Deportes

Actividad física en los universitarios

Por: Diario Concepción 30 de Abril 2018
Fotografía: Raphael Sierra P.

Marcelo Tapia Cabezas
Coordinador de Deportes
Universidad de Las Américas

La actividad física no está aislada de la formación académica de los jóvenes. Esta debería jugar un rol importante en la vida universitaria de cada estudiante, al ser de gran transcendencia para su actividad propiamente educativa y, por supuesto, también debería ser un eje para lograr una buena calidad de vida.

Aplicando, por ejemplo, un régimen basado en comida sana para evitar el exceso de grasas, podemos explicar que la misma persona que elimina este exceso tendrá mayor energía y capacidad de concentración en sus estudios, y también ello debería desembocar en un mayor rendimiento en el aula. Esta información reafirma el planteamiento que no sólo que hacer actividad física hace bien respecto a la salud, sino que está relacionada a otros ámbitos donde la persona que tiene hábitos al respecto puede lograr importantes beneficios ligados a su bienestar general.

De ahí nace la necesidad urgente de crear conciencia sobre el impacto de la práctica deportiva, pero también se requiere que ésta se haga de manera regular, con cierto orden para que traiga un mínimo de resultados. Esto implicaría, al menos, organizar rutinas que incluyan al mínimo tres días a la semana. Además, la dinámica de la actividad deportiva debe estar siempre asociada a la comida sana, aparece como un requisito básico.

Aquí nos podemos detener y argumentar que los estudiantes están centrados en una mayor inactividad, lo que produce una disminución de la masa muscular, debido a que por sus compromisos académicos muchas veces no pueden hacerse el tiempo para realizar deporte mínimo tres veces a la semana como se planteó anteriormente como un buen piso para comenzar una rutina.

Los planes y objetivos se enfocan en poner énfasis en la comida sana, pero se olvidan de no dejar de lado las ayudas ergogénicas permitidas, tales como las vitaminas, yerba mate, minerales, frutos secos, entre otros, que son aportes importantes al momento de programar una alimentación que complemente de buena forma un programa de ejercicio físico.

Al momento del desarrollo de la actividad, y también en los momentos posteriores inmediatos, una buena opción es la ayuda de las bebidas energéticas para mantener los electrolitos en el cuerpo y obtener una mejor recuperación del organismo. En pocas palabras: el crear un hábito de consumir líquidos saludables, que estén lejos del acceso a bebidas de fantasía (por el exceso de azúcar), que son tan recurrentes en la vida estudiantil, también surge como algo muy necesario si se quiere tener éxito al implementar medidas que apoyen la realización de cualquier rutina física.

No debemos confundir lo que el cuerpo quiere consumir, con los ingredientes que necesita y que son saludables. Para no cometer errores y dar pasos seguros en este aspecto, también se puede tener asesoría de personas que tienen un mayor conocimiento al respecto.

Todo lo mencionado anteriormente, de la mano de la actividad física regular, nos permitirá acceder a una mejor calidad de vida. Y por qué no, desembocar también en un mejor rendimiento académico para quienes cursan alguna carrera de educación superior.

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