Ciencia y Sociedad

“Sendero del Queule” y un recorrido que pone en valor al emblemático árbol

En el límite de Tomé y Penco está “San José”, predio en el que trabaja iniciativa para conservar este representante único del bosque nativo, declarado monumento natural y en peligro de extinción, desde el ecoturismo.

Por: Natalia Quiero 11 de Diciembre 2021
Fotografía: Cedida

Una ruta de 2,5 kilómetros en medio de un invaluable reservorio de bosque nativo dentro de la provincia de Concepción es la que ofrece el “Sendero del Queule”, laboratorio natural inserto en el predio “San José”, ubicado en el límite comunal entre Penco y Tomé, propiedad de la familia Escalona Inzunza y que recientemente recibió su primera visita con fines ecoturísticos.

La actividad, que espera ser el puntapié inicial para muchas más, fue organizada entre la Municipalidad de Tomé junto a la Iniciativa Conservación de Especies Amenazadas que es ejecutada en Chile por el Ministerio del Medio Ambiente (MMA), implementada por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y financiada por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por su sigla en inglés), que lleva varios años trabajando en este recinto para acompañar a la familia en la tarea de preservar a la emblemática especie nativa.

Importante reservorio

El queule (Gomortega keule) es un árbol milenario, único representante de su género, declarado monumento natural en 1995 y en peligro de extinción. Mario Delannays, seremi de MMA del Biobío, destaca que el queule está presente en áreas muy discontinuas de la Cordillera de la Costa, entre el sur del Río Maule y el sur de la Cordillera de Nahuelbuta, habiendo cerca de 22 poblaciones conocidas de la especie y que corresponden a pequeños bosquetes nativos rodeados de plantaciones forestales. “Y la familia Escalona Inzunza tiene uno de los reservorios más importante de este árbol emblemático en el límite de Penco y Tomé”, resalta Fabiola Lara, coordinadora regional para la Zona Macrosur de la Iniciativa MMA/FAO/GEF, que abarca desde la Región del Maule a la Araucanía.

Algo que sus dueños supieron desde que adquirieron el predio hace cerca de 15 años, que son cerca de 18 hectáreas en total y más de 5 hectáreas las que abarca la zona con bosque nativo que se está preservando. “Siempre supimos que había bosque nativo con queule y teníamos información sobre el árbol. Con mi esposo somos del sector y me crié viendo queules”, cuenta Victoria Inzunza, dueña del predio en el que también destaca que “hay otras especies nativas como pitao, avellano y hierbas medicinales”. Y, reconociendo el valor de la biodiversidad nativa, desde siempre se empoderaron en cuidar la flora que albergan, con labores como extraer especies exóticas invasoras presentes como pino y aromo, y no hubo dudas de iniciar el trabajo para fortalecer lo hecho desde la motivación personal e impactar a la sociedad cuando el equipo de la Iniciativa de Conservación de Especies Amenazadas se puso en contacto tras conocer su existencia.

El objetivo ha sido implementar buenas prácticas con fines turísticos en favor de la conservación del queule en el predio, en un apoyo que incluyó capacitación, diseño y construcción del sendero, posible con recursos de la iniciativa MMA/FAO/GEF, un Fondo de Protección Ambiental del MMA y aportes del Instituto de Desarrollo Agropecuario. “Como familia hemos decidido conservar esto para futuras generaciones y cada día trabajamos por mejorar el sendero y recibir a quienes nos quieran visitar”, afirma Victoria Inzunza. Justamente, la ruta se abre para que toda la comunidad pueda recorrerla, maravillarse con el bosque nativo y aprender sobre la importancia del queule y su problemática, reconociendo su valor y la trascendencia de la conservación. Pablo Azúa, extensionista de la Iniciativa Conservación de Especies Amenazadas MMA/FAO/GEF que trabaja con la familia Escalona Inzunza, cuenta que las visitas se coordinan a través de la Municipalidad de Tomé y pronto estarán en la plataforma de la Fundación Sendero de Chile como parte del calendario de rutas que la comunidad puede realizar de la mano de un aporte voluntario en favor de acciones para la conservación.

El queule

Antaño el queule pobló densamente la Cordillera de la Costa y su fruto era parte de lo que el bosque nativo ofrecía como alimento, formando parte del patrimonio natural, alimentario y cultural de las comunidades. “Por distintas razones y amenazas, como fragmentación del bosque e incendios forestales, las poblaciones de queule fueron disminuyendo”, lamenta Fabiola Lara. Es sólo uno de los factores que ha mermado su presencia al punto de llevarle al peligro de extinción, ya que advierte que tiene escasa viverización natural, lo que complejiza su recuperación y capacidad de repoblar naturalmente con árboles territorios aptos.

Por eso la Iniciativa MMA/FAO/GEF escogió este árbol como una de las cuatro especies amenazadas a cuya conservación busca contribuir en Chile, donde el trabajo en predios piloto donde hay bosque como el “San José”, uno de los pocos donde se hallan queules con frutos, es crucial para fomentar la conservación a través de la educación que se transforme en herramientas para las actividades que se desarrollen. Lara detalla que en las cuatro regiones se trabaja con predios privados piloto, tanto para fomentar buenas prácticas turísticas como de producción agrícola, ganadera o avícola y que para el primer trimestre de 2022 se planifica abrirlos para que los trabajos puedan ser conocidos por la comunidad y las acciones sirvan de ejemplo e impulso de conservación.

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