“No ataques a Siria” pedía por twitter el ciudadano Trump al Presidente Obama, luego de los graves ataques con armas químicas ocurridos en Siria en 2013. Estando ahora él a la cabeza del gobierno estadounidense, su razonamiento cambió.
Muchas voces se han alzado prediciendo una Tercera Guerra Mundial, ya que EE.UU no solo atacó a Siria con su bombardeo, sino que desconoció las amenazas de Rusia e ignoró cada principio del derecho internacional respecto al uso de la fuerza. Antes de llegar a ese tipo de conclusiones es importante analizar la situación con mayor detención.
El Presidente de Siria, Bashar al-Asad, calificó el bombardeo como “idiota e irresponsable”. Por primera vez, concuerdo con una afirmación de al-Asad. El ataque tiene objetivos que no dicen relación con aliviar el sufrimiento de la población Siria. Solo busca legitimar la imagen de Trump como un hombre fuerte, cuya relación con Rusia no afecta su capacidad de tomar decisiones.
Para hacerlo violó principios básicos establecidos por la ONU. Este organismo prohibe el uso de la fuerza, con solo dos excepciones: el derecho a la legítima defensa y si se cuenta con la autorización del Consejo de Seguridad con el objetivo de mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales. Ninguna de las dos se cumple.
Aún no se han determinado los responsables por el uso de armas químicas en Siria el pasado 4 de abril, aunque la información disponible apunta al gobierno. Sin perjuicio de ello, Reino Unido, Francia y EE.UU. propusieron una resolución al Consejo condenando a al-Asad, la que fue vetada por Rusia y China.
El embajador sirio señaló que “mi país nunca ha usado ni usará armas químicas”. Aun así Trump sostuvo que el ataque “sobrepasó muchas líneas rojas”, lo que lo hizo cambiar de opinión respecto a una intervención. Con esto abandonó una de sus principales promesas: ‘América primero’, una estrategia en la que se enfatiza el nacionalismo en sus relaciones internacionales, es decir, se evita intervenir países extranjeros a menos que haya un interés directo para EE.UU.
En el discurso en el que comunicó a su país (y al mundo) el bombardeo, dijo que “es de vital importancia para la seguridad de Estados Unidos prevenir la propagación y el uso de armas químicas mortales”. Esta explicación no justifica la violación a los principios de derecho internacional, ni siquiera justifica su cambio de estrategia.
Sus acciones servirán para elevar su aprobación en las encuestas, pero las consecuencias serán graves. Con seguridad ni Rusia ni China declararán una guerra a EE.UU. En otras palabras, el bombardeo no será el primer paso para una guerra mundial, pero sí puede ser una justificación para nuevos ataques terroristas en países ‘occidentales’, ya que la intervención ilegal e injustificada en el territorio soberano de un país es justificación suficiente para un llamado a actuar de muchas agrupaciones terroristas.
Constanza Fernández Danceanu
Abogada y Analista Internacional
Directora de Administración Pública USS