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Adicpa: Rodrigo entrena para saltar como Cristiano y alcanzar sus sueños

Cumplió 14 años este fin de semana y ha sido varias veces premiado como mejor alumno de su curso. Pero “Rorro” Röhweder es más que sólo buenas notas, en la cancha es un delantero temible que ha llevado a su colegio a finales y le gustaría probar suerte algún día en un club profesional. Su familia va a todas con él.

Por: Paulo Inostroza 19 de Octubre 2020
Fotografía: Rodrigo Röhweder

Lo que más extraña en tiempos de pandemia son los amigos y el fútbol. Jugar, competir, divertirse. Siete meses encerrado, el pelo más largo y los sueños cada vez más grandes de Rodrigo Röhweder, que este fin de semana cumplió 14 años. Cursa Octavo Básico en el British School y cuando deja el uniforme escolar al lado, se pone pantalón corto, polera deportiva y la pide allá arriba. Sí, lo más alto posible para saltar y meter un cabezazo. Los amigos y el “profe” le tienen fe. Su familia, ni hablar.

Para todos es el “Rorro” y desde su casa, en Lomas Coloradas, cuenta que “también practiqué básquetbol y no era tan bueno. Tenis y era un poco mejor. El fútbol me gusta más porque el deporte colectivo, jugar en equipo, es más entretenido. Para eso hay que tener buenos compañeros y en el equipo del colegio somos todos amigos, un grupo unido y ya todos nos conocemos como jugamos. El profesor es Felipe Castillo. Él me dice que juegue no más, que me busquen para el cabezazo”.

Juega de delantero o, a veces, un poco más retrasado. “Me gusta Cristiano Ronaldo, sobre todo, cuando cabecea. Trato de practicar mucho el salto. Juego con mi hermano (Thomas), que tiene 11 años (también es seleccionado del colegio) y tenemos una minicancha acá en el patio. Ahí nos entretenemos en la pandemia. Algún día me gustaría probarme en un club profesional, aunque por ahora sólo juego en el colegio y nos ha ido bien”, advirtió.

¿Algún gol que recuerde con cariño? Rodrigo abre el álbum de historias y apunta que “en la final contra el Concepción de Chiguayante entré en el segundo tiempo, le pegué a una pelota desde mitad de cancha y ganamos con ese gol. Al año siguiente, llegamos a semifinales. Tenemos buen equipo”.

En tiempos de pantallas, celulares y tecnología por todos lados, le preguntamos si prefiere una tablet o la pelota de fútbol y no lo duda. “La pelota, siempre. No me gusta mucho lo otro, prefiero jugar fútbol”.

Y su papá, Rodrigo, lo confirma y afirma que “no es muy del teléfono ni esas cosas y lo mejor es que ha combinado bien el estudio con el deporte. Ha sido Mejor Alumno varias veces, así que más bien uno lo apoya. Con el fútbol los chicos botan tensiones, combaten la obesidad que hoy tiene índices tan peligrosos. Felizmente son tres hermanos (también está Sofía), así que aunque estén encerrados pueden jugar entre ellos”.

Y Rodrigo, el de los goles, sabe que no está solo. “Mi familia va a todas, van a verme cuando juego y también son todos peloteros. Les gusta el fútbol”.

Su papá guarda fotos, es de los apoderados que está siempre en la cancha, con los otros papás que se transforman en barristas cada vez que juega el hijo. Y ahí buscan a Röhweder en el área. Dice que no es tan alto, pero va a todas. Siempre con una sonrisa porque es competencia, pero siempre un juego.

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