Ciencia y Sociedad

“Cultura de las R”: cuidar la naturaleza es un reto que trasciende al reciclaje

La contaminación es de los problemas socioambientales mayores que afecta al planeta y la basura el primordial factor. Rechazar, reparar, reducir y reutilizar son acciones que van a la raíz. Erres de fácil práctica cotidiana y base de un consumo responsable. Reciclar es una opción al final del camino.

Por: Natalia Quiero 31 de Mayo 2023
Fotografía: Raphael Sierra

Reducir, reutilizar, reciclar. Son las “3 erres (R)” que se ha buscado impulsar en la sociedad, cada vez con más énfasis y especialmente en mayo por el Día Mundial del Reciclaje (17 de mayo).

La efeméride la instauró la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para crear consciencia sobre el estado y cuidado del medioambiente, y orientar mejores decisiones de consumo y manejo de desechos para disminuirlos en cantidad e impacto.

Más que reciclar

Porque la alta generación de residuos y contaminación es de los mayores problemas socioambientales en el mundo, y porque el reto es aportar a cambiar esa realidad. Ni Chile ni la Región del Biobío están ajenos y cada persona, comunidad e institución tiene responsabilidad.

Con ese espíritu trabajan en Fundación el Árbol, ONG local liderada por mujeres que aborda distintas líneas para fomentar la acción socioambiental desde lo colectivo e individual y que tienen como base promover hábitos de consumo responsable que se enmarcan en la “cultura de las R”.

El cambio y el desafío trasciende del reciclaje, incluso va más allá de las tres acciones clave, aseveró Daniela Concha, directora ejecutiva de la organización. “Siempre reforzamos que hay que hacer acciones previas a reciclar, porque reciclar sigue siendo una acción costosa, que requiere mucho esfuerzo y recursos. Y tampoco va a la raíz del problema que es la generación del residuo, sino que se encarga cuando el residuo existe”, sostuvo.

Rechazar, reparar o reintegrar los productos son acciones que se suman a reducir y reutilizar para dejar al final del camino al reciclar. En este sentido, aseguró que estas prácticas invitan a reflexionar críticamente previo a la adquisición de un producto o analizar vías para mantener la vida útil de un objeto y llevar a consumir sólo realmente necesario.

Con todas esas erres generamos menos basura. Y al generar menos basura hay menor impacto sobre los bienes de la naturaleza”, afirmó.

Impacto en cifras

Para tener una idea de la magnitud del problema de la basura y contaminación son clave las estadísticas de organismos referentes. Naciones Unidas estima que cada año se recolectan más de 11 mil millones de toneladas de residuos sólidos en el mundo. Se debe añadir lo que no se colecta y no está en cifras oficiales, y otros tipos de agentes.

Parte importante de la basura son plásticos, muchos de vida útil corta (menor a cinco años) y muy larga como basura (puede tardar siglos en degradarse). Un estudio de la OCDE arrojó que en 2019 se generaron más de 350 millones de toneladas de residuos del material.

En Chile, datos del Ministerio del Medio Ambiente indican que cada persona produce sobre un kilo de basura diaria y cada año se generan cerca de 20 millones de toneladas de residuos domiciliarios e industriales. Y la Asociación Gremial de Industriales del Plástico (Asipla) reveló que en 2020 se consumieron 970 mil toneladas de plásticos.

Al final es enorme la cantidad de desechos que llega a vertederos y también que por distintos procesos también a ecosistemas, donde queda hasta volverse parte del paisaje e impacta de diversas formas sobre ambientes, biodiversidad y el bienestar humano que depende de la sanidad de la naturaleza.

Ahí se evidencia el poder de la “cultura de las R” que abordó Daniela Concha como solución al grave problema socioambiental, porque permite prevenir o reducir la escalada de repercusiones si está consciente e integrada como hábito a la toma de decisiones de consumo.

Entre esos impactos está la suciedad y malos olores en territorios o agua de consumo con potenciales impactos sanitarios y en calidad de vida. Y la fauna terrestre o acuática puede confundir desechos por alimentos y sufrir enredos u otros incidentes que afecten su integridad.

Y, en el contexto de calentamiento global que acelera al cambio climático producto de los gases de efecto invernadero, no se puede obviar la huella de carbono que tiene toda actividad productiva y humana, más las emisiones que los desechos generan por sus procesos de descomposición, que contaminan la atmósfera y están teniendo diversas consecuencias sobre las condiciones naturales de los ambientes. Algo que es otro gran estrés para el bienestar de todo ser vivo.

 

Carolina Echagüe

“Estamos al debe en la cultura de rechazar los artículos que no son necesarios”

Rechazar, reparar, reintegrar, reducir, reutilizar y reciclar son palabras fáciles de decir, pero en la práctica su aplicación es compleja, reconoció Daniela Concha de El Árbol de Concepción.

La complejidad es porque, enfatizó, se requiere una transformación sociocultural y hay tareas pendientes para impactar desde lo personal hasta lo institucional, incluso en materias más populares en la agenda pública como reciclar.

