Elogios para primer partido oficial de la “Era Rueda”. Chile fue el de sus mejores días, más allá del cansancio y licencias defensivas que Japón dejó pasar.
Es real que se pone la piel de gallina al escuchar el himno en el extranjero. Tan real como que ayer había ganar como fuese. Si era jugando bonito y convenciendo, ideal, pero un mal resultado en Sao Paulo complicaba mucho el panorama. Japón era una incógnita. Poco se conocía de este nuevo equipo nipón, compuesto por jóvenes que a Vidal y Alexis sólo los habían visto por televisión y redes sociales.
Chile arrancó con el ímpetu que no había mostrado en ningún amistoso. Tuvo que hacerlo porque el habilidoso Nakajima volvió loca a la defensa y provocó más de un susto cuando tomó la pelota. La “Roja” trató de sacarle provecho a sus laterales, pero cuando erró más de algún innecesario pase en tres cuartos de cancha, sufrió mediante contragolpes. Dudoso Arias con los pies, que no se complicó en reventarla. Isla y Beausejour se proyectaron bastante -dejando a Medel y Maripán con mucho espacio por cubrir- pero se juntaron poco con Fuenzalida y Alexis.
Sánchez salió un par de segundos de la cancha por un golpe y pese a que se encendieron las alarmas por una posible nueva lesión, el “Maravilla” volvió enchufado. Al 34’ con un potente remate que se elevó y al 35’ con otro disparo, casi marca el primero. No se podía sacar la mufa. Toda duda se despejó gracias a Pulgar. Correctísimo partido del volante del Bologna. Pocos se acordaron de que Marcelo Díaz ya no está. Sólido cabezazo al 41’ y a festejar al entretiempo. Chile ganaba siendo superior, pero tampoco daba para confiarse.
“Oh, dale bicampeón”, se oía en el Morumbí por parte de los casi 15 mil hinchas de la “Roja” que llegaron a un estadio que por televisión lucía casi vacío. Las tribunas superiores eran una fiesta y los japoneses se unieron a la famosa ola. Los asiáticos se animaron, pero el 2-0 de Chile llegó por uno que nunca falla y ya es el goleador de Copa América junto a Luis Suárez: Eduardo Vargas. Un golazo que relajó a los de Rueda, pero la noche estaba para festejos y Alexis al fin pudo sacarse la mufa. Impecable palomita del “7” y sólida goleada. Y había que golear. Quizás el resultado engaña por la contundencia, pero Vargas selló un rotundo 4-0 con un globito tras gran habilitación de Alexis.
Hubo tiempo hasta para que Junior Fernandes ingresara y tratara de sumar algo de confianza. Vidal salió y alentó a los hinchas, que gozaron una victoria inesperada por el marcador, pero que desde que coparon Sao Paulo, era lo único que esperaban. Lo importante era ganar ayer y se logró, pero hay muchos ripios defensivos que se deben corregir si a la “Roja” realmente se le abre el apetito.