Ciencia y Sociedad

Contaminación plástica: la peor amenaza a la biodiversidad del océano

La gran cantidad de desechos generada en menos de un siglo ha provocado que haya tanto material inerte como orgánico o vivo en los mares, interactuando con organismos.

Por: Natalia Quiero 05 de Mayo 2024
Fotografía: CC

Su invención data de mucho antes, pero a mediados del siglo XX, tras la Segunda Guerra Mundial, el plástico comenzó su producción y uso en masa para impactar sin vuelta atrás a la humanidad y planeta.

Y es que se transformó en una de las más grandes problemáticas ambientales que afronta la sociedad contemporánea. De ahí que fue la temática definida para celebrar el Día y Mes de la Tierra durante abril, y mayo como Mes del Mar para Chile es un contexto propicio para ahondar un fenómeno del que nadie puede sentirse ajeno.

Siempre está

“El problema plástico nos preocupa tanto porque proviene de nuestro comportamiento como raza humana y de la sumatoria de nuestras acciones individuales, no de una actividad de algunos sectores”, plantea el doctor Mauricio Urbina, académico del Departamento de Zoología e investigador del Instituto Milenio de Oceanografía (IMO) de la Universidad de Concepción (UdeC) como la raíz de la crisis.

Cualidades como durabilidad, maleabilidad y versatilidad volvieron esencial al material para la fabricación de innumerables productos. Y así se generó una dependencia que le hace estar en todo espacio de la vida cotidiana de muchas formas o tamaños. Así se transformó en desecho y el contaminante más ubicuo en la naturaleza.

Porque, a simple vista o por microscopios, siempre hay: “en todos los ambientes que lo hemos evaluado encontramos plástico, también lo encontramos en organismos que comemos o en la cerveza y agua que bebemos”, advierte.

Impacto en el mar

Lo peor es que es una presencia en constante crecimiento, y así la preocupación. Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, de seguir la trayectoria histórica, a 2050 al año se llegarán a producir mil millones de toneladas de plásticos.

Gran porcentaje se transforma en residuo y por diversos factores termina principalmente en el océano, el más vasto y biodiverso ecosistema del planeta donde anualmente llegarían 8 millones de toneladas de plástico, que las estadísticas indican que equivale a verter un camión de basura por minuto.

En efecto “estamos en un nivel en que en el océano hay dando vueltas casi tanto material inerte como materia orgánica y viva”, lamenta la doctora Camila Fernández, directora del Centro de Investigación Oceanográfica Copas Coastal que lidera el Departamento de Oceanografía de la UdeC.

Por eso lo considera una de las mayores amenazas del océano en la actualidad y con proyecciones científicas nada alentadoras si es que no se actúa de forma significativa: una revisión de más de 2.590 estudios que comisionó el Fondo Mundial para la Naturaleza concluyó que la contaminación plástica se podría cuadriplicar en el océano a mediados de siglo, cuando pesará más el plástico que todos los peces del mar.

Crítico fenómeno

“El plástico prácticamente dura para siempre y tiene una capacidad muy baja para ser biodegradado. El mayor problema es nuestra incapacidad de hacernos cargo de los desechos”, sostiene Fernández como base del crítico fenómeno.

Se refiere a que tarda hasta cientos de años en descomponerse y, aunque se han implementado normas para regular e innovado en nuevos biomateriales, el peor enemigo son los artículos de un uso o desechables como bolsas, cubiertos, vasos, cigarros y mascarillas que podrían estar siglos en el medio natural, depositados en sedimentos e interactuando con organismos.

Y Urbina aborda la existencia de macroplásticos o de tamaño visible al ojo humano, además de microplásticos de menos de 5 milímetros de diámetro y nanoplásticos medidos en nanómetros.

Las pequeñas partículas pueden ser fabricadas así para incorporarse a productos como belleza, higiene personal, fármacos o limpieza del hogar. “Además, el macroplástico se puede fragmentar por distintos factores ambientales e interacción con fauna hasta llegar a tamaños pequeños. Entonces, se genera más abundancia de micro y nanoplástico”, explica.

Y ambos científicos ponen el acento en que con sus minúsculas dimensiones se transforman en los más grandes problemas si de potenciales riesgos e impactos del material se trata.

La razón es que por su pequeño tamaño son partículas capaces de ingresar a los organismos a través de distintas vías como ingestión mediante el agua, confundirse con alimento y adhesión o presencia en el alimento/presa.

