Muestra reúne 84 piezas, entre pinturas y grabados.
Retratos de los primeros años de la conformación de la República, realizados por José Gil de Castro. También pinturas de los artistas académicos de fines del siglo XIX, obras de la Generación del 13, representando escenas de las clases populares, y grabados de una gran cantidad de artistas que irradiaron con fuerza en esta disciplina. Eso y mucho más tiene “La Pinacoteca en el Museo, obras de la Pinacoteca Universidad de Concepción”, exposición que se inauguró el pasado miércoles en el Museo Nacional de Bellas Artes (Mnba), en Santiago.
La muestra incluye 84 piezas, entre pinturas y grabados, seleccionadas por la curadora Sandra Santander, con el apoyo de Rodrigo Piracés, director de la Pinacoteca y de Extensión de la casa de estudios. “La Pinacoteca de la Universidad de Concepción ha atesorado una colección de arte que es un reflejo de nuestra historia como país, con alrededor de 2.500 pinturas y grabados que van desde inicios del siglo XIX a la era contemporánea. Constituye un gran privilegio para nuestra casa de estudios poder exhibir parte de este patrimonio artístico en el Museo Nacional de Bellas Artes, en la conmemoración de nuestros 100 años de vida”, dijo Carlos Saavedra, rector UdeC.
Sandra Santander comentó que “la Pinacoteca propone un ejercicio expositivo que incluye obras de su colección, como también de artistas regionales, en diálogo y contrapunto con maestros de la pintura chilena. Este encuentro permite exhibir el trabajo de creadores formados académicamente en la Escuela de Arte de la Universidad, cuya producción visual está en permanente fricción con la historia del arte y en especial con esta colección”.
De la selección de las piezas, Santander indicó que “las obras acontecen desde un linde intelectual, social, político o geográfico. Tanto los paisajes rurales de fines del siglo XIX, los personajes y escenas populares de la Generación del Trece, o la pintura contemporánea, denotan el interés de los artistas por volcar la mirada hacia ciertas zonas territoriales y sociales de nuestro país, que permanecen invisibilizados”.
ºEn ese sentido, agregó que “hay un interés por valorizarlos y posicionarlos en el imaginario colectivo, solo que ahora están recontextualizados en un Chile en la calle, movilizado, disgustado, socialmente segregado y demandando cambios importantes. Los artistas, desde inicios del siglo XX, continúan observando, cuestionando y documentando su producción con el pulso de los tiempos, tanto por la intensidad de sus discursos como por el compromiso con las realidades colectivas (…) Articulan un relato centrado en lo humano, en los lugares olvidados, en las personas ignoradas y en la circunstancia histórica que, hace 100 años, permitió la formación de una universidad y su pinacoteca en el sur de Chile”.