
La geógrafa y magíster en desarrollo ambiental peruana afirmó que los terrenos cercanos a las ciénagas son de baja calidad, lo que obliga a mejorar la calidad constructiva. Llamó a la comunidad a involucrarse en la protección del ecosistema.
El crecimiento de la población ha generado, especialmente, en los últimos años una modificación en los ecosistemas locales, pues poco a poco la urbanización ha ido tomando espacios que le eran propios a los humedales, situación que, según la geógrafa Paola Moschella, magíster en Desarrollo Ambiental, de la Pontificia Universidad Católica del Perú pone en riesgo el sano desarrollo de las ciudades.
La especialista, que dictó la charla llamada Urbanización de Humedales en Lima: Situación y Estrategias para la Gestión del Territorio en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía de la Universidad de Concepción, manifestó que el crecimiento urbano acelerado y a veces descontrolado afecta a los humedales. “Cada vez son más reducidos, en Perú tenemos una extensión más acotada, pero en sí el problema es el mismo, el aumento de la urbanización. Por eso, es tan importante hacer un intercambio de experiencias para determinar cuáles son las soluciones y cómo abordarlas”.
El trabajo de la geógrafa, que se ha extendido por más de 10 años, analiza la situación de dos humedales peruanos: Ventanilla y Puerto Viejo que con asentamientos informales y formales de alto estándar, respectivamente, han reducido el espacio de dichos lugares, situación que ha encontrado molestia en la población que se organizó para protegerlos, sobre todo, luego que se les quitara la categoría de zona reservada, lo que aumentó la construcción de condominios cerrados.
Para Moschella se debe definir con la población, a través de consultas ciudadanas, el nivel de prioridad que se le entregará a la construcción con respecto a las ciénagas. “Esto tiene que ver con el modelo de ciudad que queremos. El problema de la expansión urbana se repite en la mayoría de los países latinoamericanos en desarrollo. Debemos buscar modelos de ciudades más compactas, no tan dispersas ni con casas unifamiliares de grandes extensiones porque eso es insostenible. Si queremos un crecimiento más sostenible, tenemos que buscar otro tipo de construcción, en altura, la densificación sería lo ideal”.
Ahora bien, la geógrafa señaló que se debe poner especial atención en estándares técnicos de las construcciones que se emplazan al borde de áreas naturales, pues se trata de terrenos de baja calidad que podrían tener un mayor movimiento en caso de sismos. “En Perú también compartimos con ustedes los movimientos sísmicos. Por ello, las construcciones en humedales pueden generar un mayor riesgo frente a desastres”.
La especialista manifestó que se debe tener claro cuál es el conjunto de ciudad, con sus áreas naturales para lograr, al menos, mantener los estándares mínimos de recreación para la comunidad. “Todo esto debe ir de la mano con la participación ciudadana porque no se trata sólo de elaborar planes, que queden como documentos formales en algún escritorio, sino que lograr que la gente se apropie de estos planes y sea consciente de la situación”.
Complementó afirmando que los planes deben ser realizados de forma descentralizada, viendo la realidad de cada zona y que todos los proyectos urbanos que se realicen en sus cercanías sean sometidos a estudios de impacto ambiental. “La planificación urbana debe ver las orientaciones generales, tener estudios ambientales y saber cómo reducir los impactos”.
Moschella estimó que no sólo en Perú sino también en nuestro país existe una gran desigualdad de cómo se distribuyen los beneficios de infraestructura o nuevas viviendas, pues, a su juicio, lo más seguro es que beneficien sólo a unos pocos. “Ahí detrás están las inmobiliarias que buscan, como cualquier empresa, su beneficio sin contar con una distribución equitativa, que beneficia a la ciudadanía. Hay que buscar los beneficios comunes en los proyectos”.
Actualmente en la Región, según lo visto por la geógrafa, los movimientos ciudadanos que protegen los humedales constituyen el primer paso para contar con ciudades sustentables, pues una población concientizada puede, a su juicio, exigir cambios a las autoridades. “Hay un mayor interés por el medio ambiente, esto forma parte de una corriente internacional que en las últimas décadas ha contribuido a protegerlos”.
Corredor de aves migratorias
La académica peruana planteó la necesidad de que los países del Pacífico Sur trabajen en conjunto para proteger estos espacios naturales. Una de las razones para ello es que las ciénagas sirven como espacios de descanso para las aves migratorias. Al desaparecer dichos lugares, las aves mueren porque no logran llegar a su destino.
Destacó como positivo la iniciativa que el Ministerio de Vivienda y Urbanismo realizará en el humedal Los Batros, pues al convertir 15 de las 35 hectáreas que tiene el ecosistema en parque se dará mayor espacio recreativo a la comunidad que, sin lugar a dudas, será beneficioso para las aves y fauna del lugar.
Hizo un llamado a los arquitectos para que sus proyectos tengan conciencia medioambiental, buscando una ciudad más sustentable, con apoyo de la geografía para desarrollar proyectos integrales que protejan los espacios naturales, tomando en cuenta que la expansión de las ciudades está dañándolas, situación que no sólo se da en Chile sino en muchos países a nivel latinoamericano.