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Ciencia, vacunas y gestión, claves para contener la tercera ola de contagios

Las primeras olas de la pandemia encontraron a la región sin las herramientas con que planta cara a la tercera. Son armas complejas, pero esarrolladas en un lapso de apenas meses, y que tienen un impacto notorio, pues la tercera ola es menos grave.

Por: Sebastián Henríquez 21 de Noviembre 2021
Fotografía: Agustín Escobar I | HGGB

Una frase conocida, atribuida a varios autores, dice que la historia se repite, primero como tragedia, luego como comedia.

Se usa en análisis de política, en historia, y podríamos tomarla para este reportaje y contar así sobre las distintas olas de contagio de Covid 19 que ha vivido el país desde que arribó la pandemia en marzo de 2020.

Sin duda la primera ola, la primera repetición de esta historia, fue una tragedia.

Chile no fue parte de los países que sufrieron con los virus que causaron la gripe aviar, la fiebre porcina o el MERS; el último ejemplo de pandemia está en los anales de los libros de historia, en recuentos sobre la pandemia de Gripe Española, que asoló el país entre 1918 y 1920.

Con la primera ola vinieron las primeras medidas sanitarias radicales. Cuarentena, pero sin plazos definidos como hoy. Ocupación crítica del sistema de salud, y una peligrosa falta de camas de alta complejidad.

¿Medidas de apoyo económico a la ciudadanía? Hiperfocalizadas y con gasto reducido. En su mayor parte, enfocadas en apoyo a las empresas, para evitar despidos.

La segunda ola fue diferente. Se produjo al terminar el verano, y aunque habían pasado unos meses apenas desde la primera, la reacción fue muy diferente.

El personal sanitario estaba vacunado en un 100%, y eso contando al personal de refuerzo que contrató el Ministerio de Salud. La Región del Biobío hizo un esfuerzo notable de gestión, y se triplicó la cantidad de camas UCI, de personal capaz de atenderlas y de los respectivos ventiladores.

Operaron además otras fórmulas de defensa, más complejas. Un algoritmo para estimar la cantidad de contagios, medición de las aguas servidas para determinar la cantidad de casos en cada barrio. Testeos más rápidos y cómodos que el PCR.

La pandemia difumina el transcurso del tiempo, pues nuestras rutinas son aún hoy de aislamiento social. Pero, hay que recordar que entre la primera historia, la tragedia, y la segunda, más leve, hay medio año de diferencia.

Qué distancia con otras plagas, como el coqueluche, el cólera o la polio, que afectaron a esta región por más de un siglo antes de que los avances en salud y vacunación, las borraran del mapa.

Ahora, las cifras que pone a disposición en forma diaria el Ministerio de Salud apuntan a una tercera ola.

La Región del Biobío tiene una 17,2 casos activos por cada 100 mil habitantes. El promedio de casos diarios es de 271 en la última semana.

Es unas situación muy parecida al estado previo a las dos anteriores olas de contagio.

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¿Cómo se repite ahora esta historia?

La frase con que se abre esta nota, solo habla de dos repeticiones, no de la tercera. Y, si ya usamos la tragedia, y la comedia, ¿qué cabe ahora?

Habrá que ver los aprendizajes, y las nuevas formas que hay para enfrentarla, antes de rotular.

Mecanismos de defensa

Junto con la subida de casos, esta nueva ola de contagios trajo también un retroceso generalizado en el plan Paso a Paso para toda la región.

Pero, a diferencia de las dos anteriores, nada más.

La ocupación de camas no ha llegado a niveles críticos. De hecho, el Hospital Traumatológico dejó de ser necesario para atender la necesidad que planteó el coronavirus, y volvió a su uso original. Hoy, sus siete UCI´s reciben a pacientes recién operados.

Concepción, que es una de las comunas del país con más casos activos con 451 contagiados, está en Fase 3 y su comercio funciona de manera normal.

Vaya diferencia con las dos olas anteriores.

Entre especialistas, hay quien hace la analogía entre esta situación y la forma en que un cuerpo humano responde a una infección.

Hoy, lo mismo que una persona, la sociedad desarrolló anticuerpos, elementos con que responde.

Solo que en lugar de anticuerpos, la región respondió con ciencia, y con gestión.

“Un ejemplo concreto es el ventilador mecánico, otro el sistema de vigilancia de aguas residuales, también el trabajo de Cedeus, que determinó los sectores que no tenían supermercado o farmacias cerca y que tenían menos posibilidades de resistir una cuarentena, además, las antenas celulares aportaron a la fiscalización”, señala la seremi de Ciencia, Paulina Assmann.

“Vimos que la ciencia movilizó y nos cuenta de que tenemos la capacidad de mejorar la calidad de vida de las personas”, añade.

Un rol clave, los cumplieron las universidades.

La UdeC, por ejemplo, puso a disposición laboratorios, destinó la Casa del Deporte como lugar de vacunación, desarrolló un sistema de telemedicina que tuvo 1,4 millones de visitas (en una ciudad que tiene 1,2 millones de habitantes) y junto a la U. de Chile y la U. Católica, creó iCovid, una instancia para estimar el avance del virus.

La vicerrectora de Investigación y Desarrollo del plantel, Andrea Rodríguez, cuenta que este aporte es resultado de un trabajo que se inició apenas conocida la pandemia.

“Inicialmente, la universidad se dedica a poder garantizar que las actividades podían continuar, la docencia, aspectos de investigación. Y en este aspecto surge también la preocupación y la articulación con distintos organismos, Gobiernos Regionales, ISP, y fuimos estructurando iniciativas”, cuenta.

“Abarcamos la parte tecnológica, salud mental, educación a distancia, todo”, añade.

Entre las iniciativas destacadas, está iCovid.

“Inicialmente se empezó con trabajos de modelamiento de tendencia de la pandemia. Entregamos esa información a los gobiernos regionales, activamos contactos con otras y en agosto de 2020, sale el primer informe. Desde entonces hemos trabajado, un equipo de 20 personas en definir un mecanismo de proyección de contagio”, manifiesta Rodríguez, que es especialista en informática.

La capacidad demostrada, invita a continuar con esta manera de hacer las cosas. Para Rodríguez, hay un nuevo rol que viene en el mediano plazo, que tiene que ver con la pospandemia.

“Hay una enorme generación de conocimiento, pienso que la universidad tiene que proyectarse un poco en ver las situaciones de futuro para analizar. Claramente el tema de salud, de manejo de virus, es algo que viene”, asegura.

“Hay mucho que ver en la pospandemia. Desde el punto de vista incluso, de cómo adaptarnos a cosas como la digitalización. Analizar qué tan dependientes queremos ser de tecnología externa, de modo que podamos ser jugadores, el rol es ese, adaptarse a los tiempos, y aportar con sus capacidades”, reflexiona.

La tercera ola de contagios no tiene comparación con las anteriores. Es mucho menos grave. A lo mejor se puede incorporar la frase: la historia se repite primero como tragedia, después como comedia, y finalmente parodia.

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