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Penquistas parten en ayuda de damnificados en México

Por: Ximena Valenzuela 21 de Septiembre 2017
Fotografía: Trinchera de la noticia

Alimentos no perecibles, agua y medicamentos se suman a una campaña de la Cruz Roja. Penquista especialista en rescate viajará para buscar atrapados entre las ruinas.

La destrucción generada por el terremoto de 7,1 grados en la escala de Richter que afectó el martes a México, dejando como saldo 250 fallecidos (entre ellos 32 niños de la escuela Enrique Rebsamen) y 40 edificios caídos,  requiere de la ayuda internacional.

Mexicanos, tanto residentes en la zona como quienes están sufriendo los embates de la catástrofes, llamaron a la colaboración internacional, sobre todo, el apoyo de  rescatistas, tomando en cuenta la gran cantidad de edificios que colapsaron y en los que se requiere que especialistas  ingresen a las ruinas para rescatar sobrevivientes o cuerpos.

Carlos Céspedes, cónsul de México, comentó que la destrucción fue importante, principalmente, debido a la mala calidad del suelo que tiene México, con un terreno limoso, que genera un mayor movimiento en las construcciones. De paso también informó que hasta la fecha no se han registrado chilenos afectados.

Ayuda necesaria

El cónsul destacó que  se coordinaron con la Cruz Roja para que desde Chile se puedan realizar transferencias. Patricia Loyola, directora del comité regional de la Cruz Roja, detalló que la cruzada se llama “Chile y México Unidos por el Dolor”, y que para colaborar se puede depositar a la cuenta corriente 0210005140 del Banco Itau, a nombre de la Cruz Roja Chilena, Rut 70.512.100-1.

Desde la ciudad de Jiutepec, Oscar Barajas, mexicano con amigos en Concepción, contó que la caída de paredes y grietas en el piso fueron los principales daños en su localidad. “El movimiento fue muy fuerte, se caían techos… Gracias a Dios familiares y amigos están bien, pero he escuchado de personas atrapadas”, dijo y agregó que Cuernavaca es una de las zonas más afectadas.

También conocido de penquistas, Alejandro Ávalos, residente de Tlaquiltenango en Morelos, recalcó que urge la ayuda en su zona. Cuenta que hubo daños en varias casas, pérdida de servicios básicos, la caída de una iglesia y que incluso falleció un vecino, a quién le cayó un trozo de cornisa en la cabeza.

Tanto Ávalos como Barajas coinciden en que la zona de Jojutla es la que más necesita ayuda. Allí se requiere agua, toallas húmedas, alimentos no perecibles y medicamentos, además del apoyo de rescatistas.

En el lugar y momento equivocado

El fotógrafo y diseñador gráfico Cristóbal Barrientos y la periodista y fotógrafa María José Mendoza, ambos penquistas, se encontraban en el Museo Nacional de Antropología  cuando comenzó el terremoto. “No hubo mayor problema, el museo está construido sobre piedra y justo antes de entrar habíamos hecho un simulacro. Una hora y media después fue el sismo”.

María José Mendoza comentó que, como su referencia era el terremoto de Concepción en 2010, pensó que sólo era un sismo menor, pero al recorrer la zona se notaba el caos, principalmente, por el desalojo de edificios. “Más al centro, sus construcciones se veían dañadas, edificios totalmente en el suelo, policía militar en las calles y hartas ambulancias. Ya a la noche se restablecieron los servicios, la gente se comportó bastante”, dijo y comentó que si bien su familia estaba muy asustada, ella y su amigo no han sufrido mayores complicaciones.

Eso sí, Cristóbal, quien está hospedado en pleno centro de Ciudad de México, tuvo la oportunidad de constatar la caída de edificios, caos, alta circulación de helicópteros, ambulancias y evacuación de personas de rascacielos. “La gente entró en pánico, estuvo un poco peligroso, pero las autoridades controlaron bien la situación”.

El penquista y su amiga, que tienen una productora de fotografía contemporánea y que  fueron invitados por el Centro de Imagen de México para realizar un trabajo colaborativo, se vieron obligados a  cambiar sus planes, pues no podrán visitar lugares emblemáticos por los tres días que durará el duelo nacional.

Barrientos recalcó que en la televisión local destacaron que se requiere antibióticos y agua.

