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Especialista Javier Báez-Villaseñor: “Chile debe volver a la estrategia que tenía antes frente al VIH”

El profesional ve a los jóvenes como un reto, ya que no creen que se podrán contagiar, lo ven como algo lejano y siguen incurriendo en conductas poco seguras.

Por: Ximena Valenzuela 09 de Abril 2019
Fotografía: Referencial

Desde 1981 a la fecha las metas médicas en cuanto al manejo del VIH han cambiado. En la década de los 80’ se luchaba por mantener al infectado con salud y evitar que enfermedades oportunistas afectaran su sistema inmunológico y lo llevaran a la muerte. Ahora, gracias a los antirretrovirales y la polifarmacia el VIH se ha vuelto una enfermedad crónica, sin embargo, el problema para erradicarlo sigue siendo las conductas de riesgo.

“Evolucionamos de que no se mueran a que vivan por décadas, conjugando el apoyo farmacológico con el campo de la geriatría, pues es usual ver pacientes con VIH sobre los 60 años. En algunos países muy desarrollados, probablemente, en muy poco tiempo la población con VIH va a aspirar a una expectativa de vida mayor que la no infectada. Esto tiene lógica, porque el paciente infectado si se siente mal va al médico, están muy controlados”, dijo Javier Báez-Villaseñor, médico experto en VIH, con más de 35 años de experiencia en el área.

Y si bien, se podría pensar que el VIH ya es cosa del pasado y que se maneja fácilmente, para el experto -que se presentó en el Seminario Latinoamericano de Periodismo en Ciencia y Salud, que se realizó en Ciudad de México– el desafío es que la población entienda que, a pesar de que existen importantes avances en farmacología como son los llamados inhibidores de integrasa reformulada, compuestos que permiten controlar al virus en sus distintas etapas, aún no es posible erradicar la enfermedad, si continúan las conductas de riesgo, por lo que las metas deben incluir la posibilidad de vacunas biológicas y de tratamientos curativos, trabajar, según la proyección de ONU Sida, para eliminar la carga de la enfermedad de aquí a 2030.

Para Báez-Villaseñor, jefe de Asuntos Médicos de Laboratorio MSD en México, quien desde 1991 a 1997 estuvo a cargo del Plan Nacional de VIH en dicho país, se requiere que la población, gobiernos, médicos y farmacéuticas trabajen en la erradicación de la enfermedad, pues las últimas cifras, vigentes a marzo, revelan que el panorama se está complicando.

De hecho, en México se calcula que al 31 de diciembre existen 164.074 personas con VIH y que, según registros de 2017, fallecieron 4.720 producto del contagio, la situación en Chile, según el médico, no es tan extrema, pero ya se muestra en alza, se calcula que existen 61.000 pacientes vivos con VIH y que hay 5.000 infectados nuevos, de los cuales 332 pertenecen a la Región.

“No es una catástrofe, pero Chile debe volver a la estrategia que tenía antes, que permitió controlar la epidemia y no dejar que el VIH adquiera terreno extra, con un abordaje eficiente, (…) porque lo que se haga o deje de hacer ahora no tendrá impacto inmediato, sino que se verá en muchos años. Chile tiene una población más manejable, una epidemia razonablemente identificada, buen censo de casos, médicos expertos y recursos que le dan más posibilidades de erradicar la carga de la enfermedad de aquí al 2030”.

Las estrategias existentes, según explicó el facultativo, son muy efectivas, por lo que nadie debería infectarse por vía sexual, endovenosa o contacto madre – feto. El problema sigue siendo las conductas de riesgo de la población joven, pues al no haber visto cientos y cientos de muertes por VIH, gracias a los medicamentos empleados, prácticamente, pierden el miedo a la enfermedad. “Eso es muy grave, porque creen que no tienen riesgo, ese es el mayor factor de más riesgo en VIH (…) aumentaron las prácticas de riesgo, por falta de miedo, antes se cuidaban por temor, pero no por conciencia”.

Por ello, recomendó a todas las personas que mantienen conductas de riesgo realizarse el test de verificación de la enfermedad, y comentó que de obtener un resultado negativo deben cambiar su conducta. Además, en caso de dudas sobre la posibilidad de infección deben repetir la prueba tres  meses después. “El problema es que los jóvenes creen que es algo que ya pasó, o que sucedió a otros, son un reto epidemiológicamente hablando, sobre todo, cuando vemos que a nivel mundial se infectan 5.000 personas por día”.

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