Ciencia y Sociedad

UdeC y LCT: cada vez más cerca de iniciar el control del primer telescopio operado por una universidad chilena

A fines de julio culminó la fase de desconexión del radiotelescopio instalado en Hawai, clave en para concretar su traslado hacia Chile y así un hito para las ciencias astronómicas regionales y nacionales. El académico de Astronomía y director del CePIA, Rodrigo Reeves, estuvo a cargo del equipo que viajó y realizó los trabajos, al alero de un proyecto internacional de alto impacto.

Por: Raphael Sierra - Natalia Quiero 11 de Agosto 2022
Fotografía: Radiotelescopio estaba instalado en Hawai, hasta donde viajó el equipo (Departamento de Astromomía UdeC)

Cada vez está más cerca el lugar y momento en que comience la operación del primer telescopio controlado por una universidad chilena y de que la Universidad de Concepción (UdeC) materialice el hito de ser la primera institución académica nacional que operará un telescopio. Es que con éxito finalizó el proceso de desconexión del instrumento de observación astronómica del Leighton Chajnantor Telescope (LCT), que a fines de este 2022 tiene proyectado iniciar un largo viaje por el Pacífico desde Hawai en Estados Unidos para arribar a la capital mundial de la astronomía, Chile con su inigualable norte.

El LCT es un proyecto de alto impacto que desarrollan en conjunto la UdeC, el Instituto de Tecnología de California (Caltech) y la Universidad Normalista de Shanghái en China (ShNU), con una gestión que comenzó a través del Departamento de Astronomía de la casa de estudios penquista, representado por su académico Rodrigo Reeves, director del Centro para la Instrumentación Astronómica CePIA, que también es parte del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA).

Según informa el CePIA, el propósito de esta iniciativa de gran envergadura ha sido refaccionar y trasladar hasta territorio chileno un radiotelescopio de 10,5 metros de diámetro que hoy está instalado en Hawai. Lo que se propone y pretende es instalar al instrumento en el Llano de Chajnantor, zona en pleno altiplano chileno en la Región de Antofagasta, a miles de metros sobre el nivel del mar, donde opera un conjunto de observatorios internacionales por ser considerado uno de los mejores sitios de observación astronómica del mundo. Con la correcta instalación y funcionamiento del magno equipo, se espera realizar mapeos profundos del cielo en un rango submilimétrico, observaciones todavía escasas. También se buscará caracterizar un tiempo de vida temprana en el Universo que se conoce como “época de reionización”, a la que se ha tenido un escaso acceso con la instrumentación existente.

La desconexión

La UdeC, Caltech y ShNU firmaron un memorándum de entendimiento para el traslado, instalación y mantención del radiotelescopio que, una vez esté operativo, será controlado desde el Departamento de Astronomía de la UdeC de manera remota.

Y el doctor Reeves estuvo a cargo del equipo de profesionales que viajó hasta el territorio oceánico estadounidense para desarrollar los trabajos de desconexión del telescopio, como una fase crucial para poder traerle, efectivamente, a Chile.

Fueron varias e intensas semanas de labor que culminaron hace poco, a fines de julio, en un proceso que intervino un primer grupo de especialistas conformados por David Arroyo, ingeniero electrónico; Nicolás Lastra, ingeniero civil mecánico; y Brian Andler, ingeniero electrónico que trabajó en el desacoplamiento de los sistemas de control.

“En esta etapa ellos estuvieron varias semanas. Primero, haciendo un análisis de movimiento previo a que se inicie el desarme de la instrumentalización que tiene el telescopio, para poder caracterizar el sistema antes de desarmarlo. Luego, llevaron a cabo un procedimiento de pruebas y luego comenzaron a desarmar la electrónica que colgaba del telescopio identificando el cableado, revisando desde qué punto a qué punto iba cada cable, haciendo anotaciones y marcando los cables para que después se pueda cablear el telescopio de manera apropiada y correcta. Ese trabajo duró un mes”, contó Rodrigo Reeves, quien junto a su par de la Facultad de Ingeniería, doctor Cristian Canales, apoyaron la última etapa de este proceso.