Samuel Amigo, penquista estudiante de Odontología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, comentó que el sismo lo encontró en clases. “Mis compañeros están muy asustados de volver, temen que la infraestructura colapse. Lo que se agrava porque el suelo es fangoso y peligroso, después del terremoto del ‘85 el Gobierno incluso se planteó cambiar de lugar la ciudad”, dijo y comentó que lo más doloroso fue la muerte de los niños en la escuela Enrique Rebsamen.

Preocupación

Hace cinco años que Rafael Bermúdez, dueño de la Tostaduría de Café Coyoacán, vive en Concepción, pero es oriundo de Ciudad de México, precisamente de la zona donde hubo una gran cantidad de edificios dañados. “A la hora del sismo todos los medios de comunicación se cortaron y no había información. Para mi hermana, que trabaja a dos horas de ciudad de México, fue caótico volver a la casa. Están sin agua, luz y gas”.

El sistema de monitoreo mexicano está ubicado sobre las placas tectónicas en el mar, “por lo tanto, tienen un minuto y medio de antelación de la información hasta que llega a tierra, pero en este caso el epicentro fue en tierra y a poca profundidad. Pienso que muchas edificaciones que resultaron dañadas fueron recuperadas para el terremoto del ‘85, por eso no resistieron”, dijo Bermúdez.

Andrea Pinales y Guillermina Coba son estudiantes de cuarto y quinto año de Odontología de la Universidad de Concepción, ambas a cientos de kilómetros de distancia, han logrado comunicarse con sus familias y amigos. En el caso de Pinales la situación es buena, sólo con daños materiales, pues en Monterrey no hubo gran afectación por el sismo, pero aseguró que le causó gran dolor la muerte de los niños en el colegio.

“Mi familia es de Puebla, una de las zonas afectadas. Mi familia está bien, pero se cayeron escuelas, cúpulas de las iglesias, dicen que la ciudad está paralizada, no hay clases y, además siguen con réplicas, aunque con servicios básicos. Supe que hubo una fuga de gas en el centro de la ciudad, lo que se ha sumado a algunas explosiones y han sacado a los niños del Hospital Poblano”, comentó Coba.

Cero información

La penquista Javiera Martínez, dueña de Aldea Urbana, quien  se encuentra de vacaciones junto a su madre y su hijo en Cancún, afirmó que la información en esa zona es escasa y que se enteró por un mexicano que había ocurrido un terremoto. “Justo habíamos tomado un tour por Chichén Itzá y a los Notes para conocer la cultura maya y allá no ocurrió nada. Fue en el almuerzo que escuché a un mexicano comentarlo. Preferí no averiguar mucho para no poner nerviosa a mi mamá”.

Martínez explicó que al llegar al hotel, donde cuentan con Wi-Fi, recibió mensajes de familiares y amigos preocupados por la situación. “Conversé con un chico de Puebla, donde fue el epicentro, y me comentó que su familia estaba bien, que sólo perdieron conexión por un par de horas, pregunté para ver en qué podíamos ayudar, pero la verdad es que en el hotel ni se enteran la mayoría de los turistas son gringos o canadienses”, comentó.

Se debe recordar que el sismo del martes ocurrió justo en el aniversario 32 del terremoto más mortífero en México (1985), que dejó 10 mil muertos y, que  hace 11 días otro terremoto sacudió a México, generando casi un centenar de fallecidos.

Topo penquista

 

Luis Olivera, paramédico del Cesfam Santa Sabina, fue convocado por la organización de rescate internacional Topos para colaborar en la emergencia. Olivera es uno de los 18 chilenos que entre ayer y hoy se embarcarán para ir en ayuda. “Nuestro nombre es Topos porque buscamos donde otras unidades no buscan. Se dice y los estudios demuestran que después de 10 días no habría vida, pero nosotros hemos encontrado personas vivas después de 10 días”.

Álvaro Ortiz, alcalde de Concepción, dijo que se está prestando toda la ayuda para agilizar el viaje del paramédico y que, tal como sucedió con los incendios forestales, donde la primera ayuda que llegó fue mexicana, ahora los penquistas quieren colaborar en todo lo que sea necesario.

Leonardo Garrido, oriundo de ciudad de México, afirmó que ya cuentan con servicios básicos, pero que lo importante es la llegada de los topos para buscar desaparecidos.

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