Fue un trabajo hecho a pulso. Con mucho esfuerzo, con un equipo lleno de energía y la convicción de que se trataba de una buena historia, que conectaría con el público. Y “Lo que fue nuestro hogar”, cortometraje dirigido por Ángelo Lobos, fue seleccionado para ser parte de la competencia de la categoría Talento Nacional en la edición 21 del Santiago Festival Internacional de Cine (Sanfic), que se llevará a cabo en agosto próximo.

El filme, que dura 15 minutos, se basa en una historia que ocurre en Caleta Tumbes. Allí Daniel (33 años) y Jenny (31) han vivido toda su vida, acompañándose siempre como pareja, hasta que él decide irse a Santiago en busca de nuevas oportunidades y termina la relación. Sin embargo, dos años después vuelve, motivado por la nostalgia y un trágico hecho que cambia para siempre su existencia.

“El interés en el tema surge visitando la caleta y compartiendo con familias locales. Conocimos gente muy generosa que nos compartió muchas de sus vivencias. La propuesta temática y narrativa terminó siendo una especie de recreación de un dolor que constatamos varias veces conociendo a distintos residentes: el dolor de haber perdido a alguien, tal como Daniel pierde a Jenny en la historia”, dijo Ángelo Lobos.

El director agregó que “desde que se empezó a escribir el guion hasta que se filmó, pasaron aproximadamente siete meses. En ese tiempo conseguimos el dinero, locaciones, actores, alimentación, transportes y hasta una lancha. En postproducir nos demoramos bastante más, pues nuestra solvencia económica estaba mermada por los gastos del rodaje y costó un poco más juntar los recursos para hacerlo profesionalmente, pues el material del rodaje merecía tener el mejor tratamiento de postproducción posible”.

La producción se llevó a cabo dentro de una asignatura de título de la carrera de Comunicación Audiovisual de Duoc UC, sede San Andrés. Del financiamiento, Lobos agregó que “el trabajo se sacó adelante mayoritariamente con ahorros del equipo realizador. Existió un gran compromiso de cada miembro del proyecto por sacar adelante la obra con la mayor cantidad de recursos posibles, pues complementamos los ahorros con una gran rifa para el rodaje y para la postproducción/distribución juntamos dinero vendiendo empanadas”.

Broche ideal

Respecto a poder ser parte de la próxima edición de Sanfic, el director del cortometraje señaló que “para el equipo significa un broche ideal de este proceso artístico que ha resultado más extenso de lo que esperábamos, pero del cual nos llevamos un sinfín de aprendizajes. Estar en este festival resulta gratificante por muchos motivos, lo que personalmente más destaco es la oportunidad de mostrar el cortometraje a este nivel. Que una de las primeras obras de nuestras carreras pueda ser mostrada varias veces, en salas de cine gigantes, con un gran umbral técnico, es una vitrina que nunca hemos tenido la fortuna de experimentar y que sin duda será un hito relevante para el comienzo de nuestras carreras como autores cinematográficos”.

Y más allá de Sanfic, Lobos tiene claro cuál quiere que sea la ruta del cortometraje a futuro. “Siempre hemos pensado en dos audiencias, primero la de un recorrido de festivales que nos permita mostrar nuestro trabajo ante colegas y una audiencia más cercana al hábito de asistir a la sala de cine. Por eso, esperamos que la obra pueda seguir siendo seleccionada en nuevas instancias como esta. Posterior a eso, la idea es hacer el esfuerzo de proyectarla en distintas localidades costeras donde no exista la costumbre de ir a salas, como tampoco de tener funciones en sus territorios”.

En ese sentido, añadió que “llevar cine donde no acostumbra a llegar podría ser significativo no solo para el equipo, sino también para los vecinos de estos lugares. Nos importa mucho mostrar la obra en caletas y tener un feedback sincero del cortometraje. Creemos que aquella es una linda oportunidad para seguir aprendiendo del proceso”.