En la zona, unas 5.000 personas llegaron a trabajar como apoyo en hospitales para contener la pandemia. Fueron cupos transitorios, pero gremios piden que se mantengan un tiempo, hasta retomar la normalidad.
Héroes. Primera línea.
El personal de salud sólo recibió elogios en pandemia.
Motivos sobraron, la crisis sanitaria puso al límite el sistema de salud y ante la ola de contagios y casos graves, los funcionarios debieron cambiar a un esquema de trabajo con más horas, primero, luego incorporar más personas a la nómina.
Estos profesionales sustentaron el espectacular aumento de camas críticas en la región. El Hospital Regional pasó de 64 cupos a 95, contando la dedicación en el Traumatológico, el Higueras hizo lo suyo y pasó de seis camas, a 64.
En total, el Biobío triplicó su capacidad, llegando a 300 camas, lo que le permitió incluso recibir pacientes de otras regiones y evitar el colapso en zonas tan alejadas como Magallanes.
En marzo, la ocupación de estas camas tuvo su peak en el 98% y algunos directivos hablaban ya de la posibilidad de tener que definir quién ocupaba la última.
Pero la marea no llegó tan arriba. De a poco, se redujo la cantidad de casos, bajaron los contagios y la autoridad consideró pertinente rebajar las restricciones civiles y sanitarias que se implementaron en 2020 con motivo de la pandemia.
Entre los motivos que explican la baja, está el exitoso plan de vacunación y la contratación de personal extraordinario para reforzar el sistema de salud.
Hoy, en general, la pandemia retrocede. A pesar de que en algunas comunas la variante Delta ha generado más contagios, no hay cuarentenas en el Biobío, los hospitales retoman la atención normal, los colegios y universidades vuelven a clases.
Así las cosas, la autoridad decidió prorrogar el decreto de alerta sanitaria, pero terminar el estado de excepción que duró 565 días.
Esto cambia las cosas para el personal de refuerzo sanitario.
Ya no es necesario, y de hecho, los despidos a estos funcionarios comenzaron nada más publicado el decreto que terminaba el estado de excepción, el jueves 30 de septiembre.
Según gremios locales, como la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud, Fenats, las desvinculaciones llegan al 10% del personal, unas 500 personas, aunque aclaran que la cifra es una estimación porque apenas han pasado 24 horas hábiles desde que se comenzaron a notificar los despidos.
Nadie pensó que la pandemia se extendería por 18 meses, pero tampoco se figuró nadie que durara para siempre.
De este modo, cuando se contrató personal de refuerzo en salud, se hizo con motivo de la emergencia sanitaria que rige desde el ocho de febrero de 2020, con el decreto Número 4 2020 del Ministerio de Salud.
Esto es, de forma transitoria. Como su nombre indica, como refuerzo.
En la Región del Biobío se sumaron miles, unos 5.000 estiman los gremios de la salud. La incorporación fue especialmente notoria en recintos como el Hospital Regional, que concentró los esfuerzos contra la pandemia pues contaba con más camas y especialistas.
El recinto funciona normalmente con una planta de 5.500 personas.
Con el personal de refuerzo se llegó a 6.800.
“Fuimos considerados héroes, pero esta semana se desvinculó a mucha gente”, dice Evelyn Betancourt, presidenta de la Fenats Biobío.
“Y está afectando a todo el personal. Eso a pesar del decreto de Contraloría que establece que en relación al cuidado infantil y el teletrabajo, se deben mantener las condiciones, porque se termina el estado de excepción, no la alerta sanitaria”, añade.
Según los gremios locales, la situación es incómoda. Claro, la pandemia amaina, pero dejó un saldo cuantioso de atenciones pendientes. Unas 200 mil, estima la Fenats.
Además de que el personal, que trabajó turnos adicionales, que tiene licencias o vacaciones pendientes, necesita un refuerzo para mantener el sistema funcionando.
