Llegada masiva de extranjeros es una realidad. A algunos no les gusta que obstaculicen al chileno que viene de cadetes. Otros entienden que pueden ser tremendo aporte y merecen su oportunidad.
Hay gente que todavía dice “¿por qué tantos extranjeros en el Fútbol Joven?”. Como si le quitasen un cupo a los nacionales, a “nuestros” muchachos. Como si llegaran a tapar. Por que sí, efectivamente son muchísimos más que hace unos cinco años. Es la misma lógica que se ocupa en la calle para argumentar socialmente que las puertas abiertas al haitiano, venezolano y colombiano es lo que nos deja sin trabajo. “Es que vienen a taparnos”.
Pero hablas con ellos y te das cuenta que algunos escaparon, sus papás no tienen trabajo y otros simplemente encontraron que Chile era un buen lugar para cumplir su sueño. Porque nos encanta ver la Premier League y esa tremenda liga se hizo con canteranos que venían desde todos lados y de todos colores. Curiosamente, la selección de Inglaterra no ha sido la gran perjudicada. Hace rato tienen un equipazo y los europeos se nutren de la mezcla de razas y virtudes distintas que suman.
Y a estos muchachos nadie les regala nada. Si a un juvenil chileno le cuesta entrar en el primer equipo para el extranjero es doblemente complicado. Porque ahí tiene que ganarse un cupo y pelear con esos consagrados -o a veces ni tanto- que fueron fichados como estrellas.
Y muchos de esos chicos de 18 años cumplen 20, 21 y se tienen que devolver o simplemente buscar otro rumbo. Fueron tapados más que tapadores. Nunca cumplieron su sueño ni sacaron a su familia del hoyo.
Pero hay quienes sienten que debemos aprovecharlos, aprender de ellos, intercambiar, conocer. Y, además, ganar en lo físico, donde algunos son más fuertes que nosotros y nos obligan a levantar la vara y subir algunos peldaños de calidad. Muchos vienen a aportar o simplemente a ser felices. Que sea limpio y lleguen los buenos, no importa su bandera. Y aprendamos para mejorar lo nuestro.