espera del diagnóstico? El “Juanpa” contó que “uno quiere que sea otra cosa, pero ya tenía asumido el diagnóstico. Lo lindo es que me llamaron muchos compañeros, otros con los que había perdido comunicación, hinchas, incluso, de otros equipos. Esas cosas ayudan. Siempre salí bien de todos los equipos, dando la cara y la mano al despedirme. Sentir ese apoyo es fundamental y, sobre todo, el de mi señora (Escarlet Zapata) y mi hijo Máximo (2 años y 4 meses.) Son mi razón para luchar. Lloré harto, pero al tercer día di vuelta esa página”.
Fue operado este fin de semana y advierte que “hay que ser obediente con los plazos, pero será raro no entrenar todos los días. Es lo que me gusta, estoy acostumbrado, me gusta el camarín, las tallas con los amigos, la pelota. Voy a extrañar hasta el plato de fideos antes de jugar, pero creo que saldré más fuerte. En la clínica vi pasar gente mucho peor que uno y ahí te das cuenta que no puedes quejarte. Tienes que pelear”.
Lo de Arturo Sanhueza puede ser menos grave, pero sus 41 años también son factor. Hay gente que pregunta si se retirará. El kinesiólogo de Fernández Vial, Lincoln Flores, comentó que “Arturo va a volver, eso lo podría firmar. Si está jugando a ese nivel, después de los 40, es por algo. Es trabajador, responsable y ganador. No se va a apurar, porque a estas alturas conoce su físico, pero no quiere retirarse así. Tú ves su cicatrización y cómo avanza y no tengo dudas de que volverá y a buen nivel”.
El mediocampista señaló que “me operé con el doctor Roberto Yáñez, para mí el número uno a nivel nacional y sudamericano, que me atendió cuando yo jugaba en Colo Colo. Salió todo bien y hoy estoy haciendo mi recuperación con Pedro Oñate, kinesiólogo de la selección chilena. Con los mejores profesionales esperando recuperarme bien y lo antes posible, trabajando con gran tecnología para hacerlo de la mejor manera”.
El “Rey” agregó que “ya me sacaron los corchetes y empecé a hacer trabajo de fuerza para recuperar masa muscular y así tener mucho más firme la rodilla. El doctor siente que voy muy bien, que ha avanzado más rápido que lo normal, por el hecho de ser futbolista y por mis ganas. Lo normal es ir tres veces por semana a sesiones de kinesiología y yo voy de lunes a sábado esperando recuperarme mejor”.
Flores ha tenido varios casos en sus manos y cuenta que “debes hacer una recuperación integral y terminas haciendo también de psicólogo. Todos los jugadores quieren jugar lo más pronto posible y debes confiar en ellos, pero saber también que hay tiempos. Algunos quieren volver mañana y no se puede. Gabriel Vargas, por ejemplo, corrió el riesgo una vez porque quería estar en la Sudamericana contra Bolívar. Tenía un desgarro de 4 milímetros y se le abrió después del partido. Hay tiempos de cicatrización que no se pueden acelerar”.
Jorge Vásquez es basquetbolista y el 2015 sufrió la lesión más importante de su carrera. “Se me cortó el tendón de Aquiles y estuve seis meses fuera. Tenía 29 años y también sabía que si no sigues bien los tiempos de recuperación, la vuelta podía ser en un año. Cuesta porque no había tenido nunca una lesión que durara más de un par de semanas y te cambia todo tu estilo de vida. Hasta la alimentación, por un tema de ansiedad, no te mueves… Uno está acostumbrado a moverse, tienes una rutina, un estilo de vida que cambia. Cambia todo”.
El “Ardilla” recordó que “también hay cierta incertidumbre, quieres volver luego y tienes que ir paso a paso, desde los trabajos más básicos. Por eso, tienes que generar confianza con el especialista. Yo volví seis meses después y, al principio, un poco de miedo, pero pasó rápido. Todo salió impecable y nunca más he tenido problemas con esa lesión. Obviamente que el cuerpo responde distinto si tienes 18 o 35 años, pero creo que pasa por una cosa de mentalidad. No hay límite de edad para recuperarse bien, se trata más de ser responsable y de querer”.
Juan Caamaño lleva 24 años dedicado a la kinesiología y siempre muy ligado al tema deportivo. Diez años en Huachipato y ahora trabajando con D. Concepción, señala que “el futbolista vive constantemente con el riesgo de lesión, pero hoy existen mejores herramientas médicas para recuperarlos. No es como en los ‘80, cuando los jugadores aguantaban la lesión el mayor tiempo posible y recién se les trataba. O se retiraban y después tenían problemas de artrosis. Hoy no. Por eso, debes ganarte la confianza del deportista, pero con resultados. Si una lesión significa seis meses de recuperación, debe olvidarse de lo que va a pasar en seis meses, con objetivos a corto de plazo. Le dices que en cuatro semanas estará trotando y ve que es así. Luego que en cuatro semanas ya trabajará con balón y ve que se da. Esas cosas lo van motivando paso a paso”.
El profesional añade que “hoy, en nuestra zona, hay muy buenos profesionales y el deportista confía en nosotros. Especialistas según el área o la zona afectada. Y con ellos generas una simbiosis bien especial, una amistad porque eres quién debe motivarlo día a día. Cuando se apuran mucho yo les digo ‘ojo que mucha agua mata la planta’. Cuando ves resultados uno igual se siente bien, a veces, vuelven después de seis meses, marcan un gol y te lo dedican. Eso habla bien de tu trabajo y es lindo. Recuerdo que a Carlos Salom lo recuperamos en cuatro meses en vez de seis y pasa por varios factores, pero no siempre se da. Hay que analizar caso a caso”.
Rolando Sepúlveda es académico de psicología de la Udla y analizó que “una de las variables psicológicas que más afectadas se ve es la autoconfianza, lo cual comienza a desencadenarse a partir de la incertidumbre que se genera al perder la posibilidad de continuar entrenando de manera regular y de mantener de esta forma la identidad personal, lo que, finalmente, define quién el deportista es. Si el deportista pierde aquello, comienza un proceso difícil de sobrellevar. Otro factor es el manejo del dolor y el miedo a que durante la recuperación exista un retroceso o que el deportista se pueda resentir. Por esto, es que muchos deportistas que no han contado con apoyo psicológico vuelven con mucha incertidumbre e inseguridad por lesionarse nuevamente, especialmente, cuando la misma lesión y proceso de recuperación se ha vivenciado de manera traumática, lo cual incide de manera significativa en su posterior rendimiento”. También, destacó que sufrir lesiones con una edad avanzada puede implicar que aquél deportista cuente con experiencias previas y de coping (afrontamiento) que le permitan sobrellevar de mejor manera, al menos a nivel psicológico, la recuperación y reintegro a la actividad, dado que es probable que cuente con herramientas que le permitan tener una actitud y conductas positivas de cara a enfrentar una lesión prolongada.
Por otro lado, en un deportista joven, el enfrentar una lesión significativa podría verse mediada con el historial previo de lesiones y su estilo personal de afrontamiento, el cual termina incidiendo positiva o negativamente en cumplir con todas las tareas y objetivos establecidos para la recuperación y reintegro. En estas ocasiones, es altamente recomendable contar con un profesional que pueda asistir a nivel psicológico durante todo este proceso.