Cultura y Espectáculos

La imborrable huella que dejó Joan Jara en Concepción

Desde la década de los ochenta, la destacada bailarina tuvo una conexión permanente con la ciudad, y fue una de las figuras principales en la creación del grupo de danza Calaucán. Paola Aste, su alumna y amiga de años, contó detalles de su labor en tierra penquista, donde además creó el grupo “Proposiciones” con estudiantes de la UdeC.

Por: Ricardo Cárcamo 19 de Noviembre 2023
Fotografía: Archivo Kiko Fierro

Al momento de su partida, mucho se empezó a hablar de la trayectoria, de la carrera de Joan Jara. Un camino muy destacado, con labores en diferentes ámbitos, y una relación muy cercana con Concepción, que comenzó a sustentarse en la década de los ochenta. Un legado que seguramente permanecerá en el tiempo, pues además de participar en varios proyectos relacionados a la danza también fue formadora de una importante generación de talentos locales de esta disciplina.

Entre ese grupo está Paola Aste, quien además de una maestra considera a Joan como una amiga. “Ella llegó después del exilio, regresó a Chile porque estaba la Manuela, su hija, trabajando en Concepción. Había llegado primero, así que Joan se integró y fue parte fundamental de la formación del grupo de danza Calaucán, en 1983. Fue importantísima en ese momento y creó en la Universidad de Concepción el grupo ‘Proposiciones’, que si bien es cierto no tuvo larga permanencia, si marcó un hito importante que fue dentro de una candidatura de la FEC, nació para apoyar eso. Estuvo integrado por alumnas de la UdeC”. Roxana Correa, María Angélica ‘Titi’ Fuica, Mariela Raglianti, Sandra Bustamante, Coti Donoso, Carmen Gloria García, Viviana Oviedo, Yorly Alé, Viviana Campos y Mónica Rivas formaron esa agrupación.

Aste agregó sobre su trabajo en la zona que “el grupo Calaucán fue diferente porque perduró y ahí su labor fue fundamental. Apoyó todo el trabajo que se fue realizando durante todos los años en Concepción, porque estamos hablando de los inicios de los años ’80. Ella nunca perdió nunca el vínculo con el centro de danza Calaucán, posteriormente cuando se crea todo este movimiento de danza bastante más importante diría yo, con la formación de los talleres municipales del grupo Calaucán, nos adjudicamos unos proyectos y hacíamos unos talleres para la educación municipalizada. Eso fue la raíz del centro de danza Calaucán y durante todos esos años la Joan iba invitada a ver funciones, a ver estrenos, a hacer distintas actividades con el centro de danza Calaucán, con nosotros”.

Una persona feliz

Sobre cómo recuerda a Joan, Aste destacó que “yo personalmente tuve una relación muy íntima con ella, fui su discípula directa. Después me fui a estudiar a Santiago con ella, por Patricio (Bunster) y estuve trabajando y estudiando en el Espiral por muchos años. Entonces creamos una relación muy importante, íntima y era una mujer de una generosidad y de un compromiso maravilloso para con la danza”.

Además, agregó que “nos enseñó una forma de danza mucho más humana, humanizar la danza, que era para todos, que todos los niños tuvieran danza en los colegios, los niños serían más felices, que tendríamos una sociedad con mucha menos violencia, con más autoestima, etc. Todos esos valores digamos eran lo que la Joan nos inculcaba a todos nosotros y en ese sentido ella lo transmitía de una manera muy honesta, muy alegre también. Era una mujer alegre a pesar de lo que todo le tocó sufrir por el asesinato de Víctor (Jara, su marido) y por todas las atrocidades de la dictadura. Siempre mantuvo la danza, su espíritu en alto con mucha entrega”.

La bailarina y docente también comentó que “no sé cómo enseñaba cosas tan difíciles, pero que no parecían complejas cuando las transmitía. Era su forma de enseñar la técnica, de enseñar la danza. Marcaba que cada cuerpo es distinto, cada cuerpo siente diferente, cada cuerpo conecta de forma distinta con el movimiento y eso era lo que le interesaba a la Joan, qué le pasaba a uno con el movimiento, al ser humano, entonces no era una cosa de la forma. Así era la forma en que ella nos hacía navegar, por su forma de ver la vida, de ver la danza”.

Al recordar a Jara, Aste la describió como “una mujer maravillosa. Sus clases eran una cosa pero impresionante, la sensibilidad musical que tenía, la sensibilidad del movimiento, la gestualidad, todo eso era la Joan. Además, una mujer solidaria, la voy a recordar siempre como una maestra maravillosa porque tenía esa habilidad. Maestro es la persona que conduce a otra, que sabe conducir, que sabe entregar las herramientas y cómo traspasarlas, cómo llevarlas adelante en cada uno de sus estudiantes. Eso es un don y la Joan lo tenía. Un compromiso increíble, enorme, en cómo ella nos entregaba la danza, cómo la vivía”.

En ese sentido, añadió que “así recuerdo a mi maestra y gran amiga, que siempre apoyó al centro Calaucán. Le encantaba lo que hacíamos en Concepción, siempre me lo decía, que había una cosa especial que tenía que ver con el clima o el territorio. Tenía un entusiasmo único, un amor por el baile que le transmitía a todos quienes estaban a su alrededor”.

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