Ciudad

Una llovizna cambió sus planes y los salvó del atentado

Claire Xhauflair, hermana del dueño de Bac Café Concepción, relató cómo vivieron el ataque.

Por: Diario Concepción 16 de Julio 2016
Fotografía: imagenPrincipal-4566.jpg

Claire Xhauflair, hermana del dueño de Bac Café Concepción, relató cómo vivieron el ataque.

Francisco Bañados
Contacto@diarioconcepcion.cl

Más de 15.000 kilómetros de distancia y 6 horas de diferencia separan a Concepción de Niza. Sin embargo, decenas de penquistas sintieron el macabro atentado perpetrado en la bella ciudad de la Costa Azul francesa, pasadas las 00:00 horas del viernes, como si hubiera ocurrido a pocos kilómetros. Algunos tenían amigos de viaje en Francia, otros, a miembros de su familia en las cercanías del lugar del ataque, que dejó un saldo de más de 80 muertes, una decena de ellos niños.

Si bien hasta la fecha no se sabe de chilenos entre las víctimas, ni tampoco el consulado ha registrado requerimientos de familiares de franceses residentes en Concepción, sí hubo quienes vivieron minutos de angustia en la capital del Bío Bío, después de conocerse la noticia. Es el caso de Nicolas Xhauflair, chef y dueño de Bac Café y Bac Pastelería. Su hermana menor, Claire, y su marido Maxime, estaban en esos momentos en Niza, en escala de un viaje a Córcega. Hasta donde estaba informado, esperarían los fuegos artificiales durante la celebración del 14 de Julio, el día nacional de Francia. Y el Paseo de los Ingleses es el lugar turístico más emblemático para esperar el espectáculo pirotécnico en la Costa Azul. Justamente, el lugar escogido para el atentado.

Diario Concepción pudo conversar con Claire Xhauflair, quien afortunadamente, en el último minuto modificó su panorama: junto a Maxime decidieron ver los fuegos artificiales desde la terraza de un restaurante. 

"Nos habíamos planificado para ir al paseo, pero justo llovió unos minutos, y preferimos cambiar los planes".

Cuenta que 10 minutos después que terminó el espectáculo, comenzó el terror. "Vimos a gente corriendo, escuchamos gritos, pero nadie sabía bien qué es lo que pasaba. De a poco, nos fuimos enterando, pero recién cuando llegamos al hotel comprendimos la magnitud de lo sucedido. Fue terrible… Había niños, jóvenes, familias completas… Pudimos estar ahí, realmente somos muy afortunados".

A su juicio, este nuevo ataque es aún peor que otros, porque demuestra que para una acción terrorista, no se necesitan bombas. "Es terrible, nos afecta. Ya nadie puede sentirse seguro, en ningún lugar", comentó. 

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