Deportes

Sebastián Figueroa del Colegio Salesiano: gran tenimesista y honesto ciudadano

Cursa cuarto medio y hace rato que es una de las figuras del Salesiano con sus remaches y tiros imposibles. El “Seba” quiere egresar con algún título importante.

Por: Paulo Inostroza 17 de Junio 2019
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

Salesiano entrena en una de las nueve mesas dispuestas en el Colegio Concepción de San Pedro. Los chicos intercambian remaches, saques bien angulados. “Acércate más a la red y te va a salir mejor”, le aconseja el profesor. Se trata de Francisco Cuvili, que lleva poco tiempo con el equipo de tenis de mesa del colegio, pero cuando le pedimos un recomendado inmediatamente alza la vista y dice “Sebastián Figueroa, este cabro anda muy bien”. Y el “Seba”, alto, de anteojos y presencia al encarar la pelota, sabe que están hablando de él.

Tiene 17 años y desde Quinto Básico lleva la cara de Juan Bosco en el pecho. “Llegué el 2010 a Salesiano, voy en Cuarto Medio y es mi último año representando al colegio, así que es bien especial. Desde chico fui muy deportista y en cosas que aparentemente no tienen mucho que ver con lo que hago ahora. A esa edad uno tiene que probar de todo y ver qué es lo que realmente le gusta. El hándbol me gustaba mucho, aunque también hice básquetbol y vóleibol. Todo eso hasta que descubrí el tenis de mesa”, cuenta recordando su infancia.

Y después de practicar tantas disciplinas, ¿por qué eligió quedarse con la paleta para siempre? Sebastián explica que “me gusta la destreza y la motricidad fina que se necesita para ser bueno en esto. Tiene de todo un poco y puedes ser alto, bajo o no tan delgado y jugar bien igual. También creo que te exige mucho desarrollar el tema psicológico porque este es un deporte muy de cabeza, no solo de saber moverse o pegarle a la pelota. Si te vas del partido, estás perdido y eso pasa mucho. A veces gana el que tuvo un mejor día”.

Creyendo el cuento

Hay chicos que empiezan desde temprano a familiarizarse con las mesas y paletas. Otros se van forjando con los años, a punta de mucho trabajo. En el caso de este chico de Villa Universitaria, camino a Penco, comentó que “igual me demoré harto en creerme el cuento y sentir que sí era bueno para este deporte. Fue un proceso bien largo. En la Básica tenía cosas, pero me fui puliendo y recién ya en Enseñanza Media dije: sí, el tenis de mesa es lo mío. Con los resultados, uno va tomando más confianza”.

Sobre el secreto de su desarrollo deportivo detalla que “creo que he crecido harto porque escucho mucho a los que saben más que yo y también soy muy autocrítico. Siempre que termina un campeonato llego a la casa y empiezo a reflexionar en qué fallé, qué cosas estoy haciendo mejor. Trato de sacar lecciones. Mi hermano Francisco también juega, fue quien me infundió la cultura de este deporte y siempre juego con él en casa. Antes me ganaba casi siempre, pero ahora gano yo”.

Y también destaca a los técnicos que lo han aconsejado desde sus inicios. “El ‘profe’ Cristián y Francisco Cuvili, que es el que está ahora. Han sido importantes porque uno sigue aprendiendo siempre y son un apoyo en cada competencia. He crecido con ellos”, apuntó agradecido.

Contando sobre los torneos que ha disputado y el nivel del tenis de mesa local, advierte que “estuve en un nacional de Salesianos que se hizo en Santiago, jugué varios Adicpas y otros torneos dentro del colegio. Creo que antes no teníamos tan buen nivel como equipo, pero hemos ido mejorando mucho y eso se nota. Esta región es de buenos tenimesistas y la competencia es dura, pero muy entretenida. A estas alturas, nos conocemos casi todos y hay un lindo ambiente. Yo igual entro siempre con un poquito de nervio, porque este es un deporte donde solo dependes de ti, no hay nadie más que sea responsable de lo que hagas. Debes dar el cien, estar muy concentrado”.

¿Qué se necesita para ser bueno en esta disciplina? Sebastián lo tiene claro y sin dudar afirma que “aquí hay que tener mucha constancia, dedicación, entrenar fuerte todas las semanas y, cuando te toca jugar, pensar lo que estás haciendo, estudiar a tu rival. No puedes jugar siempre igual y hay que ser muy inteligente”.

El árbitro lo llama a la mesa del otro lado, la más cercana a la puerta de ingreso, y “Seba” se saluda con tres muchachos casi de su misma edad. Se juega todos contra todos y solo avanza uno. Los sets son rápidos, las decisiones son cosa de segundos. Puedes ganar o perder, pero siempre aprendes algo. Siempre queda mucho por mejorar.

Etiquetas