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Alguera Lafkenche reivindica a sus ancestros con respeto al curso natural de los productos marinos

En Punta Lavapié entre el sacrificio, la defensa de sus tradiciones, la maternidad y su emprendimiento, esta recolectora de orilla es el ejemplo de que se puede vivir de una actividad económica sustentable.

Por: Cecilia Bastías 24 de Noviembre 2025
Fotografía: Cedida por Yolanda Carrillo.

En un poblado empinado que tiene el sonido del mar abierto de fondo, únicamente interrumpido por el paso de algunos vehículos que pasan por la vía Principal de Punta Lavapié en la comuna de Arauco, vive Yolanda Carrillo Lincopi, que se define como orillera, extrae algas de la costa como el luche, la luga y el cochayuyo.

Con 60 años contó que por parte de su madre es originaria del pueblo mapuche Lafkenche, lo que también define en gran medida la forma de trabajo que tiene con los recursos que extrae del mar a diario. “Empecé en esto cuando mis padres se separaron, con mi mamá y mis siete hermanos salimos a buscar el sustento, yo tenía siete años cuando trabajé por primera vez en el mar”, dijo.

Toda una vida dedicada a la sacrificada labor de alguera recolectora, definió Yolanda y detalló que con el dinero que obtenían por estos productos conseguían la ropa necesaria para ir al colegio, mientras su madre compraba las provisiones necesarias para la alimentación.

“En esos tiempos lo juntábamos en carretas y los llevaban a camiones, lo que vendíamos era luga y cochayuyo”, relató.

La labor actual de esta alguera, no distan mucho de lo que hacía cuando era una niña. Y siempre en ello mantiene viva la cosmovisión de sus ancestros.

Para ella, muchas veces llegan personas que no actúan como verdaderos orilleros. “Porque yo, primero, tengo que pedirle permiso al mar para llegar a entrar. No es llegar y entrar nomás, como si nada. Aquí arrasan con todo, no les importa el largo del cochayuyo, cuántos centímetros dejan, sino que arrasan con todo. Yo digo, quieren comer hoy y tener hambre mañana”, apuntó.

Para Yolanda, la verdadera actitud que debería tener un extractor de los productos del mar, y así lo practica ella, es pensar en las futuras generaciones. “Porque a este ritmo los recursos se están exterminando”, afirmó.

En cuanto a la contaminación, según esta mujer orillera, es netamente producto del actuar del ser humano. Las personas que desechan elementos al mar, pueden afectar a los mariscos y todos los recursos que éste entrega. “He visto lobitos andar con bolsas en el cuello, pingüinos. Muchas veces yo he sacado mi cuchillo para cortarle las redes”, indicó.

“Yo pienso que el mar es vida. Toda la naturaleza es vida para nosotros, de ahí sacamos nuestros recursos para sobrevivir”, expuso.

Los productos deben vivir por el bienestar de los propios seres humanos, esa es la concepción que tiene de su actividad Yolanda. “Si voy a al mar y quiero ir a buscar luche, voy a sacar lo que voy a ocupar, no puedo sacar más, eso es proteger el recurso. O el cochayuyo, tiene que ser a cierta altura porque después tú lo vas a tener que volver a cortar”, explicó.

Realidad mundial en la pesca

En una publicación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicada en su sitio web el 18 de marzo de 2024, denominada “Durante siglos hemos saqueado nuestro planeta. Ahora pagamos el precio”, la entidad plantea que la contaminación, los desechos y las sustancias químicas provocan unos 14 millones de muertes al año, es decir, en torno a una cuarta parte de la carga mundial de morbilidad.

Por ello, agrega la Organización Mundial de la Salud, “el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y la Organización Mundial de Sanidad Animal colaboran en un grupo denominado Alianza Cuatripartita, que tiene por objeto ayudar a los países a adoptar un enfoque de “Una sola salud”, reconociendo que las políticas relativas a la salud humana, la sanidad animal, la agricultura y el medio ambiente deben basarse las unas en las otras y reforzarse mutuamente”.

