Paulina Silva
Académica de Admisión Carrera de Técnico en Deportes
Santo Tomás Concepción
Hace cuatro años que practico triatlón. Siempre hice deportes, principalmente colectivos, pero como a muchas personas, la necesidad de salir de la rutina y superarme día a día me llevó a nadar, pedalear y correr en una carrera, junto a la organización que conlleva el unir estas tres disciplinas.
Como el triatlón es un deporte cíclico, implica incorporar voluntad y fuerza mental en todo momento, lo que impulsa al cuerpo a llegar a límites que antes no conocías. Primero, puede ser cumplir un objetivo o finalizar un entrenamiento. Más adelante, esta superación constante te invita a completar una carrera o quizás, en un futuro cercano, participar en un ironman.
En mi experiencia, nadé hasta el día anterior al nacimiento de mi hijo y volví a entrenar cuarenta días después. El darme cuenta de cómo mi cuerpo pudo cambiar con el embarazo y, al mismo tiempo, cómo pudo recuperarse, es asombroso. El implemento es tu cuerpo, la competencia es contigo mismo, y el progreso es continuo y según tus propias capacidades.
Pero estos deseos de superación que despiertan gracias al deporte, van mucho más allá de lo físico. Practicar una disciplina ayuda a superar miedos y atravesar los límites de nuestra mente; ya sea el miedo a lesionarte, caerte, o a enfrentar nuevos desafíos profesionales.
Al mismo tiempo, la disciplina del entrenamiento entrega una gran capacidad de organización, que también motiva la concentración y la productividad laboral, con el fin de compatibilizar cada una de las áreas de la vida. Y si bien es un deporte solitario, genera redes importantes en el entrenamiento y la competencia. Gracias a ello, he visto a personas que partieron de cero, o a niños con fobia al agua, terminar un triatlón con éxito.
El deporte siempre suma, ya sea en amistades, lugares o experiencias. Pero, sobre todo, aporta en la construcción de autoconfianza y autovaloración, pues sientes más seguridad y mayor autoestima cuando vez que eres capaz de superar un objetivo que al principio se veía lejano.
Antes, pensaba que, si no tenía tiempo para entrenar durante el día, podía dejarlo pasar. Ahora, si es necesario hacerlo en la madrugada, allí estoy. Antes prefería no arriesgarme a desafíos laborales, pero hoy me atrevo sin duda alguna. El deporte y su disciplina permite creer lo que eres capaz de hacer y lograr.