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Sin buenos líderes no hay equipos ganadores: protagonistas cuentan sus experiencias

Deportistas y expertos hablan de la importancia de estos jugadores distintos, nacidos y hechos para guiar al grupo. Siempre son tres o cuatro y no es fácil lograr que todos remen para el mismo lado.

Por: Paulo Inostroza 07 de Octubre 2019
Fotografía: Lukas Jara M.

En el deporte colectivo se habla mucho de los líderes. El principal, siempre es el entrenador, qué duda cabe. Pero este debe lidiar con los líderes que brotan de manera natural desde dentro del camarín. Hay técnicos que imponen su autoridad para que los liderazgos no choquen y hay otros que prefieren que estos jugadores referentes también tomen parte de las decisiones. Pero también hay líderes negativos, que reman para otro lado. ¿Qué hacer con ellos? Gente con experiencia en el básquetbol y el fútbol hablaron sobre un tema que consideran vital para lograr objetivos en grupo.

Felipe Cornejo es el técnico de San Marcos, líder de la Segunda División, y comentó que “existen distintos tipos de liderazgos y son fáciles de advertir. Está el de experiencia, que es admirado por su recorrido, y que por su madurez hace de intermediario con el técnico y hasta con los dirigentes. También hay otros que se transforman en ejemplos a seguir, solo por su trabajo, porque entrenan al cien, no fallan nunca y se ganan el respeto de todos. A mí me gusta tener líderes, son necesarios. Pero lo importante es que transmitan el mismo mensaje que tú”.

¿Cómo se manejan esos liderazgos en el camarín? El ex Naval y Vial explica que “hay cosas que entiendo que debo conversar con ellos. A veces es para tener opiniones del grupo y resolver temas. Para eso prefiero juntar a los 3 ó 4 líderes del equipo, llegar a algo y luego transmitirlo al grupo. No hablo solo de cosas negativas, a veces son detalles cotidianos. Mira, todo puede conversarse si ellos entienden que finalmente la decisión es del técnico y todos entienden su rol. Porque el jugador es un actor importante y también puede opinar. No puede ser todo un ‘yo mando’, pero tampoco una anarquía”.

Pero no todos los liderazgos aportan. Cornejo señala que “hay líderes negativos. Unos actúan en forma muy oculta, echando a perder el trabajo de todos, y hay otros que tiran para otro lado de manera súper evidente. Hay que ver cómo resolver estos temas, pero a mí me ha tocado cortar jugadores cuando ves que no hay vuelta. Lo primero es el grupo y no importa qué tan bueno sea ese jugador si no suma”.

Cipriano Núñez es un experimentado del básquetbol. Con dos títulos Dimayor en el cuerpo, el actual DT de la UdeC opinó que “los líderes vienen, traen una semilla fácil de identificar para un entrenador. Uno busca que existan y los lee. Algunos lo hacen hablando mucho y otros son más de acción, muestran y los demás los siguen. ‘Popeye’ Ruiz, por ejemplo, tenía un liderazgo muy agresivo de hacer y decir las cosas. También teníamos a Rodrigo Rozas, que era más silencioso. En el plantel actual tenemos muchos jóvenes que están aprendiendo eso. Carlos Lauler y Diego Silva son lo que deben guiar este grupo”.

¿Qué diferencia a un líder de cualquier otro jugador? “Las experiencias y capacidades individuales hacen que los demás te respeten. Las personas exitosas, en todo ámbito, son bien valoradas. Cuando haces un sacrificio grande por obtener algo, eso se refleja en tu imagen y, sin buscarlo, todos lo ven. Levantarte a las cinco de la mañana, viajar, entrenar doble turno. Todo eso te genera una imagen y el resto lo sigue”, manifestó el estratega.

Y también le ha tocado sacar manzanas podridas del cajón. Núñez apuntó que “un entrenador detecta los líderes negativos y tienes que buscar una estrategia para llevar eso y cambiarlo durante el proceso para que se transforme en un agente que aporte y no un disociador. Cuando no se logra, hay que cortarlo. Me ha pasado. Esto es colectivo y si no aporta a eso y solo piensa en lo individual, hay que cortarlo. No hay equipo que no salga campeón sin grandes líderes”.

Y por eso, también hay una misión de formarlos. “Yo trato de llenar a los jugadores de información, que sepan dónde están jugando, lo que significa el club. Trato de darles importancia, decirle a Lauler que está en pro del equipo y ‘olvídate de lo tuyo’. Lo mismo con Diego. A los extranjeros les pido que se queden entrenando con los jóvenes y les transmitan cosas”, confesó.

Raphael Sierra P.

Desde el camarín

Diego Silva pasó de ser un joven de proyección al tipo que pide la pelota, se echa el equipo al hombro y da la cara ante la prensa cuando las cosas salen mal. Y se nota que esa responsabilidad no le pesa. “Son cinco temporadas en el equipo, que me ha visto crecer. Sí, creo que soy uno de los líderes, lo asumo, y es una presión que tomo de la mejor manera, apoyando a los jóvenes como lo hicieron conmigo en algún momento. Un líder debe entender que el desarrollo de los jóvenes toma tiempo y no se les puede exigir que hagan todo bien ahora ya. Hay que tener paciencia y darles confianza para que hagan lo que saben”.