Asimismo, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las mujeres representan cerca del 50% de la fuerza laboral dedicada a la pesca de captura y acuicultura en el mundo. Su presencia, puede ser evidenciada en diversas actividades de la cadena de valor del sector económico, donde asumen funciones críticas como la provisión de insumos, extracción y cultivo, procesamiento primario y secundario, y también la comercialización.

Carolina Echagüe.

Por otro lado, la investigación “La visualización femenina en la pesca artesanal: transformaciones culturales en el sur de Chile” (Álvarez, Stuardo, Collao y Gajardo, 2017), permite apreciar que en el país los ámbitos donde mayormente se percibe la participación de mano de obra femenina, se relacionan a la recolección de orilla, el trabajo en plantas de proceso y las actividades asociadas, como la agregación de valor o turismo.

Realidad que es posible visualizar en las playas de la Región del Biobío, ya que es comentario común el hecho de que cada vez son menos las mujeres que se dedican directamente a la extracción de recursos y tal como comenta Yolanda Carrillo Lincopi, la mayoría ha pasado a hacer labores denominadas conexas, es decir, que no están en directa relación con el mar, si no que con el procesamiento primario de los productos.

¿En el mundo de la extracción del alga trabajan solo mujeres?

También hay hombres que son algueros, porque yo tengo un hermano y mis primos también lo son. No se hace diferencia en que sea solamente la mujer.

Antes se hacía mucho en matrimonios, actualmente como existen las conexas, que son las desconchadoras y las que extraen el carapacho de la jaiba, que eso antes no se daba. Ahora se hace más individualmente.

Veo que falta fiscalizar en esto, hay personas que postulan proyectos diciendo que son extractoras, pero en realidad no lo son.

¿Cómo ve la evolución del rol de las mujeres en el mundo de las labores ligadas al mar?

Creo que ha avanzado, porque aquí hay muchas presidentas, casi todas son mujeres. Son más las mujeres presidentas que hombres. En casi la mayoría de las organizaciones, por ejemplo, acá en la junta de vecinos es una mujer. La Fotün Mapü Pü Lafken Asociación Indígena, a la que yo pertenezco, también la presidenta es una mujer. Entonces, ahora la mesa que tienen los jibieros, me parece que también va una mujer. Hay varias, también han podido liderar, ya sea con sus objetivos como representando. Creo que ya las mujeres estamos más empoderadas. Más a la par.

Reconversión de la actividad

Yolanda, ha optado por la cocinería como nueva entrada financiera para su estabilidad. Fue así, como inauguró un local llamado Maylen Lafken.

“Significa mujer poderosa del mar”, apuntó. Lamentablemente durante los incendios que asolaron a la Región durante el 2023, resultó completamente quemado. Actualmente, se encuentra bastante avanzada en la reconstrucción de este lugar.

“Hacíamos ceviche de cochayuyo, empanadas de cochayuyo, hacíamos variedades de platos rescatando la cultura mapuche. Lo estamos tratando de levantar con harto newen”, comentó.

¿Cómo se siente de prontamente lograr levantar nuevamente su emprendimiento?

A esta edad, uno ve su trayectoria y ese es el legado que uno deja. Deja el Kimun, que es la sabiduría, el conocimiento a plasmar. Lo siento como un homenaje a mi madre. Y que me hubiese gustado que muchas mujeres como ella hubiese tenido la oportunidad, como yo, de poder proyectarse así.

Nosotros tenemos que dar gracias, que ahora se nos toma en cuenta y que podemos transmitir lo que ellos (antepasados) nos dejaron, el legado.

¿Cuál es su mayor logro?

Haber podido sacar adelante a mis tres hijos, separada de su padre y siendo alguera. A los 22 años me había ido con mi pareja a Concepción, pero después me vine con mis tres hijos a cuestas, uno de ellos con una parálisis cerebral, el menor.

Trabajaba los fines de semana, y tres veces a la semana tenía que estar en la Teletón. Mi hijo no caminaba. Yo con lo que trabajaba en el mar, por eso es que uno nunca tiene que olvidarse de sus raíces, logré sacarlos adelante. Uno es carabinero, otro conductor de una línea de buses y el menor logró un 80% de rehabilitación y trabaja como guardia. A veces cuando los niños se sacrifican, salen más adelante, más victoriosos. Que tengan un trabajo estable para mí es más que satisfactorio.

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