Por ejemplo, el estudio que la OCDE hizo sobre el plástico determinó que 15% de estos residuos se recogen para reciclar, pero que 40% no pasa por el proceso y se elimina como basura para terminar en un reciclado efectivo de sólo 9%.

Para Chile la Asipla reveló que en 2020 se consumieron 970 mil toneladas de plásticos y se recicló menos del 10% del consumo total.

De avances a retos

Daniela Concha destacó a la Ley de Fomento al Reciclaje y Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento al Reciclaje (Ley REP), que publicó su decreto en 2021 y en septiembre de 2023 entran en vigencia todos sus lineamientos, como uno de los primeros grandes avances de la institucionalidad medioambiental chilena en reciclaje, pero también insuficiente: “le va a cambiar bastante la cara al reciclaje, de los materiales de envases y embalajes principalmente, pero sólo son algo más del 20% de los residuos”.

Además, dijo que “los desafíos son sobre todo en cómo se ponen en marcha todos sus aspectos en cuanto a recolección, acopio y pretratamiento, porque creo que no estamos lo suficientemente preparados para poder hacer ese trabajo”.

Para abordar la falencia se detuvo en un ejemplo local: “los materiales que recicla la comuna de Concepción llegan al centro de acopio de la Cooperativa de Recicladores Biobío que no es tan grande, tiene una capacidad para tratar entre 20 a 30 toneladas de residuos al mes. Es una fracción muy pequeña de las metas que requiere la Ley REP”.

En lo individual y comunitario Daniela Concha aseguró que “hay una gran deuda en el reciclaje de la materia orgánica o compostaje. Es el reciclaje más económico y fácil, porque podemos hacerlo en nuestras casas, pero falta promover el compostaje en la sociedad y tener todas las herramientas disponibles para hacerlo”.

Este contexto da pie para advertir las brechas en conocimientos y espacios para que las personas y familias puedan reciclar efectivamente. Según una reciente encuesta de Cadem, 44% de los chilenos considera al reciclaje como un problema grave en que se ha avanzado muy poco, 50% evalúa negativamente la gestión de residuos en su comuna y sobre 80% desconoce los alcances de la Ley REP.

Y más tareas pendientes vislumbró la profesional en las otras “R” que reducen la cantidad de residuos que cada persona genera, la contaminación e impacto ambiental; en muchos casos es volver a hábitos previos a la sociedad del materialismo, consumismo, lo desechable e inmediato como es la actual. En torno a rechazar, reducir y reutilizar también hay un marco legal promisorio.

Una es la “Ley Chao Bolsas” que regula su uso en el comercio y ha promovido las de materiales como género; un avance que se dio hace unos años y se impulsó desde Concepción, porque el municipio fue pionero en establecer un decreto en la materia. Otro avance es en la ley que regula los plásticos de un solo uso o desechables, se armoniza con la Ley REP, artículos que son el peor dolor de cabeza de la contaminación.

Sin desconocer los grandes pasos, Concha manifestó que “no vemos que haya una promoción de la cultura del rechazo, porque además de los plásticos hay muchas otras cosas que rechazar como la ropa, constantemente hay nuevas temporadas y ciclos, o los elementos electrónicos y todos los objetos que nos ofrecen comprar. Estamos al debe en rechazar el consumo de artículos que no son necesarios”.

El fenómeno se relaciona con publicidades y redes sociales, con los modos de desenvolvimiento e interacción, con bombardeo de ofertas de enorme gama de productos por diversos medios y que termina creando necesidades innecesarias e impulsa a adquirir objetos que luego no servirán, no se querrán y se botarán. Así se genera mucha basura y contaminación. Sin olvidar las deudas.

Son varios obstáculos para tener un consumo responsable y minimizar la huella ambiental en cuanto a lo estructural, pero lo esencial es la educación a la población desde la infancia y realmente dar todas las herramientas e instancias para tener una mirada crítica de la producción/ el consumo y poder materializar la acción socioambiental desde la “cultura de las R”.

Gestión de residuos en casa

Existen diversos retos en torno al manejo de residuos como acciones para aplicar en el hogar en cuanto al reciclaje y las distintas erres. Y algunos consejos básicos sobre esas prácticas entregó Ambipar Environment, empresa dedicada a la gestión ambiental:

-Evitar comprar prendas y artículos que no se necesitan.

-Indagar sobre programas locales de reciclaje o reutilización.

-Donar ropa u objetos que ya no se usan.

-Averiguar dónde hay puntos limpios.

-Separar residuos en categorías como vidrio, plástico y cartones para depositarlos en los contenedores dispuestos para reciclaje.

-Limpiar los envases antes de depositarlos en el contenedor para evitar malos olores y contaminación.

–Volver a usar todos los objetos que pueden tener segunda vida, como envases de vidrio donde se pueden almacenar alimentos o el papel de regalo.

-Aprender sobre compostaje para aprovechar residuos orgánicos como abono para plantas, árboles y huertos que se pueden cultivar en jardines, patios o balcones.

-Conocer dónde es posible que arreglen objetos que han sufrido una falla antes de adquirir otro, como celulares.

-Comprar a granel y llevar propias bolsas o envases.

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