Ciencia y Sociedad

Bajo conocimiento y alta desconexión: el vínculo de la comunidad con el Río Biobío y su cuenca hidrográfica

Un grupo de la Ucsc aplicó una encuesta a la ciudadanía durante 2022 para ahondar en el saber sobre nuestro principal cauce, de gran trascendencia natural, geográfica, socioeconómica e histórica y, sin embargo, se determinó que la desinformación sobre su papel y estado prevalece.

Por: Natalia Quiero 04 de Marzo 2023
Fotografía: Raphael Sierra

Con 380 kilómetros de longitud es el segundo río más largo de Chile y el más ancho. También es cauce de la tercera cuenca hidrográfica más importante del país. Recorre dos regiones y 15 comunas, drenando una superficie de más de 24 mil kilómetros cuadrados.

Es que no es casualidad que los mapuche llamaran “Butalebu” al Biobío, que en mapudungun significa “río grande”. Uno que por sus características naturales fue frontera entre españoles e indígenas en la conquista y antes fue barrera a las invasiones incaicas, según los registros históricos.

En su trayecto, que parte en la Cordillera de Los Andes en la Región de La Araucanía y desemboca en el Pacífico que baña al Golfo de Arauco en la Región del Biobío, recibe aportes de varios otros cursos de agua y tiene de afluentes a relevantes ríos de las regiones. Así, conforma una biodiversidad particular que tiene gran valor ecosistémico, cultural y económico.

De hecho, la zona es reconocida por su alta productividad de recursos pesqueros, mientras la red hídrica del Biobío es la principal fuente que suministra agua a la región.

Por lo expuesto, releva el científico Jorge León, es indudable que este cauce tiene tremenda importancia natural, geográfica, cultural, económica, social e histórica; también que su gran cuenca provee servicios ecosistémicos de los que todos los habitantes del territorio se benefician. No en vano la región honra su nombre, aunque el académico de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc) e investigador del Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (Incar) de la Universidad de Concepción (UdeC), lamenta que no parece tener un correlato en el nivel de conocimiento de la población sobre el vital Río Biobío.

Encuesta reveladora

No es una impresión personal de León, quien estudia temas como hidrología aplicada al rol de los ríos en sistemas costeros y lideró el proyecto Explora que permitió realizar el documental “RIO: Ríos Influenciando el Océano”, lanzado en 2020 y disponible online: lo reveló un trabajo desarrollado el segundo semestre de 2022 por un grupo de estudiantes que participaron de su curso Gestión Sostenible del Agua en la Ucsc.

En clases se plantearon interrogantes como cuánto se sabe del río o cómo es el vínculo con el cauce y su cuenca, y las reflexiones motivaron a indagar el nivel de conocimiento de la comunidad. Así, se diseñó una encuesta que se aplicó a cerca de 200 habitantes mayores de 15 años del Gran Concepción.

Y los resultados, recalcan el doctor León y los estudiantes en el informe, no son alentadores y revelan que la sociedad local ve pasar ese río que determina la región y sin conocerlo en aspectos básicos ni menos profundamente.

Entre las respuestas más preocupantes a varias preguntas que se incluyeron, destaca que 67% de declaró no saber que es una cuenca hidrográfica y 63% no supo en qué cuenca estaba.
Al preguntar sobre especies que habitan la cuenca, advierte que “en general se hizo alusión a especies introducidas (exóticas) y no hay un conocimiento de lo nativo”.

En cuanto a la calidad del agua o estado de salud del curso de agua, detalla que “50% consideró que es regular, 25% que es buena o muy buena y 25% mala o muy mala”.

Eso sí, aun con bajo nivel de saber y conexión, León resalta que la mayoría dijo disfrutar del Río Biobío y de su cuenca. Además, al consultar sobre factores que afectan al río “la gente anduvo muy bien en sus respuestas, porque considera que son las descargas de residuos industriales y domiciliarios, desecho de basura, actividad industrial y la alteración de cauces”, afirma.

Ante la deficiente percepción de la salud del río y correcta identificación de impactos se esperaría que las encuestas reflejaran cierto grado de información sobre los instrumentos que protegen al río, en particular la Norma Secundaria de Calidad Ambiental (NSCA). Pero, “70% de las personas reconoció no conocer la NSCA y 90% no sabe que el Río Biobío tiene una vigente”, lamenta. Y más al añadir que, entre quienes saben del instrumento no hay conocimiento sobre cuándo entró en vigor para el Biobío.

