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Informes detallan falencias en cárceles de la región del Bío Bío

Por: Carolina Abello 24 de Febrero 2018
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Las Fiscalías Judiciales dieron a conocer un informe sobre los principales problemas que afectan a los recintos penitenciarios del país, el que reveló los altos índices de hacinamientos y sobre población, además de las excesivas horas de encierro a los que son sometidas las personas privadas de libertad.

Según el documento, 25 de los centros visitados presentan condiciones de hacinamiento.

El informe también hace énfasis en los horarios de encierro y desencierro inadecuados en los recintos. Hasta 14 y 16 horas de encierro contemplan algunos penales, es decir, entre las 17 o 17.30 horas hasta las 8.30 horas del día siguiente los internos se mantienen encerrados en sus celdas.

Asimismo las horas de alimentación también han sido cuestionadas en el registro. Tras las visitas realizadas por los fiscales a los centros penitenciarios durante 2017, se constató que en la mayoría de los recintos la cena es a las 16 horas y luego no hay más horarios de comida hasta el desayuno que es a las 8.30 o 9 horas del día siguiente. Es decir, algunos reos pueden pasar hasta 16 horas sin comer en recintos donde no entregan una colación durante el encierro.

Respecto al servicio de agua caliente sólo dos centros cuentan con ello: Cochrane y el Penal Punta Peuco.

Ante esta situación, desde la Corte Suprema manifestaron su preocupación. El presidente de la entidad, el ministro Haroldo Brito, aseguró que el informe describe graves situaciones que afectan a los privados de libertad e hizo un llamado al Ejecutivo. “Este tema nos parece particularmente grave y lo que la Corte Suprema quiere hacer es convocar a los restantes órganos del Estado que tienen relación con lo carcelario a reunirse con nosotros”.

La realidad de Bío Bío

El presidente de la Corte de Apelaciones de Concepción, ministro Hadolff Ascencio, aseguró que en la Región lo más complejo de enfrentar fue la reconstrucción de El Manzano y la pérdida de la cárcel de Los Ángeles tras el terremoto de 2010, lo que obligó a la reubicación de internos, pero agregó que algunos fueron trasladados a otras regiones, por lo que en la zona no hay problemas de hacinamiento.

Sí reconoció que en Bío Bío también existe el problema de las horas de encierro y desencierro, porque son muchas las horas en que los internos pasan en sus celdas, “y la fiscal judicial insta en su informe para que se modifique el reglamento de Gendarmería. Y eso obedece a que, como todo en Chile, se dispone desde Santiago. Yo no entiendo por qué en Chile tiene que ser todo uniforme, ¿cómo se les puede ocurrir encerrar a alguien a las 17 horas? Qué cosa más absurda, en un país tan largo, con realidades climáticas y geográficas tan distintas”, fustigó.

En la zona, además de la hora de encierro, los problemas son la inexistencia de Unidades de Tratamiento de Drogas y la falta de agua caliente en los penales, lo que aparece consignado en los informes.

El defensor regional (s), Patricio Gutiérrez, explicó que en la zona efectivamente tuvieron dificultades con la pérdida de la cárcel de Los Ángeles, ya que hubo internos que se tuvieron que ir a Yungay, Yumbel, Angol y Mulchén, y también a Concepción. En esa ciudad sólo quedó la sección femenina y una dependencia para la reclusión nocturna. Se supone que habrá una reconstrucción de ese penal en la zona, “pero no ha pasado nada con eso”, dijo el también defensor jefe de Los Ángeles.

El abogado agregó que esos traslados atentan contra la reintegración a la sociedad de esos internos, que quedan lejos de su lugar de origen, y también quedan desvinculados del tribunal que conoció su caso, lo que dificulta sus procesos.

En cuanto a las críticas del informe sobre las condiciones de vida de los reos, dijo que falta mayor involucramiento del Estado en la realización de talleres que permitan la reinserción social de los internos, “porque hoy tenemos personas privadas de libertad que simplemente ven pasar sus días, pero que no tienen un mayor aliciente en que ese cumplimiento redunde en el cambio de lo que pudo haber sido una conducta transgresora”.

Carolina Echagüe M.

“Cirugía mayor”

El pastor Gabriel Ortiz, de la iglesia Bautista Casa de Gloria y miembro del Concilio de Pastores Evangélicas de Concepción y del Consejo Consultivo de la Sociedad Civil de Gendarmería, explicó que el trabajo que las iglesias evangélicas realizan en los recintos carcelarios, tanto los cerrados y abiertos, “nos permite comprobar que la situación carcelaria en nuestro país es muy crítica. Partiendo por el hacinamiento. La sobrepoblación da lugar a abusos de poder y sexuales entre interno;el llamado contagio criminológico. También trae consigo un nivel de estrés mayor a los funcionarios responsables de cuidar a los internos”

El pastor reveló que, en una conversación hace un par de semanas con un ex presidiario, éste le relataba del aprendizaje delictivo que se obtiene en la cárcel, “porque tienen todo el tiempo para pensar y desarrollar nuevas técnicas para delinquir. El ex presidiario me decía que salen a la calle, la gran mayoría, sin preparación académica, porque no todos van al colegio adentro. Algunos ya perdieron su matrimonio, sus padres fallecieron quedaron sin casa, etc. Y no todos pueden acceder a los beneficios post penitenciarios que ofrece Gendarmería. Así que sólo les queda volver a hacer lo que sabían, delinquir”.

Agregó que el año pasó visitó la sección de mujeres en Concepción, para corroborar en terreno las medidas que se tomaron para dar solución a la necesidad de acceso a baños durante la noche y a la implementación del venusterio. “En esa visita comprobamos las precarias condiciones de la celda de castigo; sin luz y unos colchones en el suelo. Aunque se nos insistió en que no se usaba, estaba allí”.

El pastor insistió en que el mensaje que la sociedad recibe por parte de los gobiernos de turno es que las medidas para las infractores de ley serán endurecida, que se terminará con la puerta giratoria. “En las cuentas públicas se habla de la cantidad de metros cuadrados construidos en cárceles como si fuera un orgullo. La sociedad en su mayoría recibe la idea de que esas medidas acabarán con la delincuencia, pero quienes estamos un poco más cerca de la realidad carcelaria sabemos que no es así”.

Agregó que “la herida del sistema carcelario en Chile necesita de una cirugía mayor. Debe haber una reforma desde el Estado. Que Gendarmería deje de depender del poder judicial, que sea independiente, como una institución uniformada. Eso ayudaría a que pueda trabajar se en políticas que traigan solución a la realidad que los gendarmes conocen mejor que los políticos (ministros de justicia y seremis). Además, se debe dar más facilidades a los agentes pastorales, tanto católicos y evangélicos, para poder asistir al privado de libertad. Cada visita que realiza una hermana o un hermano evangélico al interior de los recintos penales, es una pequeña ventana de esperanza.

Consultada la Dirección Regional de Gendarmería, declinó referirse al tema.

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