Crisis del plástico como sinónimo de desafío científico y social

La alta prevalencia de la contaminación plástica, sobre todo en tamaño micro y nano, genera muchas chances de que los consuman organismos vivos de distintos niveles de las tramas tróficas como crustáceos, peces y aves marinas, hasta el ser humano.

Y lo que implique para la salud y bienestar de las especies es un capítulo más crítico dentro de la crisis ambiental.

Diversos peligros

“Las consecuencias que el consumo de plásticos va a tener para la salud de organismos y humana todavía están con gran signo de interrogación”, releva Camila Fernández, ya que es un fenómeno más bien nuevo que está en pleno estudio sobre sus efectos nocivos.

El primer paso y certezas están en la magnitud del problema dentro de la naturaleza, luego en los organismos. En este sentido, aunque queda mucho por investigar y comprender, por lo que se conoce acerca del plástico se puede asegurar su presencia no resultará inocua, sobre todo en una exposición masiva o prolongada.

En términos generales, la investigadora menciona la malnutrición que se puede generar en organismos que consumen plástico y llenan sus estómagos con el material, sin comer sus alimentos, dañando su estado de salud y pudiendo generar mortalidad.

“Y las partículas pequeñas son capaces de atravesar paredes de tejidos, órganos y membranas celulares, y eso puede generar una serie de problemas fisiológicos para todas las especies que dependen de la cadena trófica marina, incluyéndonos”, expone.

También advierte que “en trozos o partículas pueden adherirse contaminantes o patógenos que se pueden transportar de un lugar a otro, incluyendo grandes distancias, en la medida que van viajando por las corrientes, como especies invasoras, virus y bacterias resistentes”.

Evidencias

Son varias aristas desde la que mirar al problema del plástico con una amplia la gama de potenciales efectos y a distintas escalas, resalta Mauricio Urbina que ahonda en evidencias precisas que ha generado en sus estudios y lo que dispone la literatura.

Por ejemplo, experimentos con un pez hallaron que la ingesta prolongada de plástico causa lesiones intestinales y el intestino se hace menos eficiente en la absorción.

“Y datos de nuestro laboratorio y otros colegas muestran que la ingesta de plástico, alimentos o aguas contaminadas a largo plazo afecta el balance energético del organismo. Porque produce efecto de saciedad, así que el organismo come menos y su calidad general se ve perjudicada con consecuencias de regeneración orgánica o arrancar de un depredador o capturar presas, además hay menos energía disponible para tener huevitos”, detalla.

Otros estudios han asociado a aditivos contenidos en el plástico, específicamente químicos anti inflamables, con cambios hormonales importantes.

En otra arista plantea que “antes teníamos especies exóticas que pueden ser invasoras que se movían por trozos de árboles o algas que flotan en el mar, porque hay mucho material natural que flota; luego con el transporte marítimo se empezaron a pegar en barcos y podían colonizar otras áreas; hace unos años nos dimos cuenta que los organismos marinos también están usando el plástico como balsa para dispersarse”.

Al respecto destaca su participación en una investigación que implica colectar basura en distintas playas locales y al estudiar los epibiontes (qué trae pegada) es frecuente hallar especies exóticas (normalmente muertas). La alarma no está en que sean peligrosas, dice, sino en los potenciales cambios a nivel de comunidades ecológicas.

Los desafíos

Ante sus múltiples y complejas aristas, la contaminación plástica genera múltiples y complejos desafíos para la ciencia y la sociedad.

En retos científicos, Fernández resalta “innovar para remover las partículas del océano, además de estudiar mejor cómo se comportan como vehículo de transporte y cómo se comportan dentro de órganos vitales de organismos marinos y del humano”. También es importante avanzar en investigación, desarrollo e innovación en los materiales y su biodegradación.

Al lado social Urbina enfatiza que “ante el plástico todos podemos y debemos ser parte de la solución, y podemos hacer esfuerzos por reducir el uso y desecho, y esto también ejerce presión para avanzar en la infraestructura que se requiere porque hoy es difícil reciclar”.

Hay complejidades técnicas, pero también falta de educación y desconocimiento en la población, aunque sobre todo lamenta las dificultades de acceso cuando hay interés en reciclar o reducir el residuo plástico: no siempre los puntos limpios están cerca o funcionando y muchos están colapsados, y los productos ecoamigables son más caros.

Todas esas son brechas que urge acortar mediante distintas acciones para realmente demostrar y facilitar que cada persona y comunidad, desde su espacio y dentro de sus posibilidades, haga sus contribuciones que sumarán para transitar en avances paulatinos pero significativos para la salud del planeta.

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