Cordero igualó transitoriamente el juego, pero en la segunda etapa no pudo aguantar el incesante ataque de Católica, que golpeó dos veces más e impactó los postes en tres ocasiones.
Alcanzó a ilusionarse con el empate parcial, aunque fue solo una acción aislada, pero no pudo aguantar el constante ataque de Universidad Católica en la segunda etapa. El puntero fue contundente cuando tenía que serlo y superó a la UdeC con un inapelable 3-1 que, incluso, pudo ser más amplio. El Campanil perdió los 5 encuentros que disputó fuera de casa durante este torneo y habrá que buscar alguna explicación. Y que sea luego.
Los primeros minutos fueron tranquilos y el local -que intentaba mucho abriendo la cancha con Cornejo y Fuenzalida- golpeó temprano con un rebote que quedó en los pies de “Chapita” y su remate dio en el pie de Alejandro Camargo para complicar un poco más a Cristián Muñoz. La cara del “Tigre”, un tipo siempre muy compuesto, lo decía todo. En su grito se leía fuerte un “que se vaya la mala suerte”.
La UC se dejó estar y la visita se arrimó un poco más al arco adversario. En ese nuevo escenario, el siempre atrevido Josepmir Ballón habilitó a Fernando Cordero -otra vez jugando más adelantado- quien marcó con violento tirazo alto. El “Chiqui” estaba en posición ilícita que el árbitro no advirtió. Poco después, Droguett tuvo el segundo gol, pero metió un zurdazo demasiado débil.
La segunda fracción fue distinta y si, hasta ahí, el juego era parejo, la Católica comenzó a machacar el arco de Muñoz impactando en tres ocasiones alguno de los postes. Primero fue una doble acción, con Mencia cabeceando contra su travesaño y luego una “chilena” de Riascos que dio en el mismo lugar. También hubo un derechazo de Buonanote, con idéntico final.
Se veía venir el gol y llegó con un testazo de Valber Huerta, tras centro de Cornejo, y luego una entrada en solitario de Diego Valencia, corriendo desde la mitad de cancha – pinchó el balón a Mencia- para acertar con derechazo raso para el 3-1.
El técnico Francisco Bozán comentó que “no tuvimos precisión ni profundidad y cuando te pasa eso contra un equipo como Católica, se te vienen encima. Le hemos buscado explicación a qué pasa cuando jugamos como visita. Quizás es porque intentamos jugar igual que como local, a ratos nos vemos incómodos y no hemos sido suficientemente inteligentes”.
Fernando Cordero, en tanto, expresó que “no supimos cómo defendernos. No creo que haya sido por el desgaste contra Olimpia, nos desgastó más el tipo de juego de ellos, de tanto intentar por las bandas. Tenemos una deuda como visitantes y hay que arreglar eso”.