Ciencia y Sociedad

Atención primaria de la salud auditiva como base y reto para el bienestar integral

Este 3 de marzo es el Día mundial de la Audición. Y es que el oído es esencial para el desarrollo de las personas en todo el ciclo vital, por lo que los problemas pueden afectar mucho la calidad de vida. Más del 60% podría detectarse en la APS y que haya cobertura suficiente es el llamado global hoy.

Por: Natalia Quiero 04 de Marzo 2023
Fotografía: Cedida por Sociedad Chilena de Otorrinolaringología

¡Cuidado del oído y la audición para todos! Hagámoslo realidad” es la consigna con que la Organización Mundial de la Salud (OMS) aborda el Día Mundial de la Audición 2023 este 3 de marzo. Una fecha para concientizar y promover la salud auditiva en la población global, dado su rol para el desarrollo integral de las personas a lo largo del ciclo vital, desde la cognición y aprendizajes hasta aspectos socioemocionales, y la creciente incidencia de las impactantes problemáticas.

Es que la OMS advierte que están entre las más comunes que afectan la salud de la población en el mundo y proyecta que 1 de 4 personas presentará problemas auditivos graves para 2050.

Una de las afecciones más prevalentes es la hipoacusia o pérdida de audición (discapacitante), que estima que afecta al 5% de los habitantes del mundo. Según datos del Ministerio de Salud y los que maneja la Sociedad Chilena de Otorrinolaringología (Sochiorl), en Chile hay 2,6 millones de personas adultas en situación de discapacidad y más de 31% declara enfermedades de oído. La hipoacusia afecta a más de la mitad de la población de mayores de 65 años en el país y entre 2 a 5 de mil bebés nacidos vivos presentan discapacidad auditiva.

Atender la salud auditiva

Con el lema 2023, la OMS releva “la importancia de integrar el cuidado del oído y la audición en la atención primaria, como un componente esencial de la cobertura universal de salud”.

La base es que la evidencia ha mostrado que sobre 60% de las afecciones al oído y audición pueden identificarse en la atención primaria de salud (APS), instancia en que se puede dar la “pesquisa de problemas auditivos, principalmente en el adulto mayor, para derivación, diagnóstico y posible tratamiento de alguna afección”, precisa el fonoaudiólogo Álvaro Belmar, docente del área de audición y equilibrio en el Departamento de Fonoaudiología de la Universidad de Concepción (UdeC).

Porque la APS es esencial para la salud pública, es el nivel básico o inicial de atención que reciben las personas y eso incluye la ejecución de una serie de chequeos preventivos o de detección precoz de afecciones como puede ser la hipoacusia, que conduzca a evaluación y abordaje especializado.

Desde allí, el avance en cobertura y atenciones de las enfermedades auditivas en Chile lo destaca la doctora Úrsula Zelada, otorrinolaringóloga y socia de Sochiorl, resaltando “el ingreso a las patologías GES el diagnóstico y tratamiento de la hipoacusia en prematuros y el tratamiento de la hipoacusia moderada a severa en menores de 4 años”. “En mayores de 65 años está cubierto el diagnóstico de la hipoacusia y la adaptación de audífonos. Además, a través de la Ley Ricarte Soto está cubierto el implante coclear unilateral en pacientes mayores de 4 años, con hipoacusia profunda bilateral post locutiva”.

Retos de la atención

Aunque en el abordaje adecuado y suficiente del cuidado del oído y audición existen retos, en la APS y la atención secundaria.

En Chile, lo clave está en el recurso humano y técnico. Primero, capacitar a los profesionales y contar con las capacidades en el nivel primario para realizar la pesquisa y derivación oportuna.

Pero, para Álvaro Belmar el mayor reto “es contar con más profesionales en los equipos de atención en salud en los servicios de otorrinolaringología para reducir los tiempos de las listas de espera para atención luego de la derivación”.

La realidad es que en el país se distribuyen de forma dispar los especialistas e infraestructura, por lo que en distintos centros de APS que cubren diversos territorios y poblaciones pueden variar las capacidades para atender y evaluar; lo mismo en la atención secundaria. Algo que se puede traducir en subdiagnóstico y en largas esperas para evaluación, diagnóstico y tratamiento. Y eso conlleva a que el problema progrese junto con sus efectos en el bienestar integral y calidad de vida en sus distintas dimensiones para las personas.

Estilo de vida: ¿prevención o riesgo para la salud del oído y la audición?

