Ciencia y Sociedad

Vida activa: el mejor escudo de resguardo al bienestar integral

La mayor parte de la población de Chile y el mundo no realiza la actividad física necesaria y, sin embargo, moverse es una necesidad propia de la naturaleza del cuerpo humano que influye en la salud física y mental, regulando funciones y hasta previniendo enfermedades.

Por: Natalia Quiero 11 de Abril 2021
Fotografía: Isidoro Valenzuela

Cada 6 de abril se celebra el “Día Mundial de la Actividad Física” para relevar sus múltiples beneficios e incentivar su realización habitual. Un reto permanente, porque su importancia vital no se restringe a una fecha y no existe un día en que el cuerpo no necesite moverse ni excusa del lado de la inactividad.

“La actividad física es una necesidad del ser humano, tanto desde el punto de vista físico y mental como también social”, asevera el doctor Carlos Clares, traumatólogo y coordinador de la Unidad de Rehabilitación y Medicina del Deporte de la Clínica Biobío de Concepción. “El cuerpo, debido a su aparato locomotor, está diseñado para el movimiento, por lo que mantenerse activo va en consonancia con la naturaleza del ser humano”, explica el profesor en Educación Física Alex Garrido, doctor en Actividad física, Educación Física y Deporte, y jefe de Carrera de Pedagogía en Educación Física de la Facultad de Educación de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc).

Ambos especialistas recalcan que por ser una necesidad natural, la actividad física contribuye a la regulación y mejoramiento de diversas funciones, tanto fisiológicas como psicológicas, manteniendo en óptimas condiciones al organismo, lo que repercute en beneficios para la salud en corto, mediano y largo plazo. Aspectos como una mejor calidad de la composición corporal, peso en rangos saludables o fortalecer los sistemas inmune, músculo-esquelético, cardiorrespiratorio y metabólico son parte de los positivos efectos que destaca Álvaro Alvial, kinesiólogo del Centro de Docencia Clínica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción (UdeC) y de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional. Así, la actividad física también contribuye a prevenir una amplia gama de patologías no transmisibles. Entre ellas, las de tipo metabólicas como dislipidemias y diabetes, obesidad, cardiovasculares, óseas, distintos tipos de cáncer, y estrés o depresión.

Una epidemia

Sobran las razones a favor de la actividad física, por eso es base de la vida saludable y del autocuidado, y eje en tratamiento de muchas afecciones. Sin embargo, los expertos lamentan que el sedentarismo gane a costa del bienestar integral y la vida, por lo que no puede sino definirse como una letal pandemia antes de la Covid-19 y dramáticamente empeorada a causa del confinamiento.

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) el sedentarismo o inactividad física es un grave problema de salud pública global y cifra que 60% de los habitantes del mundo no realiza la cantidad de actividad física necesaria para obtener beneficios para la salud, por motivos como “actividades” laborales o domésticas muy sedentarias, gran uso de vehículos motorizados para desplazarse y poca inclusión de la actividad física en tiempos de ocio. Y afirma que hasta 5 millones de muertes podrían evitarse cada año si la población fuera más activa. Esas enfermedades que contribuye a prevenir tienen al sedentarismo como factor de riesgo.

En Chile, según la última Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2016-2017, 86,7% de las personas mayores de 15 años es sedentaria, incidencia de 90% en las mujeres y 83% en los hombres. Así, no extraña que el mismo informe revelara que más de 74% de la población tenga exceso de peso, con 34% de incidencia de obesidad u obesidad mórbida. En diabetes la prevalencia es 12%, dislipidemia 46% e hipertensión 27,6%. Todas estas afecciones son factores de riesgo cardiovascular y las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en Chile y el mundo. Al menos hasta antes de la Covid-19, patología que acecha la salud de todos hoy y donde el sedentarismo y todo lo descrito están jugando un poco amigable rol, porque obesos, diabéticos e hipertensos son población de riesgo de la enfermedad causada por el Sars-CoV-2. “Personas con comorbilidades tienen muchas más posibilidades de desarrollar cuadros severos y requerir asistencia ventilatoria que quienes han sido activas y sanas”, resalta Álvaro Alvial como otra contingente vital razón a favor de la actividad física regular y contra el prevalente sedentarismo.