Además, la encuesta revela que 63% desconoce el nivel de cumplimiento de las NSCA del Biobío, 29% cree que los niveles de calidad del río están sobrepasados y sólo 8% intuye estándares normados en este.

Al preguntar la razón del alto nivel de desinformación, se identificó como principal a falencias en la difusión de la NSCA, rol que según los encuestados compete principalmente al Estado (51%) y municipios (31%).

 

José Leniz

Informar a la comunidad como motor de impulso a la acción para proteger al Río Biobío

Para el doctor Jorge León, como también para los futuros científicos que tuvieron el desafío de aplicar y analizar los datos obtenidos en las decenas de entrevistas, no pueden más que asumirse como preocupantes los resultados que denotan el alto nivel de desconexión y desinformación entorno al Río Biobío con su cuenca.

El contexto

Lo primero trascendental es que el Río Biobío está regulado bajo un importante instrumento y ese debería ser un potenciador de su cuidado, resalta el doctor León.

En particular, desde el 2 de marzo de 2015 este río y parte importante de sus principales tributarios están regulados por NSCA (ríos Laja, Queuco, Duqueco, Bureo, Malleco, Renaico y Vergara). Estas normas están diseñadas para conservar a los ecosistemas acuáticos y sus servicios ecosistémicos, mediante la mantención o mejoramiento de la calidad de las aguas de la cuenca.
Y, releva, que el Biobío tenga NSCA es un gran atributo y diferenciador a nivel nacional, porque en Chile existen muy pocos ríos cuentan con este tipo de normativas (se cuentan con menos de una mano).

Pero, el docente advierte que el contexto es que “desde el año 2017 hay 4 informes de la Superintendencia del Medio Ambiente y todos denotan que la NSCA del Río Biobío está incumplida”.
Específicamente, un número importante de los 19 parámetros de calidad muestreados en las 14 áreas de vigilancia de la cuenca del río incumplen o están muy cercanos a incumplir los niveles normativos dispuestos por el instrumento, en que se incluyen sustancias o contaminantes como coliformes fecales, aluminio, amonio o cloruro, entre varias otras.

¿Y las acciones?

El investigador aclara que según esta información y criterios de cumplimiento establecidos en el Decreto Oficial de este instrumento de gestión, el Ministerio del Medio Ambiente debería declarar a la cuenca del Río Biobío como zona saturada, que significa que está contaminada. Desde allí, entonces, se debe iniciar el diseño e implementación de un Plan de Descontaminación. Pero, las acciones no se han iniciado, que es el plan de descontaminación, y que el académico Jorge León atribuye a que “hay una ciudadanía que no exige y es porque mucha desconoce”.

No puede ser que no pase nada. Y no pasa nada porque tenemos una sociedad desinformada. Pero, no puede ser la desinformación de la ciudadanía respecto a la calidad de su río”, interpela el investigador sobre la realidad que ha desnudado esta encuesta universitaria, cuyos resultados deberían impulsar a seguir profundizando en la situación, pero sobre todo generar acción e impulsar cambios.

De hecho, es por eso que decidió a sacar a los resultados de este trabajo de las aulas donde hace clases, que es lo mismo que se debe hacer con el papel, importancia y estado del Río Biobío en cuanto a su salud y normas que le protegen, para que realmente se exija su cumplimiento que es el cuidado del cauce y su cuenca con sus vitales servicios ecosistémicos.

Una situación en que la acción básica, sostiene León, es informar a la población. Eso permite educar, como base para sustentar el activismo ambiental y fiscalización ciudadana, la valoración y cuidado de la naturaleza. “Lo mínimo que necesitamos es que la gente sepa que el río está protegido y que bajo esa protección actualmente se considera contaminado. Eso la gente no lo sabe, así que por eso nadie va a estar preocupado”, manifiesta el científico.

Aprovechar

Ante la consciencia sobre el nivel de desinformación que prevalece sobre la normativa vigente para el Río Biobío e importancia de informar, la encuesta también develó una inquietud social que debe considerarse y aprovecharse.

Porque elevado porcentaje de las personas que respondieron la encuesta, casi 81%, declaró tener alto interés y/o preocupación en el escenario de que las NSCA estén en incumplimiento. Es más, mientras sólo 8,5% no le interesa o no aportaría, la mayoría estaría dispuesta a colaborar a mejorar la calidad del Río Biobío, primordialmente informándose e informando, pero también con actividades voluntariado y hasta haciendo aportes económicos.

Con ello a la base, la realidad es que se necesita en plan de descontaminación del Biobío y la convicción es que habría valoración y preocupación de su implementación que busca cuidar y preservar al vital río con su cuenca.

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