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Cajero de Servipag revivió ataque y reconoció a acusado

El trabajador declaró ante el tribunal tras un biombo que lo separó del único acusado, protección que sólo se alzó al momento de identificarlo.

Por: Diario Concepción 21 de Septiembre 2016
Fotografía: imagenPrincipal-2749.jpg

El trabajador declaró ante el tribunal tras un biombo que lo separó del único acusado, protección que sólo se alzó al momento de identificarlo. 
 

Carolina Abello Ross
carolina.abello@diarioconcepcion.cl

"Hasta el día de hoy, sueño con el ataque. Sabía que los iba a poder reconocer. Son imágenes que se quedan para siempre grabadas en la cabeza". 

Ésa fue una de las frases de Pablo Ramírez Arias, el cajero de Servipag que fue brutalmente quemado en un intento de asalto ocurrido el 29 de julio de 2015, en el supermercado Mayorista 10 de Hualpén, durante el juicio oral por el caso, donde está acusado I.M.P., hoy de 18 años, pero menor de edad al momento del ataque. 

En esta causa, cuya investigación tardó 10 meses, también estuvo acusado su hermano, Jorge Montecinos Pinto (28), quien fue víctima de un homicidio al interior de la cárcel de Chillán, donde estaba cumpliendo su prisión preventiva, por lo que su responsabilidad penal fue sobreseída.

En un testimonio que se extendió por más de cuatro horas, el trabajador recordó todo lo vivido en el ataque, cuando fue rociado con bencina y quemado vivo, para robarle la recaudación del día, lo que no se alcanzó a concretar. Además, recordó los duros meses de su recuperación, las consecuencias de lo ocurrido para su familia y el difícil momento en que debió reconocer a sus atacantes, dos meses después de lo ocurrido. 

A solicitud de la Fiscalía, el cajero declaró protegido por un biombo, para no ver al acusado ni a los intervinientes. Además, se bajaron las cortinas de la sala, para que tampoco pudiera ver a la prensa y al público presente en la sala. 

Interrogado por el fiscal Julián Muñoz, Ramírez recordó que fue esa tarde, le llamaron la atención dos sujetos, quienes estaban en la fila y dejaron pasar a otra clienta para que la atendiera, lo que no era algo común, tras lo cual el mayor de ambos jóvenes introdujo una manguera por la ventanilla y sin decir nada le roció el cuerpo con combustible. "Yo me percaté de inmediato que era bencina y sentí mucho miedo. Pero esta persona me gritaba que abriera la puerta y otra persona, que era más joven, la golpeaba y trataba de abrirla. Esto fue tan rápido que no alcancé a hacer nada. Pensé que me moría. Se me pasó lo peor por la cabeza, porque pensé que no iba a poder salir de donde estaba", recordó. 

Pablo Ramírez intentó buscar las llaves o el extintor, hasta que lo rociaron por segunda vez y le prendieron fuego con un encendedor. 

Fue en ese instante en que el cajero se quebró por primera vez, pero siguió declarando y entregó características físicas de ambos atacantes. En su testimonio, precisó que quien lo roció con bencina fue el sujeto mayor, mientras que el que intentaba abrir la puerta a golpes era el menor. 

Al continuar, recordó que el mayor acercó el encendedor a la escotilla de la caja y le prendió fuego. "El fuego se inició súper rápido, fue un estruendo, una explosión. Yo creo que nadie quedó indiferente a lo que estaba pasando, porque el espacio en que yo estaba era tan reducido que hizo que todo fuera más terrible", recordó Ramírez. 

El trabajador declaró que sufrió quemaduras en los brazos, pecho, espalda, cabeza, cara, orejas. "Traté de cubrirme el rostro con el brazo, porque sabía que no podía respirar fuego. Entonces agarré las llaves para poder abrir la puerta y salir de allí. Logré abrir y me estaba quemando completamente, la caseta también se quemó, corrí un par de pasos, gritando por ayuda y que me apagaran. Caí frente a la cerrajería y allí me lograron apagar", recordó.

El reconocimiento 

Ramírez, con riesgo vital, fue trasladado a Santiago, donde logró recuperarse. De a poco salió del coma y pudo recuperar sus funciones vitales, tras lo cual volvió a Concepción, pero debió seguir en terapia en la Mutual de Seguridad. Hasta hoy sigue con licencia médica, porque tiene secuelas del brutal ataque. 

En septiembre, Ramírez fue a la fiscalía, donde mediante un set fotográfico identifico a Jorge Montecinos Pinto y a I.M.P. como sus agresores. 

"Me mostraron cuatro carpetas con fotografías de distintas personas. Recuerdo que para mí fue un momento muy complicado. Fue muy fuerte volver a ver las caras de las personas que me habían atacado. Era la primera vez que estaba frente a ellos después de lo que me había pasado y a pesar de que tenía sus imágenes grabadas en mi cabeza, me quebré y no pude seguir. Me quebré cuando los reconocí y volvieron a mi cabeza las imágenes de las personas que me había hecho tanto daño". 

Al final, el fiscal Muñoz pidió que se levantara el biombo que protegía a Ramírez para que dijera si su agresor estaba presente en la sala, tras lo cual el trabajador indicó a I.M.P. como uno de sus atacantes. 

Reacciones

Al final de la jornada, el defensor Gonzalo Benavente interrogó a Ramírez y cuestionó el reconocimiento que éste hizo a los hermanos, asegurando que no había entregado detalles suficientes de sus características físicas, como la forma de sus ojos, boca, nariz o mentón, por lo que quedan dudas de la participación de ambos en el ataque. 

"El reconocimiento es una prueba cuestionable, por el alto margen de error que posee. A nuestro entender, los datos proporcionados fueron datos generales y poco precisos", dijo el abogado, quien aseguró que también cuestionan que Ramírez haya reconocido a I.M.P. en el juicio, "porque hay que ver cómo se llegó a eso y en el proceso hay cosas que son absolutamente objetables". 

"El testimonio de don Pablo Ramírez es tan contundente, es tan poderoso, que cuando uno lo escucha, la verdad es que simplemente uno asiste a una persona que está reviviendo lo que ha tenido que padecer en carne propia y el reconocimiento que hizo de la persona del acusado fue absolutamente claro, categórico, sin ningún motivo que pudiera ensombrecer o generar un atisbo de la menor duda", expresó el fiscal Julián Muñoz. El persecutor acotó que "creemos que eso es lo que determinó que los colegas defensores hicieran un contraexamen bastante breve, porque ya a esa altura no había nada más que preguntarle". 

Enrique Hernández, abogado querellante, afirmó que "Pablo Ramírez siempre ha señalado que él recordaba, no sólo los hechos, sino que el rostro y las características de quienes lo atracaron. No puedo pronunciarme del trabajo de la defensa, pero lo que ha hecho Pablo ha sido un reconocimiento pleno y un recuerdo vívido de lo que le ocurrió". 
 

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