“Lo que a nosotros nos preocupa, es que sacar las listas de espera que hay pendientes, es imposible sin el personal de refuerzo. No se puede”, dice Evelyn.
Aldo Santibáñez, dirigente nacional de la Federación Nacional de Profesionales Universitarios de los Servicios de Salud, Fenpruss, dice que “hoy tenemos una situación de agobio, estrés, situaciones de salud mental que se han ido generando en el personal permanente, sobre todo titulares y contrata, y a eso se le suma que no se han tomado vacaciones”.
El tema de las vacaciones no es frívolo, asegura.
“Hay personas que no se han tomado vacaciones en un año y medio o dos. Y en ese sentido uno entendía que los refuerzos Covid, que ya tienen un año y medio de experiencia, era idóneo para mantenerse en los servicios de salud para afrontar las listas de espera”, explica.
A Santibáñez le preocupa el desorden con que se dan las cosas.
“No es uniforme. Estamos viendo que algunos servicios tienes la intención de dejar 60% o 70% de los refuerzos, hasta diciembre al menos, y después ir viendo cómo se comporta la pandemia. Los cuatro servicios de la región, tienen posturas diferentes… el Hospital Regional mantiene el hospital de campaña funcionando, que descomprime, pero no es el caso de todos”, cuenta.
“Y eso preocupa sobre todo porque hay una demanda postergada en pandemia. Pacientes crónicos, con problemas cardiovasculares. A nivel nacional estimamos que hay unos dos millones de atenciones postergadas, unos 1,8 millones de personas, de los que el 10% es de la región”, asegura.
Desde el Ministerio de Salud informan que estos profesionales que fueron contratados bajo el concepto de refuerzo se mantendrían, al menos, hasta junio del 2022.
Con esto, se contribuye a paliar la pandemia de “listas de espera”, que se generó cuando el ministerio decidió suspender las atenciones no urgentes, para dar espacio a la contención del Covid.
La bajada local, es variada.
El Servicio de Salud de Concepción, por ejemplo, ha tenido conversaciones con los gremios para mantener algunos beneficios logrados en pandemia, como el traslado de buses. Y, en relación al personal de refuerzo, informan que “las necesidades del servicio, las listas de espera y la reactivación de pabellones, por una parte, así como el debido descanso que los profesionales a contrata y titulares requieran, irán determinando gradualmente el número de honorarios que se irán recontratando para dar cobertura a dichas labores”.
En otros lugares, es diferentes. Es que, dicen entendidos, la presión presupuestaria es grande.
“Hay servicios que pueden absorber esto, otros que no, y hay servicios que han optado por endeudarse”, cuenta Santibáñez.
Es un tema delicado, reconocen desde el ministerio, sobre todo cuando el presupuesto planteado para 2022 viene con restricciones en los recursos. “Se gastó mucho durante la pandemia, y hay que recortar, de otro modo, nos enfrentamos a otra crisis más grande, que también impacta la salud. Es un equilibrio delicado”, dice una fuente en el Minsal.
Por cierto, uno de los equilibrios a mantener, es definir qué área continúan con refuerzo.
Boris Soto, técnico laboratorista en rayos X y exdirigente de la salud, dice que “con la pandemia tuvimos que atender mucha más gente. En el Hospital Traumatológico pasamos de hacer unos 100 rayos al día, a 200. Tuvimos que cambiar hasta el sistema de turnos, todo”.
“Cuando pasamos eso, el personal de refuerzo jugó un rol fundamental de apoyo. No lo hubiéramos logrado, y lo que cabe esperar ahora, es que ayuden a retomar la normalidad. Yo, con lo que se viene, con todas las atenciones pendientes, voy a necesitar una ayuda”, asegura.
“Se habla de volver a la normalidad, pero no estamos normal. Hay una variante aún dando vueltas, y una enorme cantidad de atenciones pendientes. Ni siquiera estoy hablando de lo que falta para que el personal tome sus justos descansos”, finaliza Betancourt.