Es el Día Mundial del segundo cáncer más común y mortal en hombres. Su mortalidad se asocia a detección tardía, pero los chequeos periódicos permiten llegar temprano, curar y salvar vidas.
El autocuidado se ha llevado a las acciones cotidianas como herramienta vital para prevenir la Covid-19, durante estos más de 15 meses de pandemia, pero no es un impacto positivo exclusivo a esta enfermedad. Y hoy en el Día Mundial del Cáncer de Próstata, que se conmemora cada 11 de junio, el llamado a los hombres es a aplicarlo asistiendo a sus necesarios controles urológicos para diagnosticar temprano y resguardar su vida.
Según el Ministerio de Salud este cáncer que afecta a la glándula prostática es el segundo más frecuente y mortal en los hombres, falleciendo más de 2 mil cada año. “Su prevalencia es de 1 cada 6 hombres y la mortalidad es el 2% de los diagnosticados”, precisa el doctor Erico Delgado, médico urólogo de la Clínica Biobío y del Hospital Las Higueras de Talcahuano. Y esos lamentables desenlaces fatales tienen en común que “generalmente son pacientes que consultan de forma tardía”, afirma. En cambio, “el cáncer de próstata tiene un tratamiento que puede ser curativo si se detecta a tiempo”, asegura. Y la única forma de hacerlo es ser responsables con la propia salud.
Los principales factores de riesgo son características imposibles de cambiar en los pacientes.
Uno es la edad. “A mayor edad mayor probabilidad”, afirma el urólogo. “En general con el aumento de la edad hay cambios hormonales, sobre todo a nivel de la testosterona, que cambia a dihidrotestosterona, y esta tiene una influencia sobre el mayor crecimiento de la próstata y este podría influir en el cáncer”, explica, si bien reconoce que el mecanismo exacto por el que se produce la enfermedad sigue siendo una incógnita. Los datos disponibles revelan que la edad media del diagnóstico son los 70 años y que 70% de hombres de 80 años o más padecen esta patología. El envejecimiento poblacional es un motivo que relaciona al incremento en la incidencia de este cáncer infrecuente antes de los 50 años.
Excepto si hay antecedentes familiares del cáncer en hombres, es decir, parientes de primer grado, como papá, hermanos o tíos, lo que “va a aumentar de 2 y hasta 6 veces el riesgo de padecerlo”, advierte. En pacientes con este factor se ve el cáncer en edades más tempranas, generalmente más agresivos y con mayor frecuencia de mortalidad versus la población general.
También es más frecuente en hombres con ascendencia afroamericana.
Agrega que estudios sugieren cierta influencia de los estilos de vida y condiciones como obesidad, tabaquismo o consumo de alcohol en el mayor riesgo, aunque la evidencia generada en distintos países no es concordante ni concluyente sobre ello.
Erico Delgado dice que antes que se experimente cualquier tipo de dolencia que sea síntoma, pues en sus primeras etapas es asintomático y cualquier molestia, como al orinar, aparecen en fases tardías.
Y cuenta que los problemas durante la micción son uno de los signos conocidos de problemas a la próstata y la causa más frecuente de consultas urológicas de hombres en edad media. Pero, aclara que “es un síntoma del crecimiento de la próstata y es un proceso fisiológico normal del envejecimiento”. No obstante, si es una manifestación vinculada al cáncer prostático implica estar en fases avanzadas, llegar tarde. “El cáncer de próstata, en general, se desarrolla muy lento y si alguien consulta por síntomas es porque por mucho tiempo padeció la enfermedad sin consultar”, advierte. La evidencia indica que entre el inicio del cáncer y la muerte puede pasar una década de avance que por años será silencioso.
Para no llegar tarde, la única manera es acudir a controles urológicos periódicos que afirma que son una vez al año. En pacientes con antecedentes familiares deben iniciarse desde los 45 años y en los sin factores de riesgo se recomiendan los 50 años como edad límite.
El doctor Erico Delgado y otros especialistas como él han visto un cambio sociocultural y un aumento del chequeo preventivo, que también atribuye al incremento de casos de este cáncer en las últimas décadas, versus épocas previas donde la regla era la consulta sólo al tener molestias y se percibía un extendido rechazo o temor de asistir. Pero, la realidad es que en muchos perdura la reticencia y particularmente por el examen de tacto rectal.
Si bien la pesquisa considera la detección del antígeno prostático específico mediante el análisis de sangre, “no hay ningún examen que pueda reemplazar al que haga el médico”, asegura. El llamado es a perder al miedo al urólogo y al procedimiento que no tiene ningún riesgo asociado, y temer no acceder a este: es clave para detectar a tiempo y salvar vidas.