Un complejo proceso en el que, además, participaron profesionales de Estados Unidos, China y también el mismo experto que apoyó a los ingenieros que habilitaron el Telescopio Alma.

 

Equipo viajó a Hawai para desconectar el telescopio (Departamento de Astronomía UdeC)

El complejo proceso que espera al radiotelescopio antes de viajar a Chile

De regreso a Chile con el proceso de desconexión cerrado con éxito, el doctor Rodrigo Reeves rememoró la experiencia de una fase crucial para lograr lo que es todo un hito para la UdeC, pero sobre todo para las ciencias astronómicas regionales y nacionales.

Realizar una etapa de desarme que fuese minuciosa permite después, cuando tienes que montar otra vez el telescopio, ser eficiente. Esta era una etapa crucial que, además, requería de mucho personal técnico de ingeniería y de otras personas para poder hacer el trabajo de empaquetamiento y dejar las cosas listas para luego cargarlas dentro de un container y traerlas a Chile”, sostuvo.

Al respecto, contó que en el sitio donde estaba el telescopio se encontró con instrumentos en buen estado, pero también con una gran labor que realizar, sobre todo por la cantidad de elementos conectados, lo que requirió de alta precisión, dedicación y registro para luego volver a montar todo en Chile. Añadió que “dado que el telescopio tiene alrededor de 25 años en operaciones, había una gran cantidad de instrumentación y cableado que no estaba en uso, por lo que costó hacer el seguimiento. Por esto mismo, la tarea de seguimiento y anotación de los cables útiles fue más complicada de lo esperado, porque además de eso, había que hacer descarte, lo que hizo que la tarea fuera más compleja”.

Equipo especial

Desconectar el telescopio era un primer desafío y ahora que está desconectado viene el de construir los elementos que permitirán el transporte del reflector primario, que que da el tamaño al instrumento (más de 10 metros) y que es imposible de desarmar. Por esto, para bajar la estructura desde donde está instalado en Hawai hasta el puerto, deberá ser montado en una estructura pivotal que le permita movimiento en el eje vertical y horizontal, de tal manera de adaptarse a las necesidades del trayecto. Dicha estructura viajó desde China el pasado 2 de agosto, por lo que se espera que en, al menos 35 días más, luego de su viaje por mar, llegue a suelo hawaiano.

“La línea de tiempo de lo que viene es bien intensa, porque comprende una gran variedad de tareas. En este momento el telescopio, en la práctica, espera a que lleguen las grúas que van a separar el reflector primario del pedestal del telescopio; luego, esas grúas también van a sacar las cabinas que están adosadas al pedestal, que es donde se montaban los receptores anteriormente”, manifestó el director del CePIA.

Una vez finalizado el descenso, el reflector esperará a 30 kilómetros del puerto para ser guardado en una caja especial construida con varios containers, lo que le permitirá estar a salvo de salpicaduras de agua salada, evitando la corrosión y el deterioro de la parte principal del telescopio.

El reflector tiene 10,5 metros de diámetro y para poder armar una caja de containers que pueda recibirlo en su interior tienen que desarmarse y juntarse 5 containers de 40 pies cada uno, que son los más grandes. A esto también se les agrega un suplemento para poder cerrar esta ‘caja’ y que el container pueda viajar a Chile por barco”, precisó Reeves.
De acuerdo con las estimaciones del académico, ello debería concretarse a más tardar noviembre de este año. Luego de eso, el reflector y todas las otras partes que componen el telescopio deberían llegar al Puerto Angamos, en la Región de Antofagasta, entre febrero y marzo del 2023.

Tras la llegada del equipo tecnológico de observación astronómica a nuestro país, se debe volver a montar en la estructura pivotante para viajar hasta San Pedro de Atacama y luego hasta su lugar definitivo, en el mismo plano del Observatorio Alma. Una vez que se culmine el armado, la refacción y el comisionado (o periodo de pruebas) del telescopio, se espera que esté operativo a mediados de 2024.

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