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Obesidad en escolares: control de kioscos y minutas saludables son parte de las medidas

10,8% tiene obesidad severa,16,83% sufre obesidad y 27,77% sobrepeso. Especialistas aseguran que se proyecta un aumento en la carga de la enfermedad, que derivará en mayor gasto de salud por enfermedades crónicas, consultas y hospitalización. Menor ingesta calórica y mayor actividad física son necesarios para detener la nueva pandemia.

Por: Ximena Valenzuela 13 de Marzo 2023
Fotografía: Ministerio de Salud

Si bien Chile, a lo largo de su historia ha debido sortear problemas como la desnutrición en menores de edad, desde la década de los noventa la malnutrición por exceso ha sido la constante. Las personas han aumentado en kilos y en enfermedades crónicas. Baja de la calidad de vida, discapacidad y muerte prematura son parte de las posibilidades de quienes la padecen.

La última Encuesta Nacional de Salud (ENS) indica que la malnutrición por exceso llega al 74.2%, 13,2 puntos porcentuales más que la de 2009-2010; la obesidad creció de 22.9 a 31.2% entre el 2010 -2016, mientras que el sobrepeso se mantuvo en un 40%.

En cuanto a la obesidad mórbida, que es la más grave, aumentó de 2.2% a 3.2% en dicho periodo, llegando a un 4,9% en el grupo de 30 a 49 años, la mayor prevalencia está en mujeres de sectores más vulnerables.

Confinamiento prolongado durante la pandemia, inactividad física, mala alimentación y una falta de controles de salud en el sistema público son el saldo que dejaron 2020 y 2021. Entre los escolares menores de 6 años, según el último informe emitido por la Seremi de Salud, un 23,77% de los niños presenta sobrepeso, 16,83% obesidad. La obesidad severa, conocida como mórbida, ya está en el 0,56% de los niños.

Según las estadísticas de la Seremi, en la Región hay más de 207 mil 923 personas con problemas por mala nutrición por exceso: 62,90% en personas de 65 años en adelante, entre las embarazadas 75,86% y, 40,59% en menores de 6 años.

El panorama local hace necesario una serie de cambios, que van desde las fiscalizaciones a kioscos escolares, hasta mejorar la alimentación en los hogares y aumentar las actividades físicas de los menores. Sólo así, según los especialistas se podría lograr una baja de las cifras.

Lino Alarcón, jefe de la unidad de Salud Alimentaria de la Seremi de Salud, afirmó que durante lo que va del año no han realizado fiscalizaciones, pues los colegios están recién entrando en funcionamiento. “El año pasado logramos hacer en la Región un total de 101 fiscalizaciones porque al regresar de pandemia no todos los colegios tenían en funcionamiento sus kioscos”.

En sólo dos controles realizados por la autoridad sanitaria se detectó el incumplimiento a la norma vendiendo alimentos con sellos Alto En. La sanción cae sobre quién vende el producto. Las multas pueden fluctuar entre 1 y mil UTM (desde $62.450 a $62.450.000)

“La mayoría de los locales han cumplido la ley 20.606 (…) pero se requiere de más tiempo para ver si ha logrado algún efecto en el peso de la población escolar. Aún no tenemos ni 10 años de implementación”, dijo Alarcón, agregando que retomarán los controles en kioscos escolares, así como también en los locales en que se manipulan alimentos para los establecimientos, como es el caso de los casinos.

“A lo menos tenemos que contemplar una fiscalización por cada establecimiento de la Región (que tenga kiosco y casino). La meta es cubrir el 100% de ellos”.

Colegios preocupados

Claros del problema que genera la obesidad en los niños, la Redcol Biobío, que integra a establecimientos subvencionados, han establecido planes de intervención con nutricionistas de apoyo, además de alianzas estratégicas con centros de salud públicos de cada comuna, que con sus profesionales contribuyen para monitorear el estado nutricional de los niños.

Carolina Sáez, sostenedora del colegio Guillermo Velasco Barros y secretaria Redcol Biobío sostuvo que durante marzo todos los establecimientos, evalúan a los alumnos en peso y talla, para luego darles medidas de apoyo a los menores y de acuerdo al estado nutricional de la comunidad educativa se determinan talleres deportivos.

“Todos los colegios cuentan con minutas saludables, que buscan ser una guía para los padres. También se realizan charlas a los padres y les entregan apoyo con profesionales de la salud”, dijo.

En cuanto a los kioscos, que pertenecen a particulares, pero que funcionan dentro de los colegios, Sáez afirmó que cada vez son menos, pues los establecimientos exigen la venta de productos saludables como frutas y verduras, que se dañan con facilidad y no tienen muchos adeptos entre los niños.

Lo anterior se regula en cada colegio. En el caso del Guillermo Velasco Barros de Tomé, del que Sáez es sostenedora, tienen un proyecto de vida saludable estricto, no tiene kiosco y sólo funciona en base a minutas de colación establecidas, que los niños deben traer de sus casas.

Ahora bien, la Redcol BioBío no puede controlar todo. “En las afueras de los colegios, en los horarios de ingreso y sobre todo, de salida, se estacionan carritos y vendedores con algodón de azúcar, manzanas confitadas, productos que no van en la línea de la alimentación saludable que uno trata de instalar día a día en los colegios”, comentó.

