Investigación desarrollada en dos barrios de la comuna de Osorno indica que las personas están altamente interesadas en reciclar, pero no consideran la cantidad de basura que va a generar un producto al momento de la compra.
Un grupo de investigadores e investigadoras de diversas universidades, entre ellas la UdeC, se reunió durante el mes de julio con autoridades municipales y una empresa de reciclaje de la comuna de Osorno, para mostrarles los resultados de su trabajo acerca de las actitudes y comportamientos de la población en torno al reciclaje.
Los resultados forman parte de la investigación “Comportamientos proambientales, decisiones de consumo y residuos”, liderada por Francisca Trujillo Barría como parte de su trabajo de tesis de Doctorado en Economía de la Universidad de Talca, y en el que participó la académica UdeC Marcela Jaime Torres, profesora de la Escuela de Administración y Negocios del Campus Chillán.
Jaime es además Directora del Programa de Investigación en Economía de Recursos Naturales y Medio Ambiente (NENRE EfD-Chile), institución que agrupa a un conjunto de economistas especializados en medio ambiente.
El objetivo principal del estudio fue investigar las prácticas de reciclaje, las preferencias por los sistemas para llevar a cabo esta tarea, y las preocupaciones ciudadanas en torno a los residuos. Para llegar a estas respuestas, se desarrollaron tres estudios, uno descriptivo sobre las características y comportamientos proambientales de los hogares, un segundo estudio sobre las preferencias por sistemas de reciclaje y un tercero, que evaluó el impacto de la implementación de un sistema de reciclaje domiciliario y una campaña informativa.
El trabajo de campo se desarrolló en la comuna de Osorno, específicamente en dos sectores (Mirasur y Ovejería) y participaron 604 hogares. Según los datos recopilados, el tamaño promedio de cada hogar es de 4 personas, y genera 5.63 kilos de basura per cápita, los que, en su mayoría, son residuos orgánicos y plásticos.
Según declararon los entrevistados, un 30% de los hogares reciclan siempre, mientras que un 24% no recicla. De quienes sí reciclan, el 49% aparta botellas de plástico y otros elementos del mismo material; luego los porcentajes disminuyen notablemente para otros materiales, pues le siguen las botellas de vidrio con un 8% y las latas con apenas 1,6%.
Aun cuando el reciclaje parece ser parte del lenguaje de las familias, falta mucho por avanzar en materia de reducir la cantidad de residuos a la hora de comprar: El 55% de los hogares encuestados declara que nunca o casi nunca piensa en la basura que generará al momento de efectuar una compra, mientras que el 36% tampoco se preocupa de comprar productos reciclables. En tanto, un 41% señala que nunca o casi nunca compra a granel.
Esto podría explicarse porque las políticas públicas han centrado su quehacer hacia impulsar que los consumidores reciclen, no tanto hacia la responsabilidad del productor para disminuir los materiales a la hora de producir, señaló la investigadora Francisca Trujillo.
“Las políticas se han centrado en responsabilizar al consumidor para que elija reciclar. Pero los consumidores no tienen opción de elegir la envoltura del paquete de fideos o de azúcar. En este sentido, creo que no se puede dejar toda la tarea al consumidor final, también debe poner de su parte la industria”.
Sobre las compras a granel, para Trujillo la respuesta puede pasar por la poca disponibilidad de este tipo de ventas en los lugares donde se desarrolló el estudio. “Me imagino que puede ser una situación que ocurre en otras partes, pero no es posible extrapolar el resultado. En general no está muy difundida esta forma de comprar a granel. Creo que más que decir que las personas no prefieren este tipo de consumo, es importante destacar que existe una barrera de entrada”.
La investigación no solo consideró encuestas a la población, sino que, además, pesó la cantidad de residuos que se producía en distintos momentos del año en los hogares estudiados, tanto lo que se producía en los puntos limpios como lo que recogía el camión reciclador. Con esto, el equipo pudo identificar que los meses de verano son intensos en generación de residuos plásticos, principalmente botellas, y pudieron hacer recomendaciones acerca del mejor momento para hacer campañas de reciclaje.
“Dado que el consumo de líquidos se hace de preferencia en botellas de plástico, se ve un incremento en fiestas patrias, verano y las fiestas de fin de año. Eso es posible anticiparlo y generar campañas enfocadas en esas fechas”, aseguró Trujillo.
La profesora Marcela Jaime señaló que son precisamente este tipo de estudios científicos los que quiere impulsar el programa NENRE EfD. “Este es nuestro sello, y esperamos que esta solidez pueda aportar al diseño de políticas. Siempre tratamos de abordar temas que representan problemáticas a nivel nacional e internacional. En este caso, la gestión de residuos, que dentro de los temas ambientales del país es algo relativamente nuevo. Recién en los años 2017 y 2018 comenzamos a conversar sobre el manejo de residuos y aproximarnos hacia la economía circular”.
A pesar de ser un tema reciente, por lo menos desde la arista del reciclaje las personas están comprometidas, como lo muestran los datos. El 91% de los participantes del estudio está de acuerdo con que reciclar es un deber ciudadano, mientras el 96% señala que esta práctica cuida al planeta y a las futuras generaciones, y el 63% dice que reciclaría más si tuviera tiempo disponible.
Uno de los obstáculos para esto tiene que ver con los lugares disponibles. Esta investigación muestra que el 82% de los hogares indica que los puntos limpios no funcionan bien por el mal uso de algunas personas, y el 94% dice que deberían existir más puntos. Al respecto, las personas prefieren lugares que mantengan la limpieza del barrio, es decir, que no acumulen basura extra. También valoran la existencia de espacios o iniciativas que recopilen basura orgánica, aun cuando todavía no está tan difundida la idea de que estos residuos son reutilizables. En este sentido, los datos indican que el reciclaje forma parte de los hábitos de las personas, quienes esperan contar con facilidades para su ejecución.
Estas conclusiones permiten mantener el optimismo en cuanto a los cambios de mentalidad de la población, comentó Trujillo. “Cuando las personas ya tienen cierta práctica de reciclaje y se da cuenta de que es costoso en tiempo, pueden llevar el comportamiento a la comprar y pensar cómo hacer para reducir. La percepción de este estudio y que también es algo que se observa en la literatura, es que la gente parte del hábito más fácil de implantar, que en este caso es el reciclaje y cuando ya lo incorpora, se puede mover hacia evitar generar los residuos”.