No hay red seca ni húmeda, no hay comunicaciones directas con Bomberos y aún existen las celdas de castigo, lo que debió haberse corregido tras la visita realizada en abril de este año.
No hay red seca ni húmeda, no hay comunicaciones directas con Bomberos y aún existen las celdas de castigo, lo que debió haberse corregido tras la visita realizada en abril de este año.
Carolina Abello Ross
carolina.abello@diarioconcepcion.cl
Una regular evaluación realizó la Comisión Interinstitucional de Supervisión de Centros (Cisc) a los recintos administrados por el Servicio Nacional de Menores.
Esta instancia funciona a nivel nacional y está integrada por representantes de la Seremi de Justicia, Poder Judicial, Ministerio Público, Defensoría Penal Pública, Unicef y ONG’s.
La visita se realiza en forma semestral y esta vez se hizo entre el miércoles y el viernes de la semana pasada.
El centro tiene una capacidad para 112 menores, 56 para régimen cerrado, es decir, adolescentes que están cumpliendo condena, y 56 para internación provisoria. En cuanto a Gendarmería, la dotación asignada al centro es de 57 funcionarios.
El defensor Jaime Pacheco, abogado de la Unidad de Estudios de la Defensoría Penal Pública, precisó que visitaron la cárcel de menores de Coronel, el centro semicerrado de Concepción y la sección juvenil de Chillán.
En el caso de la primera, lo que más preocupa al profesional son sus condiciones de seguridad. "El centro no cuenta ni con red seca ni con red húmeda, no están operativos y eso es terrible. El mismo encargado de Gendarmería nos dijo que frente a un incendio o terremoto, nada funciona, porque no hay comunicación directa con Bomberos".
Otro gran problema, a juicio del profesional, es que siguen existiendo celdas de aislamiento o castigo, las que más encima están en pésimas condiciones. "Siguen existiendo, y están en condiciones indignas, como baños que no funcionan, llenos de humedad y sin duchas", dijo y agregó que les informaron que la idea, con presupuesto incluido, es remodelar esos espacios para convertirlos en un lugar donde contener a los jóvenes en casos de descompensación, lo que aún no se ha hecho".
Otro problema es el ingreso constante de Gendarmería ante conflictos, lo que no se puede hacer por tratarse de un recinto de menores de edad.
Pacheco destacó que si ha habido mejoras, en cuanto a que los planes de intervención para cada adolescente "están siendo de mejor calidad, están haciendo planes individualizados y no planes estándar. Tienen una buena oferta escolar, pero aún no tienen acceso a internet y una biblioteca de libros muy antiguos". En cuanto a los talleres, aseguró que son sólo recreativos, ya que no tienen una certificación laboral que les sirva una vez que recuperen su libertad.
Avances y estancos
En cuanto al centro semicerrado de Concepción, precisó que ha mejorado su infraestructura, "pero está naturalmente diseñado para el fracaso, porque es el único recinto que existe en toda la región, entonces enviar a un joven allí implica un desarraigo. Se supone que se ingresa a ese lugar para reinsertar a los adolescentes, pero es complejo hacerlo lejos de su lugar de origen. Tienen que hacer una vida social de día en un entorno que no es el de ellos, entonces es muy difícil hacerlo en estas condiciones. Ahora, la obligación de dormir allí es lo único que el centro controla".
En cuanto a la sección juvenil de Chillán, que alberga a quienes fueron condenados como menores, pero ya cumplieron la mayoría de edad, el defensor aseguró que está en buenas condiciones, pero que el espacio físico para realizar actividades recreativas es muy reducido, pero hay una buena convivencia entre los jóvenes.