Carmen Medina Pineda, fundadora de Ayekan Ideas, dice estar cómoda y conforme con su labor en el recinto penal de Concepción. Su labor voluntaria busca fomentar la creatividad, la autoestima de mujeres y hombres que cumplen medidas judiciales.
Constanza Santander Montorfano
En Concepción, Carmen Medina Pineda, fundadora de Ayekan Ideas, tiene un emprendimiento dedicado a transformar ropa en desuso en prendas reutilizables.
Ella lleva a cabo talleres de confección y diseño textil junto a mujeres privadas de libertad en el recinto penitenciario El Manzano.
Este emprendimiento comenzó en 2018, pero desde hace dos años, aproximadamente, el trabajo de Medina tomó un nuevo y complementario aire: el trabajo junto a tijeras, agujas y género ahora también junto a mujeres privadas de libertad.
Por medio de la Fundación “Mujer Levántate”, Carmen lleva a cabo esta misión al interior de la cárcel El Manzano de Concepción.
Su llegada al estamento penal fue casi fortuita. Una asistente social de la fundación a la cual pertenece fue a buscar ropa al recinto y se enteró de que se necesitaba una monitora de costura. Carmen, que justo estaba buscando apoyo para producir sus productos, pensó en que sería una excelente oportunidad. “Comencé como monitora de costura en el lugar. Bueno, soy voluntaria más que nada. Les enseñé lo que yo sabía de la costura, de cosas recicladas”.
Por otra parte, Medina mencionó que va con mucha frecuencia al complejo penitenciario. Eso, principalmente, porque le gusta acompañar y generar momentos de recreación a las personas.
Al principio, cuando comenzó este taller hace dos años, las internas de costura buscaban formas para aumentar algo esencial en esta labor: la creatividad. Por lo tanto, Carmen debía orientarlas y sugerirles cómo realizar los diseños y las prendas.
“‘ Ya hay que hacer un bolso’. Pero yo tenía que darle como todo el diseño completo porque todavía no eran capaces de dar su opinión y de relajarse al trabajar”, contó. Sin embargo, al día de hoy, las mujeres del taller han desarrollado la inspiración para crear productos.
Medina no solo trabaja en costura con mujeres, sino que también realiza con más frecuencia un taller de pintura para los hombres que están privados de libertad. Este taller es impulsado directamente desde Gendarmería, por lo que sus horarios son más estables. “Pintamos acrílico, yo traigo fotografías a color, entonces yo les puedo hacer como un programa. A veces, les traigo fotografías de paisajes, de flores, naturaleza muerta. Entonces eso es lo que empezamos a pintar. Los resultados son geniales, son espectaculares”, comentó.
La emprendedora, además, sostiene que no se ha encontrado ningún desafío tan complejo al interior de la cárcel. “En realidad lo complicado acá es por un tema obviamente de seguridad, que uno no puede llegar aquí traer cualquier material o no puedo ir en cualquier momento”, pero asegura que el ambiente es muy cómodo y las personas con las que trabaja en estos cursos son muy respetuosos y agradecidos.
“Obviamente, no falta los que son un poco más desordenados, como que no quieren seguir instrucciones, pero entre ellos mismos se van ordenando. Yo hasta el momento no he tenido problemas con trabajar acá”, agregó Carmen.
“Me siento considerada por los internos, nunca me han hecho desórdenes, que sean violentos. Siempre he contado que ha sido una buena relación y los resultados que yo veo son geniales”, manifestó.
Asimismo, sostuvo que la idea de que las personas tengan la posibilidad de desenvolverse creativamente, es muy positivo. Ayuda tanto emocionalmente como para desarrollar las habilidades motrices que quizá en algún momento dejaron de lado.
Un proyecto de ley, impulsado por los senadores Juan Castro (PSC) y Paulina Vodanovic (PS), busca consagrar el trabajo penitenciario como un derecho fundamental y una vía efectiva para la reinserción social de las personas privadas de libertad. Esto, originado como crítica al sistema actual marcado por el hacinamiento y la alta reincidencia delictual.
Esta iniciativa quiere promover el trabajo no como castigo, sino como proceso formativo, productivo y digno. Además, la moción incorpora incentivos para las empresas privadas y públicas que participen en convenios laborales con Gendarmería.
Los empleadores deberán acreditar buenas prácticas laborales y el cumplimiento de cotizaciones previsionales, con el objetivo de crear una red de “empresas colaboradoras en la reinserción laboral penitenciaria”.
De acuerdo a la moción, “actualmente, la sobrepoblación penitenciaria en el sistema cerrado alcanza un 151% a nivel nacional, superando ampliamente la disponibilidad de plazas (…) A pesar del alto costo que implica mantener a cada persona privada de libertad (cifra que superaba los $983.424 mensuales por reo en 2022) , los programas de reinserción han demostrado ser insuficientes, concentrando la mayor parte de la población penal en la sanción y no en la preparación para el retorno a la sociedad”.
“La baja efectividad del sistema se refleja en la alta tasa de reincidencia delictual, que en los últimos informes se ha mantenido en torno al 41,5% para los egresados del subsistema cerrado. Este alto índice evidencia que los programas de capacitación y formación laboral no están logrando el efecto de modificación conductual y reintegración social deseado”, sostiene también el documento, entre otros puntos.
Carmen valoró la idea explicando que estas actividades son positivas. “Ellos llevan muchas horas acá adentro, donde no se puede hacer nada, porque los horarios son como bien limitados”, sostuvo.