Ciudad

Los testimonios de los militares que conocieron la realidad de Haití

Como parte de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah), los militares del regimiento Chacabuco tuvieron la oportunidad de viajar al convulsionado país. Tres de ellos contaron sus experiencias a Diario Concepción.

Por: Diario Concepción 02 de Abril 2017
Fotografía: imagenPrincipal-5272.jpg

Como parte de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah), los militares del regimiento Chacabuco tuvieron la oportunidad de viajar al convulsionado país. Tres de ellos contaron sus experiencias a Diario Concepción. 

Carolina Abello Ross
carolina.abello@diarioconcepcion.cl

Esta semana, la Presidenta Michelle Bachelet visitó las tropas chilenas desplegadas en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah), antes de su retiro programado para el 15 de abril de 2017, salida que tardará tres a seis meses en completarse.

Con esto, se pone fin a13 años de cooperación en ese país, que partió el 1 de junio de 2004, en la que han participado 6.297 efectivos: 4.470 del batallón Chile y 1.827 de la Compañía de ingenieros. 

Esta misión de las Naciones Unidas fue la sucesora de una Fuerza Multinacional Provisional (FMP) autorizada por el Consejo de Seguridad en febrero de 2004, cuando una revuelta armada culminó con la huida del país del presidente Jean Bertrand Aristide. Sólo en febrero de 2006 se logró elegir a un presidente, René Preval.

Una de las principales hitos que enfrentaron los soldados chilenos en ese país fue el devastador terremoto del 12 de enero de 2010, a consecuencia del cual murieron más de 220 mil personas, según datos del gobierno de Haití, incluidos 96 soldados de las Naciones Unidas. 

El objetivo de la misión de paz es trabajar para establecer un entorno seguro y estable en el que se pueda desarrollar un proceso político, fortalecer las instituciones del Gobierno de Haití, apoyar la constitución de un estado de derecho, y promover y proteger los Derechos Humanos, en un país de casi 15 millones de habitantes. El 70% de ellos está bajo la línea de la pobreza y vive con menos de dos dólares diarios. Hay un 40% que lo hace con menos de un dólar al día. 

Sin embargo, tras la intervención de la ONU, el país ya está en condiciones de salir adelante y por eso se decidió el año pasado el retiro de ese país, en que Chile mantiene desplegados 340 efectivos en campo, 47 en el manejo de helicópteros, 11 efectivos policiales y cinco oficiales en el cuartel general. Así, las fuerzas pueden sumarse a otras misiones de paz.

Sin embargo, Chile seguirá manteniendo vínculos con el país caribeño, ya que en la visita de la Presidenta se firmó un acuerdo complementario al Convenio Básico de Cooperación Técnica y Científica para la Equiparación o Equivalencia y Reconocimiento de los Niveles de Enseñanza Básica o Primaria y Media o Secundaria.

El acuerdo beneficiará a los ciudadanos de ambos países que han migrado y para quienes el reconocimiento de sus estudios es un paso decisivo en su integración dentro de la sociedad de la nación que los acoge.

Además, en 2006, la misma presidenta creó el Programa Especial de Haití, el que ha incluido apoyo en la reconstrucción de establecimientos educacionales destruidos por los sucesivos desastres naturales que han afectado a Haití en la última década, creación de jardines infantiles y financiamiento de becas, entre otras medidas. A ellos se suma respaldo en seguridad, agricultura y otras materias. 

En el regimiento Chacabuco de Concepción, gran parte de su fuerza ha vivido la experiencia de ir en misión a ese país, por seis meses, y, con motivo de la salida definitiva, narraron a Diario Concepción su experiencia en misiones que duraban seis meses y para la que debían aclimatarse al extremo calor y humedad, con temperaturas sobre los 35 grados, a la lejanía de sus familias y a una realidad extrema. Pese a ello, se manifestaron agradecidos de haber podido trabajar en ese país, con vivencias que les cambiaron la vida para siempre. 

"Aprendí a valorar lo que uno tiene"

El suboficial Víctor Castillo Carrasco, de la Brigada Maule, fue parte de la Misión de Imposición de Paz, la primera misión, cuando el caos imperaba en Haití, y luego viajó en 2010. La primera vez llegó apenas dos días después de enterarse de que debía viajar, ya que esa misión no fue voluntaria. "Pero estamos entrenados para eso y fue lo que todos deseamos hacer como soldados". En 2010 decidió volver a ese país, también a Puerto Príncipe, donde le correspondió encargarse del bienestar del personal. El calor también fue una complejidad, ya que había 37 grados cuando llegó y en 2010 le tocó vivir un huracán. 

"Los haitianos son muy empáticos, desinteresados. Si tiene algo para dar, lo dan. Son inteligentes, hablan inglés, español y creole. Con eso aprendí a valorar lo que uno tiene, sobre todo en 2004, porque allá la gente no sabe si iba a comer al día siguiente". 

"Le tomé un tremendo respeto a los haitianos"

El suboficial mayor Juan Carlos Manríquez Rojas, del regimiento Chacabuco, estuvo en Haití en cuatro ocasiones: en 2006, como parte de la misión, y tres veces por su trabajo en el Comando de Operaciones Terrestres. En 2011 estuvo en la misión de Paz de Bosnia Herzegovina. 

"Quise viajar por lo que significa para un militar ser parte de una unidad que desarrolla actividad humanitarias y de seguridad en el extranjero, lo que es sumamente importante por la experiencia que uno adquiere". Reconoció que es una misión con riesgos, pero "le tomé un tremendo cariño y respeto a los haitianos, son amables y quieren superar sus problemas. Quedé impresionado". 

Tras el viaje, se quedó con la recompensa de "haber podido arrancar una sonrisa a gente que nace y fallece en medio de problemas. Eso es una experiencia que queda para toda la vida". 

"Los haitianos deben luchar para sobrevivir"

El capitán Alfredo Araya Gajardo, del regimiento Chacabuco, viajó a Haití en 2010, cuando era subteniente. Allá le correspondió hacerse cargo de las escoltas de convoyes, patrullajes, seguridad y ayudas humanitarias que enviaban los países para ayudar a paliar la catástrofe que dejó el terremoto ocurrido en febrero de ese año. "Con eso se logró una mayor cercanía por parte de la ciudadanía y el reconocimiento de nuestra labor desarrollada día a día". Para el oficial, lo más difícil fue adaptarse a la humedad de ese país y precisamente por eso rescató la fuerza de voluntad del pueblo haitiano para sobreponerse a las adversidades, las ganas de trabajar y poder ver surgir a su país, además de la facilidad de hablar y aprender idiomas como el inglés y el español. 

"La misión me enseñó a valorar lo que uno tiene, como familia, educación y alimentación. Ellos deben luchar para sobrevivir". 

Etiquetas