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La mirada triste y arrugada: quién dijo que la vida es igual sin fútbol

Por: Paulo Inostroza 14 de Septiembre 2020
Fotografía: Comunicaciones CSD Concepción

Don Nino se sienta un rato en su casa, en Hualpén, con la espalda adolorida y un corsé que sólo se saca para dormir. “El Conce viaja el miércoles y es muy raro no estar ahí. Voy a llamar al Catuto, no se les puede quedar nada”, cuenta a sus 72 años. La utilería del club le da vida, es su vida. En Barrio Norte, el “Tata Lalo” vive sólo y está cerca de cumplir 90 años. Es el socio 721 del “León” y quiere ver el partido, aunque no sabe cómo. “La tecnología me la ganó”, advierte encerrado. Su hija es la que sale a hacer las compras. Es la tercera edad, esos viejos lindos que pueden estar toda la tarde hablando de fútbol. A ellos, no les diga que la vida sin un balón es igual. No les falte el respeto.

Julio Chávez, Don Nino, lleva más de 40 años trabajando en D. Concepción. Un símbolo. “En julio fui a los campos deportivos a dejar listas unas ropas, unas mudas para cuando volvieran a entrenar y me caí, me fracturé una vértebra y a fines de septiembre me van a revisar. Es toda una vida en el club y lo único que quiero es volver, es mi casa. Es raro ver jugar al equipo y no estar, me pone triste. También sé que los muchachos me echan de menos porque me llaman. Siempre me han demostrado cariño”.

Tiene 5 hijos. “Ya son mayores, hicieron su vida. Vivo con el conchito, que tiene 32 años y está postrado desde los 3. Me levanto temprano a hacerle la leche, limpio toda la casa porque hay que cuidarse del virus. Bueno y también hay que atender a mi señora que viene saliendo de una operación, por un cáncer. Uno no para. Me cuido harto sí, sólo he ido algunas veces a un almacén aquí cerquita”.

Y vuelve a pensar en el miércoles, a lamentarse. “Ni en el fútbol amateur me lesionaba y me lesiono ahora. A veces digo, por la cresta, venir a pasarme ahora. Pero voy a estar pendiente, me gustaría arrancarme y desearles suerte”, apuntó.

Cedida Felipe Moreno

De 90 minutos

Pedro Mella cumple años en septiembre. Noventa años. Trabajó en diario La Patria y diario Color, como fotograbador, con linotipia. Era del Lord Cochrane y, siguiendo esa huella, se hizo del “Conce”, desde su fundación. “Me gustaba Haroldo Peña, el Loco Villamil atajando de espaldas y el Pata Bendita, que lo compramos entre todos. Era del pueblo. Cuando lo vendieron nos enojamos, ni nos preguntaron”, cuenta entusiasmado.

El “Tata Lalo” relata que “siempre fui de ir al estadio, incluso cojo, con la cadera ya mala. Los dirigentes nos dejan entrar gratis a la tercera edad, eso es bonito. Nos dijeron que dimos mucho por el club y ahora nos tocaba recibir. Iba cuando habían más de 30 mil personas, unas 40 mil en Collao. Y quería ir de nuevo a un Conce contra Vial, pero no se va a poder. Llevo harto tiempo esperando uno”.

Es viudo hace 7 años, algunos de sus hijos viven cerca. El fútbol lo acompaña desde siempre, no se separan. “Me iban a enseñar el Internet, pero no quise, así que lo corté. Bueno, me van a tener que ayudar, no sé cómo, pero quiero ver al Conce. Una vez en el estadio, por gritar un gol, se me cayó un hijo que tenía en brazos. No pasó nada sí. El fútbol te atrapa, lo echo de menos”.

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