Con la actividad interrumpida, en el tenis de mesa realizaron un positivo análisis sobre una disciplina que se consolida a nivel escolar. Su coordinador, Carlos Vega, repasó los altos y bajos que han enfrentado.
Uno de los pocos deportes que sí se pueden seguir realizando en casa, para quienes cuentan con los implementos, es el tenis de mesa. Pero a nivel Adicpa, lógicamente, la disciplina está suspendida por la pandemia.
“Estamos de manos atadas, con ganas de seguir en actividad normal, pero la contingencia indica que no será así por un par de meses más”, comentó el coordinador de este deporte, Carlos Vega, sobre una disciplina que a fines de 2019 tampoco pudo culminar su competencia, debido al estallido social. “Los chicos tenían grandes expectativas, pero se perdió todo el esfuerzo que se había hecho. Lo que hicimos, por lo menos, fue con entusiasmo, pese al abrupto cierre”.
El futuro escolar a nivel deportivo y académico es incierto. “Siendo coherente con las noticias en relación a los portadores y el regreso a clases, no le veo mucho futuro a Adicpa en este semestre e, incluso, en el año. Soy bien pesimista. A lo más que podríamos llegar sería a realizar encuentros a fin de año, con los chicos en instancias más recreativas o amistosas”, dijo Vega.
El tenis de mesa en Adicpa está dividido en cinco categorías. En educación básica, desde Primero a Cuarto; Quinto y Sexto más Séptimo y Octavo. Mientras que, en educación media, la competencia se disputa por separado entre Primero y Segundo, además de Tercero y Cuarto.
“Sumando todos esos niveles, participan entre 400 y 500 niños. Se divide así para que no haya tanta diferencia en las edades. Quita más tiempo, pero es fantástico que los niños tengan más oportunidades para hacer deporte. Vieras las caritas de felicidad de los chicos cuando ganan y aprenden. Es bonito ver a muchos que viste en Primero y Segundo Básico, competir en Octavo o Primero Medio. Es una satisfacción ver su gran desarrollo”, dijo el coordinador.
Pero en la suma y resta, considerando sus largos años dedicado a un deporte que significa mucho para él y que conoce al revés y al derecho, Carlos Vega aseguró que “como coordinador llevo aproximadamente 8 años, aunque en el tenis de mesa ya son 27. Estaba en las instancias donde competíamos en el Colegio Alemán, en esos tiempos, pasando por las participaciones de los grumetes en la Escuela Naval. Hemos pasado muchas etapas con altos y bajos, donde ha habido muchos exponentes en este deporte. Todos han sido fieles representantes de la zona, el país y la Región, también por Adicpa. Algunos de ellos son Paulina Vega o Carolina Hidalgo. Pero en el último tiempo ha ido bajando un poco todo eso, ya que la universidad suele coartar el deporte para los alumnos, en pos de sus carreras. Aun así, por ejemplo, están Diego Reyes y Diego Finschi”.
¿Conformidad o se puede más? A la hora del balance de una disciplina que no está dentro de las más populares, Vega sostuvo que “uno nunca está conforme, porque siente que las cosas siempre se pueden hacer mejor. Pero a la luz de los resultados, no lo hemos hecho mal. Hay deportes que suben y bajan, pero el tenis de mesa se ha mantenido. Estamos al debe en que algunas zonas se han superado mucho, pero acá seguimos en la misma línea, sólo con algunos talentos que salen esporádicamente y se refuerzan con las enseñanzas de los profesores. Pero en Los Ángeles y Chillán, las actividades deportivas y el tenis de mesa los toman como propuesta educativa, casi como ramos. Hay apoyo del municipio también. Eso marca el camino para ver que nosotros también podemos”.
Finalmente y de cara al espíritu con que los deportistas-estudiantes deben enfrentar el deporte, específicamente en este caso, el tenis de mesa, sentenció el coordinador Carlos Vega que “es un juego y así deben tomarlo. Cuando todo es muy competitivo en el ámbito escolar, de cierta forma, estás engañando a los chicos. El país no está preparado para potenciar al jugador de tenis de mesa, en relación a otros, donde a los deportistas les allanan el camino. Hay países donde hay jóvenes que estudian y tienen sueldo, para que no se preocupen de otras cosas y, en ese caso, no se quieren ir ni a Europa. A ese nivel”.