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Sobrevivientes de Covid-19: “Pensar que te puedes morir por falta de aire es muy angustiante”

Lejos de sus ciudades natales debieron enfrentar la enfermedad en completa soledad. Hoy, ya repuestas, la químico farmacéutica, María Pía Muñoz, y la trabajadora, Nahomy Jiménez, cuentan su experiencia con el coronavirus.

Por: Mauro Álvarez 12 de Septiembre 2020
Fotografía: Carolina Echagüe M.

María Pía Muñoz (36) y Nahomy Jiménez (20) no se conocen, pero comparten el haber pasado por la misma experiencia, ambas fueron diagnosticadas con Covid-19. Pero, mientras Muñoz sabe que su contagio se gestó en su lugar de trabajo, Jiménez no tiene claro si fue donde labura o en su trayecto en locomoción colectiva.

Sin embargo, para ambas ha sido una de las experiencias más desagradables que han debido afrontar. Sentir que podrían haber muerto por falta de aire, coincidieron, ha sido una de las sensaciones más angustiantes a las cuales se han visto enfrentadas, más al estar solas, Muñoz a kilómetros de San Pedro de la Paz, ya que reside en Talca, y Jiménez en una residencia sanitaria de Concepción, lejos de su natal Venezuela.

“Desde un inicio fue preocupante, porque las funcionarias que trabajan conmigo un lunes empezaron a presentar síntomas, se fueron a hacer los PCR y resultaron positivas, a mí me lo hicieron al día siguiente y salió negativo, pero de igual forma por protocolo me mandaron en cuarentena, dos días después empecé a sentirme mal, me repitieron el examen y salió positivo. Me angustié, porque no es grato enfermarse cuando vives sola y lejos de tu familia. Fue súper duro, sobre todo, por los fuertes dolores musculares y el no poder respirar normalmente. Levantar un vaso me producía un cansancio tremendo”, detalló la químico farmacéutica, María Pía Muñoz.

En el caso de Nahomy, cuando empezó a presentar síntomas ya era tarde, su familia ya se había contagiado, por lo que fueron derivados a una residencia sanitaria. “Me empecé a sentir mal, con fiebre y fui al Hospital Clínico del Sur, me realizaron el PCR y fue una sensación tan desagradable. Lloré del dolor, llegué a casa y me encerré en mi dormitorio, por la tarde me dieron el resultado positivo y nos enviaron a un hotel junto a mi familia y pololo, por ser contactos estrechos”, dijo.

La sensación de morir

Los primeros días fueron más tranquilos para la joven venezolana, pero al tercer y cuarto día la situación se tornó compleja. “Los dolores se hicieron más fuertes y no podía respirar profundamente, me desesperé pensando en que si me dormía me podía morir, porque no te llega el aire, a eso hay que sumarle el dolor de cabeza, así estuve dos noches, pero logré calmarme”, explicó emocionada Jiménez, quien fue dada de alta el 7 de septiembre, luego de dos semanas.

María Pía relató que “la sensación de que te vas ahogar es tan grande, que un día desesperada llamé a la ambulancia, pero no llegó; como pude bajé al estacionamiento, tomé mi auto y manejé hasta el hospital. Me dejaron en una sala, sola con una chata porque no podía ocupar el baño al ser positivo, me puse a llorar, me sentí tan sola, pero me calmó el personal, luego de eso me enviaron a casa con mayor control médico. Subir los pisos de mi edificio, por no ocupar el ascensor fue tremendo, pero era lo que había que hacer, en definitiva, estuve un mes en casa porque me dio muy fuerte”.

Ambas concuerdan que lo único grato que pueden rescatar de haber padecido coronavirus, es el cariño y preocupación de su familia y de sus amigos, sobre todo, porque el pensar que se podrían haber muerto lejos de ellos, aún las emociona.

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