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La UdeC no levanta cabeza y sigue hundida en el fondo de la tabla

Campanil mostró un bajo nivel, sobre todo en defensa, y cayó ante un rival que tampoco hizo mucho para ganar.

Por: Ricardo Cárcamo 02 de Febrero 2020
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

Cambió muchos nombres, pero el mal juego y las dudas de la temporada pasada se mantienen. Jugando un deslucido encuentro, la UdeC cayó por 2-0 ante Wanderers en el Ester Roa, y sumó su segunda derrota en igual número de partidos.

Desde un inicio, la visita dominó el encuentro, con el circuito que armaban entre Medel, Marín y Fernández en el mediocampo, que lograban juntarse de buena forma con Lanaro y Madelón. El Campanil no se paraba bien, y confirmaba que su última línea, conformada por Correa, Abarca y Godoy tiene serios problemas de velocidad, y era constantemente sobrepasada. En ese panorama, el meta Reyes era el que impedía la apertura de la cuenta caturra, que tuvo dos llegadas clarísimas antes de los 20 minutos. Pero a los 24’ Madelón aprovechó un rebote a arco vacío ante la pasividad de la zaga local, y marcó la apertura de la cuenta. El resto del trámite del primer tiempo fue igual, y la UdeC no generó ni una llegada de peligro.

En el segundo lapso, algo mejoró el elenco auricielo. El empuje de los Ramírez, la movilidad de Waterman y del ingresado Neira -entró en el primer tiempo por Bueno, que mostró poquísimo- hicieron que la UdeC se instalara en campo rival. De todas maneras, le costaba generarse ocasiones, y la más clara la tuvo el “10” panameño, que tras un lateral de Simón Ramírez sacó un potente remate que desvió Viana, en gran intervención.

Minutos más tarde, otra vez Waterman exigió al meta caturro, que pese al desvío del remate logró retener el disparo del centroamericano. El ingreso de Abarzúa le dio más fútbol al local, y demostró que el mediocampo -al menos pensando en el ataque- debe partir por él. Por su parte, la visita apostaba a alguna contra, pero siempre fallaba en la puntada final, lo que molestó visiblemente a su técnico, Miguel Ramírez.

Cerca del final, Correa tuvo el empate tras un pivoteo de Waterman, pero Viana estiró su mano y atrapó el remate.

Una mano de Cerezo tras tiro libre hizo pensar que podía llegar el empate, pero el árbitro ni siquiera revisó el VAR. Y cuando el partido se iba, un gran desborde de Rotondi, otra vez con complicidad de la feble zaga auricielo, le permitió a Lanaro liquidar el duelo. Otro traspié del Campanil, que sigue con las mismas dudas de 2019.

 

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