Ciencia y Sociedad

Ser humano con la naturaleza: vínculo esencial de poder terapéutico

La conexión vital e intrínseca ha llevado al desarrollo de diversas prácticas para promover el bienestar emocional y salud mental, incluso con fines terapéuticos que pueden complementar tratamientos.

Por: Natalia Quiero 07 de Diciembre 2024
Fotografía: Fundación Lepe-ONG Rebtrota

Por Anaís Hinayado

Ancestral, esencial y vital es el vínculo entre el ser humano y su bienestar con la naturaleza.

Un lugar y condiciones para vivir provienen del medio natural, desde el aire y agua hasta recursos para alimentarse y subsistir. También da espacios para encontrarse, recrearse y relajarse.

De esta conexión intrínseca surge un gran poder sanador que ha derivado en el desarrollo de prácticas para promover el bienestar emocional y salud mental, incluso con fines terapéuticos complementarios a tratamientos para ciertas condiciones. Instancias que cada vez crecen e impactan más a nivel local.

La terapia

“Las terapias basadas en la naturaleza pueden ser un insumo importante para encontrar bienestar y la salud tanto a nivel individual como a nivel colectivo”, declara Óscar Quiroz, fundador y director de ONG Rebrota, que trabaja estas prácticas fundamentalmente asociado al Servicio de Psiquiatría local.

Una es la terapia hortícola, trabajada principalmente por terapeutas ocupacionales, con fundamentos en la horticultura.

“La horticultura la podemos definir como el arte y ciencia de poder cultivar flores, hierbas medicinales, hortalizas y principalmente árboles con la finalidad de poder hacer que fructifiquen de la mejor manera posible. Como consecuencia, las personas pueden ir desarrollándose de manera neurológica y corporal de mejor manera. Esto también puede ser llevado a cabo en comunidades”, explica Diego Mardones, terapeuta ocupacional y uno de los fundadores de Sintiencia Simbiótica, programa que se desarrolla en la Universidad Católica de la Santísima Concepción.

“La terapia hortícola es ese proceso basado en un plan de tratamiento, sea individual o comunitario, con objetivos determinados adecuados a las necesidades de las personas y las comunidades con las cuales se intervengan”, destaca.

Beneficios

La experiencia comprueba grandes beneficios, en lo que Quiroz releva el impacto de fortalecer la autoestima de la mano del conocimiento y valoración del entorno.

“Al cultivar una planta y cuidarla también realizan un trabajo de cuidado personal y mejoras en su manera de comunicar, ya que participan en un entorno social. Así, comienzan a entender cómo funcionan los ciclos a través del huerto, haciendo la analogía con los mismos ciclos en las personas. Uno no siempre está bien, puede ir variando y esto también es parte de la naturaleza y esencia”, manifiesta.

Lo ha vivido Claudia González, quien durante un duelo mientras se formaba como terapeuta ocupacional llegó a la práctica: “Algo que dicen los terapeutas ocupacionales es que la ocupación significativa es fundamental en las personas, así que empecé a buscar cosas que me interesaran. Ahí encontré la terapia hortícola”.

Su interés la llevó a Rebrota para realizar la práctica profesional. “Pude ver los beneficios y cambios que tiene la terapia hortícola sobre las personas con dificultades en la salud mental. En todo esto me incluyo, porque estuve pasando muchos momentos difíciles y pude ver en cuenta propia”, relata. “Los usuarios se alegran cuando nos dan frutos las plantas que nosotros mismos hicimos”, cuenta.

Más motivación e inclusión destaca Yesenia Alarcón como usuaria de Sintiencia Simbiótica junto a dos sobrinos en el Trastorno del Espectro Autista.

“En el huerto les daban distintas tareas según sus edades. Han aprendido a trabajar lejos del celular, a hacer cosas nuevas, a compartir con nuevas personas. Se sienten felices porque son considerados, escuchados y respetados. Pese que el menor de ellos es alérgico al pasto, va igual con mascarilla y trabaja con mucha motivación”, afirma. Sobre ella asegura que “me ha ayudado a relajarme, me baja los niveles de ansiedad, me da ánimo y felicidad”.

Por eso espera que el quehacer llegue a más “para que como a mí y mis sobrinos ayude a más jóvenes, que logren salir de las pantallas y se conecten con su esencia que está en la tierra para sacarlos de los estados depresivos”.

Proyectos locales

Rebrota nació en 2016 en Concepción para abordar dos necesidades, apoyar procesos de mejora de la salud mental en el territorio y la protección ecológica mediante terapias basadas en la naturaleza.

Uno de los proyectos más destacados es la construcción del Parque Leonor Mascayano, el primero enfocado en la salud mental y educación ambiental, en el Servicio de Psiquiatría de Concepción donde llevan casi 9 años trabajando.

“Se nos invitó a poder recuperar un invernadero en desuso. A finales del 2016 comenzamos, después seguimos con los sectores aledaños. Actualmente estamos en la construcción del primer parque terapéutico, que contempla hacerse cargo de todas las áreas verdes que están alrededor del hospital psiquiátrico. Queremos realizar circuitos de educación medio ambiental en donde se puedan realizar distintas visitas y terapias”, explica Óscar Quiroz.

Crear entornos inclusivos y sostenibles con personas y comunidades con distintas características y necesidades es el objetivo de Sintiencia Simbiótica.

“A través de la ocupación intervengo en comunidades de niños, niñas adolescentes y estudiantes universitarios, personas en situación de calle y con problemas de adicción, personas mayores y quien quiera participar en la actividad en general”, expone Diego Mardones, el único terapeuta ocupacional de lo que partió como un proyecto entre amigos. Pero, tras un primer encuentro en noviembre de 2022 la Ucsc expresó interés y facilitó sus instalaciones para materializar la idea.

El trabajo principal es el desarrollo de una huerta comunitaria. “A partir del 2022 se empieza a crear este huerto, el cual ha ido evolucionando gracias a la comunidad universitaria como también personas externas, incluso parte del equipo de Rebrota nos ha guiado en este proceso”, destaca.

Al momento han generado tres bancales de cultivo en el huerto y realizado vermicompostaje y permacultura.

También releva que el quehacer “se ha basado en realizar distintos tipos de convocatoria que abarquen temáticas como la salud mental en la comunidad universitaria, educación nutricional y poder conversar sobre el mismo impacto ambiental que tiene la huella del ser humano en la tierra”.

“Ha sido un proceso lento porque ha sido orgánico. Y al ser así hace que las personas participen cuando se sientan lo más cómodas posibles”, algo también clave en la motivación e impacto de las actividades.

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