Bastó un accidente de tránsito el pasado lunes en el Puente Juan Pablo II para que otra vez las miradas apuntaran al estado de estas estructuras y a su futuro.
Por: Pablo Carrasco Pérez.
La caída de un automóvil al lecho del río Biobío, el pasado lunes, reactivo la preocupación sobre las condiciones en las que se encuentran los puentes que unen el lado norte y sur de la provincia. Y es que cada cierto tiempo algún acontecimiento vuelve a situar la atención sobre estas estructuras vitales para miles de personas a diario, pero con las que hay una “relación difícil” que parece nunca termina de estar bien.
Esta percepción fue explicada por la autoridad de Obras Públicas en la región por dos hechos que han marcado a la comunidad local: el terremoto de 2010 y la demora en la construcción íntegra del puente Bicentenario, que dieron cuenta de la fragilidad de nuestra conectividad.
Pero según sostuvo el mismo seremi, hoy la realidad sería diferente, porque estaríamos adportas de un momento relevante que va a marcar un antes y un después en este ámbito.
“Diría que con la carpeta que tenemos en manos de Obras Públicas es uno de los momentos históricos para el desarrollo de la región, desde el punto de vista de la implementación de una serie de conectividad, que por un lado vamos a terminar y que, por otro lado, vamos a dar inicio durante este período de gobierno”, explicó Hugo Cautivo.
El optimismo de encargado del MOP en la zona se basa en el siguiente cálculo: de aquí a 2024 se espera tener terminado y en completa operación el Puente Bicentenario. A mediados de 2023 estará el informe sobre el estado estructural del Puente Juan Pablo II y habrá que tomar una decisión en función de lo que arroje dicho estudio, esto es si invertir en una nueva gran reparación u optar por otra alternativa. Además, a fin de este año está planificado que comiencen las expropiaciones para el futuro Puente Amdel que unirá Hualqui con San Juana y también a mediados de 2023 se conocerá la decisión de la empresa Sacyr sobre su proyecto que busca unir Copiulemu con Patagual y que también incluye un nuevo puente sobre el Biobío en el sector ubicado entre Chiguayante y Hualqui. A eso hay que agregar el Puente Industrial que ya se construye y que estará terminado en tres años y el nuevo Puente Ferroviario que debería iniciar obras este segundo semestre.
Pero todas estas buenas noticias traen consigo problemas con las comunidades donde están y estarán emplazados estos viaductos, situación que es reconocida por la delegada presidencial, Daniela Dresdner, quien entiende en esa área hay procesos que mejorar. “Es que cuando uno hace obras de infraestructura tan grandes y que tienen un efecto tan potente en las comunidades que habitan en los alrededores, esto es un trabajo que se tiene que hacer en conjunto con las comunidades y yo creo que ahí estamos un poco el debe con estos proyectos”, sostuvo.
En tanto, la seremi de Vivienda Claudia Toledo indicó que “los puentes son infraestructuras que nos permiten la integración dentro del territorio urbano y entre las distintas localidades que conforman este sistema urbano metropolitano. Ahora, obviamente los puentes son infraestructuras complejas”, cerró su reflexión la autoridad regional.