En ese sentido, dijo, falta una normativa que controle la venta fuera de los centros educativos, que los colegios colaboran para que los niños estén sanos, pero recalcó que la responsabilidad recae en los padres, que eviten que compren alimentos no saludables.

Negro panorama

Los datos aportados por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas en 2021, muestran que en uno de cada 3 niños evaluados, el 10.8% tiene obesidad severa, sólo el 34.3% está en un peso normal y 27% tiene sobrepeso, lo que aventura un negro panorama para la salud.

“El tipo de alimentación que se consume caracterizada por alimentos ultraprocesados, de alta densidad energética y sin duda, el confinamiento por la pandemia de Covid-19 vino a incrementar el sedentarismo en todo el ciclo vital”, aseguró Mari Alarcón, nutricionista de la Universidad Católica de la Santísima Concepción.

La académica del departamento de Salud Pública ve con preocupación las cifras, pues los niños y adultos jóvenes están concentrando el alza de peso. Lo que proyecta un aumento en la carga de enfermedad del país. “Se tendrá que enfrentar el gasto que significa la obesidad y sus comorbilidades, especialmente la hipertensión y diabetes, que, junto con la obesidad, son las principales causas de hospitalización y consulta médica en el país”.

Los desafíos, según la especialista, parten con implementar planes de salud realistas y acordes al momento que vive el país: situación económica, inmigrantes, sequía y territorio. Comentó que el Minsal publicó las nuevas Guías Alimentarias (www.minsal.cl) que buscan relevar la identidad territorial, la perspectiva de género y la sostenibilidad económica y ambiental de la política alimentaria.

En paralelo, dado la multicausalidad de la obesidad y sobrepeso del país, Sáez afirmó que el transporte público debe mejorar en calidad y cantidad para que la gente lo vuelva a usar y así dejen el automóvil, se promueva el caminar y que para incentivarlo se resguarden los espacios públicos.

También, según dijo, se debe impulsar el consumo de alimentos naturales con campañas comunicacionales, disponer de contenidos educativos de nutrición y alimentación en los currículos y promover la salud y los estilos de vida saludables en los lugares de trabajo.

Problema multifactorial

Para los especialistas la obesidad es un problema multifactorial, influye el fenotipo de la persona, la cantidad de actividad física que realice, y su ingesta calórica.

Rodrigo Gallardo, profesor de Educación Física y académico del departamento de Ciencias del Deporte y Acondicionamiento Físico, aseveró que “si se ingieren más calorías de lo que se gasta, el exceso se almacenará en nuestro cuerpo (…) una acumulación excesiva traerá consigo varias dificultades. La actividad física es una de las principales condicionantes para gastar las calorías, pero tenemos tendencia, un rechazo natural a movernos”, manifestó el docente.

Las cifras, según dijo, muestran que la gente no se está moviendo. “Hay niños de 10 o 15 años que tienen prevalencia del 10% al sobrepeso y obesidad. Eso es muy nocivo, porque perdura en el tiempo y es complejo de revertirlo”.

Más allá que la obesidad y el sobrepeso sean o no considerados como una enfermedad, hay algo claro: “sí acarrea otras enfermedades metabólicas como la diabetes tipo II, hipertensión, dislipidemia (alteración en los niveles de lípidos en la sangre), síndrome metabólico. Las patologías traen consecuencias tanto para la persona, la familia, el entorno y el país”.

Hábito saludable

Cualquier persona puede comenzar a desarrollar actividad física, pero para ello necesita un plana largo plazo, realizado por un especialista, que indiqué cómo hacerlo, de acuerdo a la condición que tenga y sus preferencias, que incluya una pauta de progresión de cargas para no afectar la condición músculo-esquelética de la persona.

En obesos, según Gallardo, se deben realizar actividades de menor impacto articular (poco salto), en general, se recomienda caminar para retomar el movimiento. “A la mayoría no le gusta ir a comprar caminando, van en auto o locomoción colectiva. Se pueden agregar, o realizar paralelamente, actividades como el baile, bicicleta o algún deporte que sea regular y que genere poco golpeteo muscular”.

La clave, según el especialista, está en la constancia y regularidad. Hacer ejercicio idealmente 5 días a la semana por 150 minutos. Padres que involucren desde la más temprana infancia a los niños en el deporte tiene un 70% de que sigan el mismo ejemplo. Más allá del número, para el especialista es necesario incentivarlos y realizar actividades lúdicas al aire libre e, incluso, inscribir a los menores en actividades extraprogramáticas para que se muevan mucho más.

Más que hacer deporte por moda, para Garrido se debe tomar en cuenta la gran cantidad de situaciones que están en juego producto de la obesidad. “Estamos viendo que personas de 30 años o menos ven mermadas su calidad de vida por falta de movimiento y para que comiencen estos cambios se debe promover la atención por parte de especialistas. Nosotros nos tenemos que dedicar a guiar e impulsar a la población de forma individual y colectiva” (Continúa pág 16 -17).

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