Enfermos ya no fallecen a los 12 ó 18 meses de ser diagnosticados sino que siendo personas mayores, con patologías propias de la vejez.
De 3 a 5 personas por cada millón de habitantes están afectados en la Región por Leucemia Mieloblástica Crónica (LMC), cáncer en que las células dejan de morir y “los pacientes adquieren una alteración genética en el cromosoma Filadelfia (…) que genera una proteína mala, que hace que la célula se perpetúe y que se acumulen los leucocitos de la línea mieloide, ocupando espacio en la médula ósea, en fábrica de la sangre y a desplazar otras”, afirmó Mónica Romero, hematóloga de adultos y jefa de investigación y desarrollo clínico del Hospital Guillermo Grant Benavente.
La enfermedad, explicó la doctora, es silente, generalmente se presenta entre los 55 y 60 años y, es descubierta al realizar exámenes preventivos y el hemograma sale alterado.
Otra forma de descubrirla, dijo, es cuando las personas comienzan a presentar molestias cuando crece la línea celular y alguno de sus órganos empieza a aumentar, por ejemplo el bazo, que ocupa espacio en el abdomen, y genera al paciente un compromiso del estado general como baja de peso y malestar.
La mayoría de las veces el paciente consulta, indicó, porque se siente un poco extraño, cansado, ya que no se trata de una enfermedad disruptiva, como la leucemia aguda. “De hecho, hay entre un 20 y 30% que lo descubren de forma accidental”, dijo.
Producto de la enfermedad, según comentó, antiguamente, las personas afectadas por LMC, morían a los 12 ó 18 meses de ser diagnosticadas. Sin embargo, ahora el panorama cambió radicalmente en Concepción y en el mundo al descubrirse un fármaco que el Imatinib, que ha permitido que gracias a su administración consultas periódicas, exámenes y tratamientos están muriendo de mayor edad, de enfermedades que afectan a la mayoría de la población.
La mejora sustancial en Concepción, recalcó, se debe precisamente a una atención integral que se entrega en el único policlínico especializado en LMC en Chile, perteneciente al Hospital Guillermo Grant Benavente, que atiende a 110 pacientes de la Región. La iniciativa, según indicó Romero, no se encuentra en ningún hospital público del país.
Donde sí existen espacios similares y más conocidos es en Londres, Australia e Italia.
Con el policlínico, que partió en 2016 en la zona la expectativa de vida de los pacientes se ha alargado considerablemente, pues, según dijo Romero, ya no fallecen de la enfermedad, sino más bien por causas relacionadas a la vejez como diabetes, hipertensión, tumores, cáncer de próstata, de mama, colon, insuficiencias cardíacas, hipotiroidismo, entre otros.
Aseveró que el policlínico no para. De hecho, ni siquiera lo hizo en pandemia, momento en que atendieron a través de telemedicina o en forma telefónica a sus pacientes y despacharon las recetas necesarias.
Recalcó que independiente que ella no esté, siempre habrá un hematólogo dispuesto a realizar los controles que se realizan a los pacientes cada 3 meses y que incluyen consulta médica, examen de marcador genético (PCR) y retiro de medicamentos.
“Hay pacientes que, por ejemplo, vienen de Tirúa, por eso es importante que todo se haga en un día, para que no deban venir durante varios días al hospital”.
Manifestó que el policlínico ha dado grandes frutos, pues los pacientes están bien controlados, adhieren al tratamiento, pesquisan factores de riesgo cardiovascular, se preocupan de realizar diagnóstico precoz de otras enfermedades y educan a los pacientes sobre su enfermedad por saben leer sus exámenes moleculares y hemogramas.
Ojalá, manifestó, este tipo de policlínicos, en que hay una población cautiva, bien estudiada,seguida y manejada, donde se hace una buena prevención se pudieran copiar en los grandes centros porque es un beneficio para el paciente.
Además, controlan al paciente, de tal manera, de advertir que el fármaco no genere efectos secundarios ni lo ponga en riesgo cardiovascular.
De Rahuil, un sector rural de Florida, es Amalia Villouta, 63 años, en controles crónicos en el consultorio Lorenzo Arenas, sector donde se encontraba viviendo con su hija, encontraron que sus análisis de sangre estaban extraños. “Me dijeron que tenía anemia y después el doctor me envió de urgencia al Hospital Regional con un informe para que me atendieran, me hicieron exámenes y después de 3 días el diagnóstico fue Leucemia Mieloide Crónica”.
Tras saber de su resultado en julio de 2015 ingresó al Policlínico de Hematología Adulto, especializado en LMC. “Vengo regularmente cada 3 meses, llueva o truene. Ahora me siento muy bien. Estoy contenta porque los exámenes salen bien y por cómo me tratan y nos orientan. Llegué a una estabilidad de mi tratamiento, no he dejado de tomarlo nunca. Todos los medicamentos me los dan acá. Estoy muy agradecida”.
Las terapias médicas son GES, incluidos en la canasta desde 2007, que incluyen medicamentos, que tienen un costo promedio de $2.5 millones, como Imatinib, Nilotinib y Dasatinib, ahora tienen una vida prácticamente normal.
“Todos los medicamentos son inhibidores de la tirosina quinasa (funciona bloqueando la acción de proteínas anormales en células cancerosas). Eso lo paga el Estado a cada paciente. Entonces, también nosotros dentro de este policlínico hacemos mucho hincapié en el paciente en la adherencia al tratamiento. Porque una de las cosas importantes en esta enfermedad es que el paciente se toma la pastilla. Si no se la toma, no hay éxito en el tratamiento”.
Aseveró que les recalcan que cada pastilla cuesta entre 70 ó 80 mil pesos y que si no la toma está tirando ese dinero a la basura. “Y que finalmente bota su dinero porque se la paga con el impuesto de todos nosotros (…) La gente a veces piensa que por ser una pastilla y es una leucemia que no le duele, le deben estar dando algo como un paracetamol ”.
Si bien, los pacientes cuentan con medicamentos GES para tratar la LMC, la coordinadora nacional del grupo de estudio de la Leucemia Aguda Mieloblástica de Chile y que trabaja junto al grupo español Petema ( Programa Español de Transplante Hematopoyético y Tratamiento de Hematología) aseveró existen nuevas drogas para tratar la enfermedad, que están aprobados en Chile para ser usados en estos pacientes, pero que no están incluidos ni en el GES ni en el programa de Drogas de Alto Costo.
Entonces, si un paciente no puede usar el Imatibib, Nilotibib y Dasatibib porque fue refractario o porque tiene mucha carga cardiovascular, este fármaco puede eventualmente ser un riesgo para él. “Hay otros fármacos nuevos aprobados y todo eso por el ISP, pero no están en estas canastas”.
Aseveró que lo que quieren como grupo chileno Leucemia Mieloide Crónica, a través de la Sociedad Chilena Hematología, es poner en evidencia estos pacientes y que el Minsal homologue todos los fármacos.
Aseveró que lo ideal es que se deje al clínico la posibilidad de elegir el mejor fármaco para el paciente, especialmente, si se trata de personas obesas, diabéticos, hipertensos, sedentarios o fumadores, pues con eso le está evitando un riesgo mayor.