A su lado, Carlos Lauler, otro joven del Campanil con la obligación de madurar antes. De pronto, casi de golpe, es capitán del equipo y muchos ya lo miran como un referente. “Ser capitán es un orgullo. Tengo 23 años, estudio en la universidad y llevo hartos años peleando por un lugar aquí. Quizás no lo buscaba, pero uno siempre quiere que lo tomen como ejemplo a seguir y transmitirle tu experiencia a chicos que son un poco más jóvenes que yo, porque también lo soy. Es un poco extraño”, afirmó.

Al hablar de su tipo de liderazgo detalló que “lo mío es más de demostrar con acciones, con el ejemplo y poner el equipo por sobre lo individual. Para que un equipo tenga éxito, debemos entender que la gloria propia solo se consigue con la colectiva. Hay que sacar la voz a veces, decir cosas que no a todos les gusta, pero es necesario que un líder sea capaz de decir las cosas de frente. No con ánimo de ofender a nadie, pero sí para sacar las cosas adelante”.

Luchas de grupo

Patricio Almendra es líder histórico del camarín de Deportes Concepción en varias épocas. El “Pato” cuenta que “uno se da cuenta de eso cuando los compañeros te respetan. Conozco líderes de muy bajo perfil y otros con personalidades fuertes. Yo aprendí mucho de Cristián Montecinos, también de Nelson Cossio. El grupo confiaba en ellos, eran importantes en la cancha y siempre se la jugaron por el resto del plantel, incluso teniendo que perder ellos. Un líder nunca deja a todos contentos y, por decir las cosas, no todo el mundo te tiene buena”.

El ex volante cree que el liderazgo implica cierto sacrificio. “A los técnicos les gustan los líderes, pero a los dirigentes no tanto. En mis buenos años, pude llegar a otros clubes, pero sé que hubo dirigentes que me bajaban el pulgar porque movía al camarín o me consideraban difícil de tratar. Igual, no me arrepiento porque hice lo que había que hacer”, aseguró.

Y los liderazgos a veces chocan. “El 2005 se nos dividió el camarín de Concepción. Ese año llegó un arquero argentino que creó problemas, quiso ganarse un lugar de mala manera y era un líder negativo. El grupo se separó en dos bandos. En uno estábamos casi todos los del equipo que había ascendido y él, con su carácter fuerte, empezó a juntar al resto. Esas cosas terminan haciendo mucho daño”, sentenció. También chocó con Montecinos, aunque asegura que “nos reencontramos el 2007, fuimos juntos a Unión y hoy hablamos harto. Soy un agradecido de todo lo que pude aprender de Cristián”.

De sus experiencias más extremas como líder narró que “el 2008, el equipo no iba a jugar porque no pagaban. Fui con César Vergara y Alonzo Zúñiga donde Mario Munzenmayer y firmamos un acuerdo, decía que la recaudación contra Colo Colo era íntegramente para el plantel. Empatamos 2-2 y Marcos Ulloa se llevó la plata a la sede. Ni nos duchamos y fuimos a sacarle las lucas, en una bolsa de La Polar. Yo mismo la repartí. Fue bien extraño todo, pero tenía un compromiso que cumplir con los muchachos. Ahora soy técnico y creo que a los líderes hay que cuidarlos. Hablo mucho con ellos, porque son mi voz en el camarín”.

Voz especialista

Constanza Escobar, directora de la Escuela de Liderazgo de la Universidad San Sebastián, explicó que “el liderazgo va mucho más allá de los méritos y capacidades deportivas, tiene que ver también con habilidades, destrezas y actitud, ya que el líder es aquel que es capaz de impregnar unión y objetivos. Es quien logra convertirse en un referente para su equipo. En este contexto, podemos ver que en muchos casos no son los más talentosos quienes lideran. Por ejemplo, si analizamos el caso de la selección chilena, ¿por qué no es capitán Arturo Vidal, si es considerado por muchos uno de los mejores en lo deportivo? En definitiva, el talento no es todo, debe sí o sí ir acompañado de la disciplina, la perseverancia, inteligencia emocional, capacidad de dirigir y otras características”.

Sobre los liderazgos negativos, detalló que “se da en todos los ámbitos. Muchas veces influyen negativamente el ego, el egoísmo, las ansias de poder, la falta de disciplina o aspectos jerárquicos, entre otros factores. Prevalecen características poco favorables para el desarrollo de un buen liderazgo frente a la vocación de servicio, honestidad, empatía. Es importante que un líder tenga formación y convicción valórica definida y que esta sea determinante en su conducta, que lo convierta en una persona intachable, que efectivamente pueda ser un ejemplo. Es por tanto primordial lo valórico, ético y moral”.

Constanza cree que el buen liderazgo y los resultados siempre van ligados, que lo segundo siempre es consecuencia de lo primero. “La conducta de los equipos es el reflejo de sus líderes. Quiero nuevamente dar el ejemplo de nuestra selección masculina de fútbol. Todos somos conscientes de que tenemos grandes deportistas, muy bien posicionados a nivel internacional, pero cuando juegan por la selección… ¿tienen el mismo rendimiento? Creo que con los futbolistas excepcionales que tenemos, los resultados deberían ser mucho mejores y es debido a la falta de liderazgo. Falta un capitán que dirija, cohesione y ordene, pero por sobre todo que entregue una visión compartida que motive y obtenga el mejor rendimiento del equipo”, sentenció.

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