Nattalia Sarria Núñez
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Desde que estrenó el conjunto de tecnologías SkyActiv, Mazda ha actualizado continuamente su gama de modelos para entregar una experiencia de manejo premium. Este es el caso de Mazda CX-5, el SUV más vendido de la firma que ahora presenta una alternativa de motor diésel y que pudimos testear durante una semana.
Este nuevo CX-5 mantiene su motor de cuatro cilindros turbodiésel y 2.2 litros, pero aumenta su potencia hasta 188 HP y su torque hasta 450 Nm. gracias a una gestión en la electrónica. El motor está asociado a una caja automática de seis velocidades, y agrega un sistema de tracción total que la marca denomina i-Activ AWD, que entrega potencia a sus ruedas traseras permitiendo la salida de forma sobresaliente.
En términos de seguridad, el vehículo incorpora i-ActivSense, serie de tecnologías de asistencia al conductor ideales para la ciudad y carretera. Dentro de las más importantes destaca frenado inteligente en ciudad (SCBS), sistema de asistencia y advertencia al mantenimiento del carril (LAS y LDW), monitoreo de punto ciego y alerta de tráfico cruzado trasero (Advanced BSM), sistema de advertencia en caso de cansancio del conductor (DAA), faros adaptativos LED (ALH), entre otros. Además, incorpora sensores de estacionamiento delanteros y traseros de serie.
Esta versión, la tope de línea con paquete GT, agrega seis airbags, controles de tracción y estabilidad, anclajes isofix, frenos ABS con EBD, neblineros, sensores delanteros y traseros con cámara.
En términos de confort, el modelo ofrece llantas de 19 pulga das, barras en el techo, tapiz de cuero, sistema de infoentretenimiento Mazda Connect con pantalla de 7”, bluetooth y navegador, y un sistema de audio Bose con 10 parlantes, que cautivan la experiencia dentro de la cabina.
Mazda CX-5 destaca, desde su lanzamiento en 2017, por su espíritu “Jinba-Ittai”, que busca la unión entre el conductor y el automóvil a través del diseño y equipamiento. Un diseño que resalta con simetría de sus elementos, generando la sensación de amplitud con un trazado más recto.
Bajo la filosofía de la marca, de centrarse en los pasajeros, cuenta con una sofisticada y elegante consola central, más alta y ancha que la generación anterior, facilitando el uso de los comandos y la transmisión por parte del conductor, quedando así perfectamente contenido en la cabina, con todos los elementos a la mano.
Además, los asientos delanteros optimizan su ergonomía, con una posición de conducción más confortable con la que puede encontrar con mayor facilidad la mejor postura para manejar, mejorando la interfaz piloto-automóvil.