La UdeC lidera al centro de investigación de excelencia, cuyos investigadores Doris Soto y Jorge Dresdner trabajaron junto a científicos de distintos países en una publicación que destaca las contribuciones cada vez más relevantes de la actividad acuícola al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y patenta las brechas a acortar para avanzar en la contribución.
Dos científicos del Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (Incar), que lidera la Universidad de Concepción (UdeC), participaron en un estudio internacional con resultados de impacto que se publicaron recientemente en la prestigiosa Journal of the World Aquaculture Society JWAS (Revista de la Sociedad Mundial de Acuicultura).
Son la doctora Doris Soto del Programa Integrativo y el doctor Jorge Dresdner de la línea de Sustentabilidad Socioeconómica, quienes trabajaron en una revisión global junto a investigadores de instituciones de varios países y se consolidó en el paper “Perspectivas sobre la contribución de la acuicultura a los Objetivos de Desarrollo Sostenible para mejorar la salud humana y planetaria”.
Una publicación que destaca que la acuicultura, a través de la diversidad de especies que se cultivan junto con los sistemas y distribución geográfica de esta actividad, hace aportes que son cada vez más importantes para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y que, incluso, puede hacerlo mejor a futuro al superar ciertos retos identificados.
Lograr el desarrollo sostenible, por las graves crisis socioambientales que existen, se plantea como el mayor reto que afrontan las sociedades contemporáneas de cara al futuro de las nuevas generaciones.
Es así que la ONU definió los ODS, 17 objetivos interconectados, cada uno con metas específicas, que son parte de su Agenda 2030 y se deben alcanzar ese año para asegurar el progreso y prosperidad de la humanidad y el planeta. Los ODS incluyen temas como sustentabilidad, cuidar la biodiversidad, limitar el calentamiento global y cambio climático, o dar fin a la pobreza y hambre.
En ese contexto, la revisión releva la necesidad de una mejor integración de la acuicultura en los diálogos sobre el sistema alimentario mundial, considerando sus ventajas comparativas a nivel de sustentabilidad y sus posibilidades de mejorar.
Es que una brecha en que se detiene la publicación es que en la Agenda 21, (programa de la ONU en referencia al siglo XXI y que se acordó en 1992 para promover el desarrollo sostenible), en su declaración no dejó claramente visible el papel que la acuicultura puede cumplir para resguardar la seguridad alimentaria, la nutrición, los medios de subsistencia y las culturas.
Y los autores atribuyen que ello podría estar determinando que el desarrollo de las políticas en materia acuícola no esté tan avanzando como su contraparte terrestre, la agricultura. Fenómeno que también relacionaron con el hecho de que, históricamente, en pocas regiones y países clave se ha originado e implementado la actividad acuícola como sector relevante.
Por el escenario evaluado y el que debería construirse, los investigadores también resaltan en su trabajo aquellas brechas de conocimiento que existen en torno a la temática y también las vías de transformación que permitirán fortalecer todavía más el papel de la acuicultura para contribuir al logro los desafiantes y necesarios ODS.
En la revisión global, los científicos del Incar UdeC junto a sus pares de institucionales de distintos países, realizaron un análisis de la literatura para entender cómo la acuicultura se relaciona con indicadores específicos de los 17 ODS.
Además, se elaboró un marco conceptual para comunicar efectivamente la importancia de los contextos específicos en que se desarrolla el sector acuícola y la forma en que distintos tipos de acuicultura condiciona a avances o retrocesos en el logro de los diferentes ODS.
Los autores también presentan una selección de casos para ilustrar la diversidad del sector acuícola y el potencial que tiene esta diversidad para contribuir en los ODS, como también para ejemplificar metodologías que permitan identificar esta contribución de la actividad acuícola y los costos-beneficios de diferentes sistemas acuícolas en términos de la consecución de estos objetivos globales.
Un ejemplo incluye a Chile y el cultivo de salmones, una de las principales actividades acuícolas y el producto del que es segundo exportador mundial. En particular, se hizo un análisis comparativo de la salmonicultura chilena, el cultivo de algas en Tanzania e Indonesia, el cultivo de peces en estanques de tierra en Bangladesh y cultivo de ostras en Escandinavia y Estados Unidos. La comparación permite identificar ODS donde se ha avanzado más y aquellos que requieren mejorar.
El estudio está disponible online y en inglés desde este link.