 

Nunca es tarde para empezar a disfrutar de los beneficios de la actividad física

La realidad del sedentarismo es una que urge cambiar para que más personas se vean favorecidas por la práctica regular de actividad física y se salven millones de vida. Por ello, la OMS impulsó el Plan de acción mundial sobre actividad física 2018-2030 para reducir la inactividad en 15% para 2030. Una tarea que Chile ha asumido a través de diversas iniciativas y muchas desde tiempo antes como Elige Vivir Sano, fundada en 2011 para promover estilos de vida saludable y bajo su paragua ante la contingencia sanitaria se ha establecido una franja horaria en las mañanas para que las personas puedan realizar algún tipo de actividad física al aire libre sin restricciones, pese a las medidas como cuarentenas, y obtengan sus múltiples beneficios para la salud, combatiendo al sedentarismo que el confinamiento ha estado obligado.

Y favorablemente miles la aprovechan, tanto porque estaban habituados a ejercitarse como porque se han empoderado con su autocuidado para mitigar los impactos de la crisis. También es un grupo importante el que lo hace en su propio hogar, ya sea continuando algo habitual o incorporándolo ahora. Y probablemente, este periodo, sus efectos, cimente el hábito en todas esas personas. Una buena noticia que evidencia más de las múltiples razones para tratarse con la que el académico Ucsc Alex Garrido define como “una poli píldora que previene y atenúa los efectos perjudiciales de muchas enfermedades”, pues se puede consumir a diario, a toda edad y ante cualquier estado de salud; un tratamiento que nunca es tarde para iniciar, un fármaco cuyo principio activo viene en múltiples formatos para elegir el que más se acomode a las propias condiciones y gustos.

Tipos y tiempo

Practicar un deporte en grupo, entrenar con rutinas planificadas de ejercicios físicos con o sin implementos, andar en bicicleta, trotar, caminar, bailar, subir escaleras son formas de mantener el cuerpo activo, es hacer actividad física. Es que en esta Garrido explica que “se considera a los movimientos voluntarios del aparato locomotor, que tienen como resultado un gasto energético superior al basal”. Por ello son la base del ejercicio físico y del deporte que de diferencian por tener definidas sus estructuras, metodologías y objetivos particulares en su ejecución.

En efecto, en su opinión, una de las claves de un cuerpo activo es tener una mente activa, que busque distintas alternativas para incorporar la actividad física y aproveche todas las oportunidades cotidianas para realizarla. Al respecto, la OMS asevera que todo movimiento que se haga en el día es un aporte y que moverse poco es mejor que nada, pero el kinesiólogo de la UdeC Álvaro Alvial hace énfasis en que la actividad debe cumplir ciertas características para que realmente reporte todos los beneficios a la salud.

La primera básica que menciona es que “los niños deben tener 60 minutos de actividad física de moderada a alta intensidad al día y en los adultos lo ideal son 150 minutos a la semana si es vigorosa”. Y pueden llegar a ser 300 minutos si es más moderada. Esos tiempos recomienda la OMS y releva que deben ser dedicados a la actividad física y no una suma de acciones propias de la jornada.

Además, para deben combinarse tipos distintos de actividad física, lo que implica incorporar trabajos aeróbicos y que mejoran la función cardiorrespiratoria, como andar en bicicleta o correr y bailar, y de fuerza o resistencia muscular, ya que Alvial sostiene que “es muy relevante el nivel de masa muscular como factor de riesgo o protector de salud: se está viendo que quien tiene más masa muscular o haya entrenado más fuerza durante su vida tiene menos probabilidades de morir o desarrollar patologías como el cáncer”.

Evaluación y planes

Por la diversidad de beneficios y formas de hacer actividad física, desde su efecto positivo en el bienestar integral se desprenden otros particulares al tipo de actividad e intenciones de realizarlas, como reducir de peso o tonificar el cuerpo.

Por ello, el traumatólogo Carlos Clares se detiene en que, si bien jamás será tarde para cimentar la actividad física como hábito, es fundamental que quien no esté habituado a esta y quiere incorporarla sea evaluado previamente por un médico para saber su estado general de salud y detectar alguna condición patológica o controlar si hay una diagnosticada para generar una consejería que oriente un plan acorde a características individuales, intereses y objetivos.

“Podría haber patologías o cuadros que pudieran interferir o complejizarse cuando de lleno se pasa de una actividad sedentaria o con poca actividad física a una muy intensa”, advierte, como alguna cardiaca, respiratoria u ósea. Además, “la actividad física siempre debe ser progresiva, partiendo con una de menor intensidad a una mayor”, precisa. En esta progresión ese cuerpo más inactivo se va adaptando a la actividad física, aumentando su capacidad, evidenciando sus beneficios, disfrutándola y necesitándola, volviéndola un hábito para la vida.

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