El director del Magíster en Arte y Patrimonio UdeC se refirió a diversos aspectos que competen lo patrimonial y el impacto que tiene en la gente. Una celebración que concluye hoy y que, por segundo año, se disfrutó desde una pantalla.
Desde el viernes y hasta hoy, se celebra a lo largo de todo el país el Día del Patrimonio Cultural, festejos que, por el difícil contexto de la pandemia, se trasladaron por segundo año consecutivo al plano digital. Es así como diferentes instituciones, públicas y privadas, ofrecen a tan solo un click una serie de actividades y panoramas para que las personas conozcan parte de su patrimonio más cercano y también remoto.
En esta línea de celebración y encuentro con nuestro pasado -arquitectónico, de archivo y también de memoria- conversamos con Javier Ramírez Hinrichsen, historiador del arte, académico del Departamento de Artes Plásticas UdeC, director del Magíster en Arte y Patrimonio de la UdeC, y jefe de la Unidad de Patrimonio de la Vrim, quien reflexionó sobre esta fecha, su impacto en la gente, cambios en la legislación para su adecuado resguardo, entre otras cosas.
-Desde su experiencia y perspectiva ¿Qué debería hacerse para que el patrimonio sea apreciado y tenido en cuenta más allá de celebrarlo en una fecha puntual?
El patrimonio cultural, desde el punto de vista de nuestro ordenamiento jurídico, estaría garantizado desde un punto de vista “tácito” en la Constitución Política de Chile y en la Ley de Medio Ambiente. Esta situación se debe a que el concepto no aparece expresamente. En este sentido no hay que confundir lo que la legislación incorpora a través de la Ley de Monumentos Nacionales, que solo tiene por finalidad proteger legalmente los bienes muebles e inmuebles, áreas urbanas específicas y lugares naturales declarados en la categorías que la Ley 17.288 consagra. Desde un punto de vista de la Legislación Internacional, Chile ratificó recién la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural de 1972 recién en 1980. Desde este punto de vista, y en medio de la discusión legislativa que está llevando el Congreso Nacional por las indicaciones sustitutivas ingresadas por el Ejecutivo en marzo pasado por la Ley de Patrimonio Cultural, es la oportunidad, incorporando a todos los actores de la sociedad civil como a pueblos originarios, que el patrimonio cultural deje de ser un tema meramente efemérico y se transforme en una cuestión de derechos sociales de responsabilidad pública, colectiva e individual.
-¿Cuán importante considera usted que es el patrimonio hoy en día? ¿La gente sabe lo que es el patrimonio y el valor que tiene?
Quiero tomar un punto que señalé en mi respuesta anterior. La actual discusión de la indicación sustantiva del proyecto de Ley de Patrimonio Cultural, ya que ahí se plantea la relación con la educación. El valor de la educación patrimonial no es sólo una cuestión de fechas y nombres, sino de sentidos. Sin embargo, aunque con cada celebración del Día del Patrimonio Cultural, donde la gran participación de personas en actividades y visitas demuestran la valoración y por ende el interés por el patrimonio, esto no queda solo allí. Por tal situación es importante, desde un aspecto, que la Educación Patrimonial sea un hecho y no algo nominal. No sólo discurso, sino acción.
-¿El patrimonio tiene el resguardo o protección necesaria por parte de nuestras autoridades? ¿Existen muchas trabajas para su resguardo y protección?
Patrimonio es un bien cultural producido por el ser humano de manera individual o de manera colectiva. Este no sólo es un objeto que testimonia un pasado lejano o reciente, sino que habla del presente desde aspectos tangibles e intangibles. En Chile, hay un uso común del término patrimonio cultural, pero que desde un punto legal sólo se define a través de la palabra de origen decimonónico -siglo XIX- que es, monumento histórico. La ley que define y aplica en ámbito de competencia por parte del Estado para este, sólo incorpora hasta el momento la cuestión de lo tangible-material, tanto para obras artísticas, arquitectónicas y urbanas, como también áreas “naturales” hasta restos arqueológicos, entre otros. En un sentido amplio de la palabra, el patrimonio cultural no está protegido, sino en el sentido restrictivo y selectivo. Entonces, la Ley 17.288 de Monumentos Nacionales sólo protege lo declarado, basados en aspectos históricos, conceptuales y técnicos.
-¿Es costoso o caro, derechamente, el poder mantener el patrimonio? ¿Siempre son insuficientes los recursos destinados a ello?
Si se menciona el patrimonio como una cuestión solamente material, mueble o inmueble, es costoso. Aunque depende de cada caso. El punto aquí, es la “mantención” como forma de conservación. No confundir la intervención de restauración o reconstrucción como una acción de mantención o conservación. Ejemplo de esto es cuando una pintura de restauración es para su integridad y autenticidad material y formal. La situación en el caso de un inmueble (casa, edificio, etc.) aparece cuando no existe la adecuada mantención. Aquí, no sólo debiera ser solo responsabilidad del propietario, sino del Estado. Esto puede llevar a prácticas de restauración o de mantención no tan “felices” si el foco está solamente en incentivos tributarios. U operar bajo la lógica de concursos para financiamiento de proyectos en esta línea. Creo que el Estado debe apoyar de manera más directa, tanto técnica como financieramente.
-¿Cómo se puede concientizar a la gente que lo cuide y que también contribuya a protegerlo?
Más que concientizar, es convocar. Para eso es urgente ampliar la participación en la toma de decisiones en la gestión de los distintos patrimonios.
-Segundo año en pandemia y gran parte de la celebración patrimonial será en modo online, y teniendo la experiencia del año pasado ¿cómo cree que funcionará este año? ¿Las personas se animarán a navegar por la web y buscar panoramas patrimoniales?
El año pasado existió una enorme expectativa del éxito de las actividades virtuales, pero ya con la experiencia de un trabajo online de más de un año, evaluamos que existirá una alta participación. Aunque siempre será más significativo la experiencia presencial. Más que cosas, en estos tiempos las personas buscan comunicarse por los problemas de la interacción presencial. En esta línea, las actividades son medios, pero no fines.