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Las sensaciones, miedos y realidad de quienes piden más que “aplausos”

Más que reconocimientos, los trabajadores de la Salud, médicos, enfermeros, enfermeras y técnicos, piden mayor responsabilidad de la ciudadanía, sobre todo, en tiempos que las alzas de contagios no se detienen.

Por: Diario Concepción 31 de Mayo 2020
Fotografía: HGGB | Agustin Escobar I.

A comienzos de este semana, el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, solicitó a la ciudadanía brindar un aplauso de apoyo al personal de la Salud que ha enfrentado complejos momentos en el combate al coronavirus. Un lindo gesto el del martes a las 20 horas, que fue replicado en varias comunas del país y que si bien fue recibido con cariño por los funcionarios, también reconocen que hay sentimientos encontrados y, sobre todo, preocupación y decepción.

Quienes están en la denominada primera línea, no sólo conviven con el riesgo y el temor de contraer la enfermedad, también, con la discriminación de vecinos y algunos de sus propios colegas que cumplen funciones diferentes. En este nota, recopilamos una serie de testimonios, algunos anónimos, pero todos con un llamado casi desesperado a las personas, tomar en serio de una vez por todas esta pandemia.

Empatía y solidaridad

“Mi mayor temor es contagiar a mi esposa”, dijo el médico del Cesfam “Dr. Alberto Reyes” de Tomé, Nicolás Contreras, que cada día se enfrenta a la posibilidad de infectarse de Covid-19.

El médico, que se está especializando en salud familiar en la UdeC, aseguró que para detener el avance de casos se necesita ser empático y solidario. “Así como somos solidarios para la Teletón, ahora cada uno debe ponerse en el lugar del otro, sacrificar salir a algún lugar para proteger a los vecinos”, dijo.

Agregó que extremar las medidas de prevención, que recomienda la autoridad sanitaria, es la mejor forma de apoyar el trabajo de los profesionales de la salud, más que los aplausos. “Uno agradece el gesto, pero podemos dar más y ahí está la necesidad de empatía porque la salud no la hace ni el médico ni la enfermera, la hacemos todos, siendo responsables, limpiando las cosas al llegar del supermercado, no yendo a ver a nuestros padres ahora para el Día del Padre”, ejemplificó.

El profesional afirmó que lamentablemente, hasta que la Covid-19 no afecte directamente a las familias, muchas personas no reconocerán el riesgo de infectarse.

La otra primera línea

“Tengo un hijo de nueve años al que no veo hace dos meses, se lo entregué al papá, por miedo a contagiarlo. Trabajando en el hospital soy un riesgo para todos, lo que genera una tremenda carga emocional. Al principio, tenía insomnio, me la pasaba llorando. El insomnio, tratando de tener paz mental lo he podido superar, pero ahora se me está cayendo el pelo. No tengo ganas ni de comer, lo único que quiero es qué pase luego el tiempo”, afirmó Patricia, técnico en enfermería del Hospital Traumatológico que trabaja con pacientes Covid-19.

La profesional, que prefirió mantener el anonimato, aseguró que el concepto de primera línea para el personal médico está errado, pues, a su juicio, la primera línea la constituye toda la comunidad.

“Si ellos no se cuidan, aunque nosotros estemos ahí, tratando que no mueran, no sacamos nada (…). Vamos a terminar todos en el psicólogo”, relató.

Dijo que al principio de la pandemia, los aplausos constituyeron un lindo reconocimiento, “pero a estas alturas de nada sirven. Queremos que la gente tome conciencia y se quede en casa. Los que deben ir a trabajar, que lo hagan con todas las medidas de seguridad y si tienen que ir a comprar que vaya sólo una persona de la familia si es necesario, pero uno ve que van con niños. Los contagiados que tuvimos a mediados de mayo son todos producto de las compras del Día de la Madre”.

La mayoría de sus colegas, relató, creen que la gente que se resiste a seguir las reglas sólo entenderá el riesgo cuando algún miembro de su familia se infecte. “Esta es la nueva realidad que deben asumir, porque vamos a estar por lo menos dos años más con mascarilla”, agregó.

La enfermera Consuelo Flores trabajó en emergencia respiratoria, donde estuvo en contacto con casos sospechosos y pacientes positivos por Covid-19. “Pudimos ver la real irresponsabilidad de las personas. A pesar de contar con todo lo necesario para protegernos, igual está la sensación de inseguridad, por las personas que vienen a ti, porque son irresponsables”, contó.

Relató que muchos acuden a urgencias sin mascarillas y en un grupo de veinte, está la posibilidad de que alguno tenga el virus. “Las personas aún no entienden que este es un problema real”, sostuvo.

Agregó que el temor se percibe en “los colegas” que no trabajan directamente con infectados y eso se aprecia, por ejemplo, a la hora del almuerzo. “Sientes que te miran raro”, explicó.

Luciano Squella es enfermero del Hospital del Trabajador en Santiago, pero es oriundo de Concepción. Desde la capital relató que atender la alta demanda de enfermos ha implicado arduos turnos de 24 horas.

“Y a pesar de aún contar con elementos de protección personal, no sabemos si contaremos con ellos en los próximos días, considerando el aumento en los contagios y el colapso de nuestro sistema de salud”, confidenció.

Comentó que también es efectiva la “angustia y la carga mental” que junto a muchos de sus colegas tienen que sobrellevar. “Tener todos estos elementos básicos para nuestro trabajo, provoca una sensación de ahogo inmensa, que aumenta al ver el deterioro de las condiciones de un paciente”, sostuvo.

Vecinos

André Saravia, técnico en enfermería, dijo que uno de los puntos más complejos se vive fuera de los recintos hospitalarios, particularmente, entre los vecinos, pues está la sensación de que quienes trabajan en Salud son eventuales vectores de contagio.

“Se genera una especie de paranoia y una predisposición negativa al funcionario de la salud. Lo curioso es que somos nosotros los que mejor manejamos las medidas de protección, tanto interna como públicamente”, sostuvo. De hecho, enfatizó, que existen más probabilidades de contagio yendo al supermercado que atendiendo a un paciente Covid-19.

Y si bien reconoció que siempre está latente el temor de realizar mal una técnica, también, está la seguridad permanente en el trabajo que se desempeña.

Constanza Aravena, es enfermera coordinadora de psiquiatría infanto adolescente del Hospital Regional Guillermo Grant Benavente (Hggb), y contó que la pandemia se ha vivido la sobrecarga laboral. “Pese a que solamente debo ir un día a trabajar en terreno, los otros días de teletrabajo comienzan desde las 8 de la mañana y, en ocasiones, las reuniones se extienden hasta pasadas las 11 de la noche”.

Agregó que sus compañeros, los que están en la primera línea, “merecen bonos, o quizás más días de vacaciones cuando pase esta pandemia. Hay mucha sobrecarga y, también, se ha generado mucho estrés en todos los funcionarios de la salud”.

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