Genética, enfermedades, accidentes, traumas, envejecimiento, contaminación acústica e irresponsabilidad están en el variopinto de factores que pueden provocar problemas al oído y audición.

Porque algunos son congénitos, otros adquiridos y el riesgo aumenta con la edad por el natural deterioro orgánico, en particular el envejecimiento del oído y sus estructuras gatillan una disminución progresiva de la audición que se conoce como presbiacusia, explica el fonoaudiólogo UdeC Álvaro Belmar.

Así, en dicha población es esa razón y condición la más prevalente e incidente, ya que el panorama difiere en distintos rangos etarios.

Sobre ello, cuenta que “niños y niñas suelen presentar otitis medias, que son procesos inflamatorios del oído medio, generalmente asociados a obstrucción de vía aérea superior (por rinitis alérgica, infecciones virales, resfríos o alguna alteración anatómica funcional en nariz o garganta)”. Dolor de oídos o sensación de tenerlos tapados y diminución de audición son los síntomas más frecuentes.

Además, advierte que en adolescentes y adultos suelen producirse traumas acústicos, generalmente irreversibles, por exposición a ruido que puede ser intencional o no, por el estilo de vida urbano, trabajo o recreación.

Exposición actual

Es que cada vez más las personas están expuestas a sonidos nocivos, sobre todo en las urbes con el constante ruido de construcciones o del tráfico vehicular. Y está el alto volumen que emiten parlantes en bares, discotecas y conciertos. No se puede obviar el tan popular como nocivo uso de aparatos de audio o auriculares, especialmente los “intra-aurales” (se insertan en el canal auditivo).

De hecho, la OMS ha definido dichos fenómenos como las mayores amenazas a la salud auditiva en las nuevas generaciones, que aumentan el riesgo y problemas que podrían prevenirse o retrasarse y aparecen a edades cada vez más tempranas, relacionándolo con un exponencial aumento de los diagnósticos en las próximas décadas.

El propio cuidado

Por ello no se puede pasar por alto que, con retos por superar en la atención sanitaria, la primera responsabilidad en el cuidado de la salud auditiva recae en cada persona, que debe tomar las precauciones necesarias para no dañar sus oídos y audición durante su vida.

Un cuidado clave que menciona Álvaro Belmar es “reducir la cantidad y tiempo de exposición a ruido para disminuir las consecuencias de la pérdida auditiva”. En esta línea aconseja, sobre todo a adolescentes y adultos, utilizar protección auditiva como tapones de oído (sobre todo al saber que se expondrá a ruidos) o cancelador de ruido supra-aural, evitando el uso de audífonos intra-aurales y el superar el 60% del volumen del dispositivo.

Además, afirma que siempre es imperante consultar ante cualquier síntoma que afecte al oído y audición como molestia, dolor, picazón o reducción del sentido auditivo. Lo mismo si se sufre algún accidente o traumatismo. Médico otorrinolaringólogo, fonoaudiólogo o tecnólogo médico con mención en otorrinolaringología son profesionales idóneos para atender y evaluar.

Otra recomendación esencial que da es “no usar cotonitos ni introducir ningún objeto al oído: esta práctica genera que el objeto empuje el cerumen hacia el fondo del canal auditivo, se acumule, se seque y genere un tapón de cerumen. Además podría lesionar la piel del canal auditivo o perforar el tímpano”.

Desde allí, el académico pone el acento en acudir a chequeos auditivos periódicos, especialmente en personas que integran las poblaciones de riesgo como son quienes están expuestos a ruidos sin importar su edad y desde los 60-65 años, sobre todo cuando se están haciendo evidente los síntomas auditivos y señales de alerta.

Señales de alerta

Cuando el daño o merma a la audición es constante, la pérdida suele darse de manera gradual, aunque irreversible. El progreso puede avanzar de manera imperceptible para las personas, porque se dan conductas compensatorias como aumentar el volumen de la televisión, radio o dispositivo que enmascara la dificultad para oír.

La dificultad para entender conversaciones también es indicador de pérdida auditiva. Un fenómeno que puede afectar el desempeño comunicativo y para Belmar es particularmente preocupante si se trata de personas mayores, en que la dificultad para entender conversaciones interfiere con su actividad social. “Esto puede conducir a aislamiento y disminución del autoestima, entre otros”, resalta.

Esas son también señales a las que, sobre todo las familias, deben estar alerta para consultar a tiempo y son consecuencias que alertan la necesidad e importancia de que en la atención primaria se pueda brindar un cuidado del oído y audición adecuado y suficiente.

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